Se oponen a la guerra círculos castrenses y 42 concilios municipales estadunidenses
Crece dentro y fuera de EU el rechazo a una ofensiva militar contra Irak
Bush autoriza una Oficina de Comunicación Global para su campaña de convencimiento
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 21 de enero. El gobierno de George W. Bush lanzó hoy una nueva campaña para responder a la oposición internacional y a una creciente resistencia interna -que incluye uno de cada tres oficiales militares estadunidenses- a su deseada guerra para derrocar a Saddam Hussein, y la Casa Blanca subrayó que determinará el curso de este conflicto con o sin el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas.
El problema político para Bush ahora es que sus llamados a la unidad contra Saddam Hussein -a quien califica de la más apremiante amenaza en la llamada "guerra contra el terrorismo"- no están funcionando, y el famoso "están con nosotros o en nuestra contra" a la comunidad internacional y la ola de patriotismo para conformar la unidad interna detrás de los objetivos marcados por la Casa Blanca, ya no están dando los resultados deseados.
El gobierno de Bush manifestó hoy su frustración, pero enfrenta un obstáculo mayor: necesita a la ONU tanto para efectos internacionales de alta diplomacia como para lograr el apoyo doméstico. Las encuestas de opinión durante el mes pasado consistentemente registran que la mayoría de los estadunidenses sólo apoya la acción militar contra Irak si ésta goza de la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU.
Hasta la fecha, los gobiernos municipales de 42 ciudades estadunidenses, entre ellas Chicago, Detroit, Baltimore, Filadelfia y Seattle, han aprobado resoluciones expresando su oposición a una invasión unilateral de Irak, y hasta el New York Times argumentó, en su opinión editorial, en favor de dar más tiempo a la ONU para buscar una solución pacífica en Irak.
"... en el momento equivocado"
Estas opiniones disidentes llegaron al grado de que hoy por primera vez una figura prominente de la política nacional, el senador Edward Kennedy, quien en el Congreso votó en favor de permitir el uso de la fuerza a Bush, expresó su oposición a la acción militar contra Irak en esta coyuntura.
"Esta es una guerra equivocada en un momento equivocado", sostuvo Kennedy, señalando que la amenaza representada por Irak "no es inminente", y distrae de otros peligros del terrorismo internacional. Cabe señalar que no es el primer legislador en cuestionar esta política, pero sí el de mayor perfil entre la cúpula política del país.
Para enfrentar todo esto, la Casa Blanca intensificó su campaña para convencer al pueblo estadunidense de que una guerra contra Irak sin el apoyo de la ONU podría ser necesaria. Bush autorizó hoy una nueva Oficina de Comunicación Global, entidad de propaganda internacional, la cual difundió el informe de 32 páginas Aparato de Mentiras, donde detalla las maniobras de engaño del régimen de Hussein, las violaciones de las resoluciones de la ONU y el desarrollo iraquí de armas de destrucción masiva, mientras que altos funcionarios, entre ellos el propio presidente, hicieron declaraciones para insistir en estos puntos.
"Cuánto tiempo más necesitamos para ver claramente que Hussein no se está desarmando", declaró Bush al responder a la declaración de los gobiernos de Francia y Alemania, entre otros, de que no apoyarían una acción bélica. "Seguramente nuestros amigos han aprendido lecciones del pasado", agregó. "El tiempo se está acabando", dijo, y advirtió que si la ONU se niega a actuar contra Irak, "Estados Unidos, en nombre de la paz, insistirá en que se desarme". Su gobierno, añadió, realizaría esto con "una coalición de países".
Por su parte, el secretario de Estado, Colin Powell, reiteró que "de una manera u otra Hussein será desarmado". El subsecretario Richard Armitage agregó en otro momento que "si Irak no se está desarmando, entonces debemos tener el coraje para llegar a esa conclusión". A su vez, el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, dijo que aun si el Consejo de Seguridad no respalda la acción militar, Estados Unidos no tendrá que "hacerlo por sí solo". Washington, señaló, ya ha recibido mensajes de otros países para apoyar la acción militar, pero rehusó nombrarlos en público.
Este argumento de que Estados Unidos podría encabezar una coalición internacional para derrocar a Hussein al margen de la ONU, se vuelve cada día más importante en este país. La Casa Blanca tiene prisa precisamente porque ha indicado que utilizará el 27 de enero, fecha en que los inspectores de armas rendirán un informe preliminar al Consejo de Seguridad sobre los resultados de sus tareas en Irak, para marcar la fase final del proceso de desarme voluntario de ese país, y marcar así el inicio de una acción bélica.
Pero esta "recta final" está minada por indicios de una creciente insistencia en Estados Unidos en favor de brindar más oportunidades al proceso de negociación del conflicto por medio de la ONU, incluso en las propias filas castrenses. La revista Time reportó esta semana que uno de cada tres oficiales militares estadunidenses "cuestionan la sabiduría de una guerra preventiva contra Irak".
Mientras cada día más tropas son desplegadas hacia el golfo Pérsico y con ello se incrementa la posibilidad de una guerra, el público está preocupado de que Washington esté actuando con demasiada premura. Los cientos de miles de manifestantes en Washington y San Francisco, el pasado fin de semana, fueron nota de primera plana del Washington Post tres días consecutivos, y el New York Times estimó en su editorial del lunes que la demanda de los manifestantes para evitar una guerra y dar más tiempo a los esfuerzos de la ONU podría ser correcta.
Movilización por la paz
Por todas partes del país grupos de manifestantes organizan actos de protesta, vigilias, foros y otras actividades. Frente a la Casa Blanca una agrupación de mujeres mantiene una vigilia por la paz, y en otras partes del país una amplia diversidad de personas y agrupaciones se expresan contra una guerra -desde veteranos, a familias militares, ancianos, empresarios, religiosos, artistas, académicos, grupos de derechos civiles, y estudiantes, claro.
Estas expresiones también se empiezan a registrar en el ámbito político institucional. El grupo Ciudades de Paz reportó hoy que 42 concilios municipales aprobaron resoluciones en oposición a una guerra "preventiva" contra Irak y en favor de dar más tiempo a los inspectores de armas de la ONU.
Es en este contexto político interno es en el que Bush tiene que lograr la aprobación del organismo mundial para una acción militar contra Irak o convencer a su pueblo de que ese permiso no es relevante, y que Washington cuenta con un número suficiente de países aliados para lanzar una guerra sin la ONU.
Con Francia insinuando que está dispuesta a usar su poder de veto sobre cualquier resolución de la ONU, y con otros países como Alemania, Rusia y China favoreciendo brindar más tiempo a los inspectores, todo indica que la Casa Blanca está optando por la segunda vía.
Sin embargo, el partido diplomático dentro de la ONU continúa, y Estados Unidos se dedicará esta semana, antes de la presentación del informe de los inspectores de armas el próximo lunes, a presionar al Consejo de Seguridad para convencerlo de que "en nombre de la paz" es hora de preparar la guerra.