Luis Javier Garrido
El descenso
"ƑDónde está la paz?", preguntó la comandanta Esther a Vicente Fox el primero de enero, y tres semanas después llega una respuesta: la negativa del gobierno a reabrir el capítulo agrario del TLC, que constituye una verdadera declaración de guerra contra los campesinos mexicanos (15 de enero).
1. El descenso de cerca de 30 mil campesinos indígenas zapatistas tzotziles, tojolabales, tzeltales, zoques y choles a la ciudad de San Cristóbal de las Casas el primer día de 2003 para reivindicar su lucha histórica, reclamar al gobierno el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés y advertirle que no podrá desalojar las comunidades zapatistas de los Montes Azules y del resto del estado, no ha tenido más respuesta del gobierno foxista que el silencio, la intensificación de la propaganda y el empecinamiento de seguir con las mismas políticas.
2. El mensaje de quienes hablaron ese día -los comandantes Esther, Fidelia, Tacho, David, Brus Li, Míster y Omar- y de la concentración misma no podían ser más claros: en Chiapas, como en el resto del país, la paciencia de los indígenas y de los campesinos se está agotando, pero desde el poder se busca negar esa realidad.
3. A dos años de haber asumido el cargo, Vicente Fox está empeñado en gobernar por la vía de los medios, presentando con una propaganda descomunal la imagen de una gestión imaginaria, creyendo que tras su discurso seudopopulista esconde el hecho de que actúa como un agente del capital trasnacional en contra de los intereses de la mayoría de los mexicanos.
4. La respuesta del gobierno foxista ante esta manifestación no podía haber sido más deplorable, pero no sorprende, ya que muestra lo que ha sido el estilo personal de Fox de no gobernar: ignorando la realidad y pretendiendo que la propaganda gubernamental en los medios constituye lo único real. A las declaraciones de Luis H. Alvarez (comisionado foxista para la paz), pretendiendo culpar al EZLN de la ausencia de diálogo e ignorando que Fox traicionó sus ofertas electorales y no ha cumplido los acuerdos de San Andrés (3 de enero), ha seguido una campaña en medios nacionales y extranjeros vinculados al salinismo y al foxismo (que políticamente es casi lo mismo), que ignorando la marcha pretenden hacer creer que la influencia zapatista en las comunidades indígenas de Chiapas y del país ha menguado, de tal manera que para ellos de hecho ya no existe.
5. El papel desempeñado por Alvarez en el grave contexto que vive el país ha sorprendido en particular, porque lejos de aparecer en tan delicada situación como el hombre democrático que algunos suponían, y de actuar con altura de miras y con afán de aportar una solución al conflicto, no ha hecho sino asumirse, al igual que sus predecesores priístas, como un empleado oscuro de Gobernación, que echando por la borda lo que quedaba de su prestigio "democrático", como muchos miembros del PAN que de manera pragmática están haciendo a un lado los principios para congraciarse con Fox, busca servir como foxista disciplinado al proyecto neoliberal, pisoteando los derechos de los pueblos indios.
6. La última nota sobre Chiapas aparecida en El País (15 de enero), que en coherencia con la cúpula del PSOE ha desfigurado desde 1994 la realidad de Chiapas, resulta significativa de la inutilidad de esta campaña de desinformación, pues mientras el diario madrileño insiste, como en los últimos ocho años, apoyándose esta vez en declarantes "anónimos", en que el zapatismo ha perdido influencia en las comunidades indígenas por su "radicalización" (que justificaría el incumplimiento de los acuerdos de San Andrés por parte del foxismo), artículos especializados y libros serios sobre el zapatismo están apareciendo más que nunca dando cuenta de una realidad que no es la que Fox busca imponer en los medios.
7. El ridículo al que han llegado los integrantes del gobierno actual no tiene paralelo, pero no parecen darse cuenta de ello, como acontece con el ex canciller Castañeda, quien presenta como el tercer logro más importante de su gestión en Relaciones Exteriores nada menos que una supuesta "desarticulación de la red de apoyo del EZLN en Europa" (Milenio Diario, 9 de enero), como si fuese una función de la cancillería hacer política facciosa y, más aún, como si alguien pudiese creer que los europeos con compromiso social iban a ser sensibles a los recursos del representante de un gobierno, sobre todo tan desprestigiado como el foxista.
8. El agroempresario Vicente Fox tendría que someterse a un tratamiento sicoanalítico para responderse por qué no quiere ver la realidad de México y sólo quiere ver y oír la propaganda que paga en radio y televisión, por qué aliado con Tv Azteca dio el golpe contra Canal 40, por qué no quiere reabrir el TLC, por qué a pesar de sus giras está cada vez más aislado en Los Pinos, gobernando con grupúsculos fanáticos de la extrema derecha en contra del pueblo de México, por qué cecea cada vez más como español y por qué se rehusó también a asistir a Quito a la toma de posesión de Lucio Gutiérrez, defensor de los pueblos indios ecuatorianos. O por qué está obsesionado en que el EZLN no exista.
9. ƑFox usa los medios como ningún otro presidente de nuestra historia para convencer o autoconvencerse?
10. Las comunidades indígenas de las Cañadas y de los Altos de Chiapas bajaron a San Cristóbal el día 1 de enero, a ocho años del histórico levantamiento armado, para decirle al mundo entero que ahí están los pueblos indios de México defendiendo sus derechos esenciales con profunda convicción zapatista, y si el gobierno de México insiste en no querer entender el mensaje de ese día y no tiene más respuesta que encubrirlo con su propaganda, no hace sino hundirse aún más en el desastre en el que se halla y llevar a México a una situación crítica sin precedentes.
