Ojarasca 69  enero de 2003

Entre cristianos qué diferente

Heriberto Yépez


Cuando una lengua desaparece es como si se quemara toda la biblioteca de Alejandría, escribió, más o menos, Elías Canetti. El pueblo cucapá, que alguna vez habitó de cara al golfo de California y en santa paz con sus hermanos indios, el mar y el desierto, prácticamente desapareció durante el siglo XX. Otra biblioteca del espíritu humano que se reduce a cenizas. Pero el suyo no es un canto funerario.
Los cucapá, como sus vecinos kiliwa y paipai, siendo más o menos nómadas, pacíficos y no muy numerosos, resultaron víctimas "fáciles" para las depredaciones de españoles, anglos y mestizos mexicanos. Pero aún hoy que su rastro se disipa en las aguas del mar californiano y en las reservaciones en Estados Unidos la generosidad de su "estilo de vida poco común" y el eco de su lengua sobreviven y forman parte de la riqueza general de los indios de México y las tres Américas.
Los poemas cucapá y sus resonancias contemporáneas, que se leen a continuación, fueron traducidos al inglés y recogidos en el tan grueso como emocionante y fronterizo volumen bilingüe Across the line/Al otro lado. The poetry of Baja California,editado por Harry Polkinhorn y Mark Weiss, Junction Press, San Diego, 2002.

 

Dos canciones cucapá

De tierras lejanas
 

De lejos

de muy lejos

de tierras muy lejanas

de tierras muy lejanas

lejanas

de lejos

de muy lejos

de tierras muy lejanas

lejanas

lejanas

de tierras muy lejanas

lejanas

de tierras muy lejanas

de lejos

de muy lejos

de tierras muy lejanas

de lejos

de lejos

de lejos

de muy lejos

de tierras muy lejanas

de lejos

de muy lejos

de tierras muy lejanas, lejanas
 

La sonaja canta 
 

La sonaja canta,

canta, canta.
 

En invierno y en verano

canta,

canta.
 

Al coyote pegado a la luna

canta,

canta.

whittick

chin-gardner

Traducidos del cucapá 

por Juan García Aldama


 
Del estilo de vida "poco común" 

de los indios cucapá
 

Entre nosotros

existe la tendencia a no discutir o arrebatar

la propiedad de otros hombres.

Vivimos contentos en grupo

nuestros vecinos están felices con nosotros.

En la guerra somos invencibles

en la paz somos corteses.

Nuestras mujeres cuidan a los niños.

Conocemos la valentía, no la venganza.
 

¡Entre cristianos qué diferente!
 

Ellos beben fuego

consideran esa bebida como nosotros

consideramos a nuestros dioses

el fuego que beben los convierte en locos

Apuestan a sus familias

Asesinan a sus amigos

Se roban ellos mismos

Son capitaneados por tiranos crueles

Bajo el signo de la cruz persiguen a los que se defienden

Engañan a los fuertes
 

¡Entre cristianos qué diferente!
 

Sus ancianos no son buenos para dar consejo.

Sus hombres jóvenes nos han hecho sufrir sólo

con venir hacia nosotros.

Nuestro pueblo está dispuesto a estar en paz

con ellos, pero nuestros guerreros

han jurado que no van a sufrir

viviendo entre los blancos.
 

¡Entre cristianos qué diferente!

La vida de una mujer 
 
 

Ahora tengo estufa de gas.

Y ya mi casa no es mi cuerpo enroscado

a un lado del fuego que puso mi abuelo.

Mi casa actual está amueblada.

Tengo estufa integral,

pero me ahoga y prefiero hacer la comida

en el fogón de afuera.

Rete a gusto en la noche

haciendo mi quehacer.

Desgraciadamente, no hay manera

de conservar las costumbres de los indios

¿quién las va a usar ya?

Rete a gusto en la noche

haciendo mi quehacer.

Mucha gente me dice "¿qué estás haciendo?

¿qué, no tienes gas?" Sí,

sí tengo, pero si me traen leña

hago más a gusto mis frijoles.

Rete a gusto en la noche

haciendo mi quehacer.

No, pero deveras, señor,

aquí nadie de nosotros conserva

sus costumbres.

Yo cocino en la noche, nada más.

A veces, cuando otro indio me visita,

ese día aprovecho para llenarme de

hablar cucupá.

Porque a mí me gusta mi idioma,

cuando lo hablo

parece que viera

y reviviera

toda mi gente, que ya se fue.

 
Construido a partir de una cita de Robert William Hale Hardy, teniente británico que exploró el Golfo de California, contenida en Travels in the Interior of Mexico in1825,1827and 1828 (Londres, 1829) Construido con las palabras de Adela Portillo, nacida en 1923, hija de madre cucapá, en entrevista con Everardo Garduño. 

 

Heriberto Yépez nació en Mexicali, Baja California, en 1974, pero ha residido siempre en Tijuana.

Ensayista, periodista y traductor del poeta estadunidense Jerome Rothenberg,

en 2000 publicó Por una poética antes del paleolítico y después de la propaganda

(Editorial Anortecer, Tijuana), donde estos poemas aparecieron por primera vez.



 



Tzashima, esposa del gobernador cochiti de Laguna Pueblo. Foto: Ben Whittick, 1885
Chin-Chin-Wet, del pueblo sahaptin (o nez percé). Foto: Alexander Gardner, 1872

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