Se adhiere México a iniciativa para buscar una solución a la crisis en Venezuela

Negocios medianos, casi en quiebra por el paro; varios ya han abierto

Gestiones en la ONU de chavistas y opositores para una salida "democrática y constitucional"

Esperan en Caracas la llegada del ex presidente Jimmy Carter para que medie entre las partes

ARTURO CANO ENVIADO

Caracas, 14 de enero. El presidente Hugo Chávez vive, la lucha sigue. Los frentes de batalla de la crisis venezolana se multiplican y rebasan las fronteras de este país en días que serán cruciales.

Este miércoles el gobierno espera que la conformación del Grupo de Amigos de Venezuela, iniciativa brasileña -primero rechazada y luego apoyada por Estados Unidos- le favorezca.

Este mismo día se conoció aquí la adhesión del gobierno mexicano a la iniciativa que, en palabras del presidente Vicente Fox, busca cooperar con la Organización de los Estados Americanos para encontrar una "salida a este problema que cada día crece más y que afecta irreversiblemente la situación de un país tan estimado y tan querido por nosotros".

El escenario será la toma de posesión del presidente Lucio Gu-tiérrez en Ecuador. La oposición, dos de cuyas principales figuras se encuentran en Estados Unidos, en intensa labor de cabildeo, se niega a que los países limítrofes formen parte del grupo.

Esa postura, claro, va con dedicatoria a Brasil, nación cuya em-bajada en esta ciudad fue de nuevo este martes lugar de un cacerolazo y cuyo presidente, Luis Inacio Lula da Silva, ha sido "bombar-deado" con cartas y carteles para que "no apoye más" al gobierno de Hugo Chávez.

Días decisivos

Estos días son cruciales para la estrategia internacional tanto de la oposición como del gobierno. Por eso los medios locales registran con amplitud el llamado que, desde Nueva York, hace a los dos bandos el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, para resolver la crisis "de forma democrática y constitucional".

Chávez volará desde Quito a Nueva York para entrevistarse precisamente con él. Y por las calles de esa ciudad estadunidense andarán también dos de las principales figuras de la oposición, el político Timoteo Zambrano y el sindicalista Carlos Ortega.

El ex presidente estadunidense Jimmy Carter llegará por estos días a Venezuela. En su oficina no confirman cuándo, pero los me-dios venezolanos ya lo hacen aquí. Vendrá primero para irse a pescar en el sur de este país y su arribo a Caracas ocurrirá hasta el lunes 20 de enero.

Carter viene, dicen en su oficina, para conocer de primera mano cómo andan las cosas, hacer consultas con César Gaviria -secretario general de la OEA y "facilitador" de los encuentros oposición-gobierno- y hablar con las dos partes sobre cómo avanzar en las negociaciones.

Mientras Carter pesca en el sur de Venezuela, el mandatario venezolano estará en su país. Y también los ya citados jefes de la oposición, Zambrano y Ortega.

Zambrano, por cierto, ha dicho desde Washington que su viaje ha sido fructífero, que se han reunido con funcionarios del Departamento de Estado, de la Casa Blanca y con dirigentes de la poderosa central sindical AFL-CIO.

Uno de los ejes de la tareas de Zambrano y Ortega fue solicitar al gobierno de Estados Unidos que promueva la aplicación de la Carta Democrática Interamericana en caso de que el gobierno de Hugo Chávez intervenga empresas de alimentos, medios de co-municación o bancos.

Temor de la clase media

Los jefes de los dos bandos sacan el conflicto de las fronteras venezolanas mientras aquí el paro comienza a aflojar, como cabeceó La Jornada hace unos días, y las tensiones -las pedradas, los gases, los tiros en las calles- siguen.

La principal consigna de la oposición ("Ni un paso atrás") es imposible de sostener, sobre todo tras 44 días de no poder, digamos, rentar un video para llevar a casa.

"No, no estamos abiertos, sólo estamos recibiendo las películas que las personas no habían de-vuelto", dice el dependiente de un Blockbuster en el barrio de Las Mercedes. Pero dentro del establecimiento hay una fila de clientes, películas en mano, prestos a pagar en la caja.

"No estamos abiertos", vuelve a decir cuando otras personas se acercan con la esperanza de poder alquilar una cinta o un DVD.

En eso, una clienta sale con sus VHS recién rentados. Pero el dependiente vuelve a decir que no están abiertos y que el gerente, Efraín Pacheco, está de viaje y no tiene para cuando volver.

En otra tienda de la cadena, en Bello Monte, la gerente, de nombre Eugenia, se pone más nerviosa todavía y dice que, de plano, ella tiene prohibido dar información sobre cuándo decidieron abrir y en qué horario lo hacen. "Está difícil trabajar y está difícil no trabajar", se disculpa.

Ambos negocios tienen una manera peculiar de abrir sus puertas. Lo hacen en un horario limitado, de 10 a 17, sus empleados trabajan sin el uniforme habitual de la franquicia y sólo funciona la puerta de salida.

El temor de los empleados de Blockbuster es que se sepa que han abandonado el paro (por ello no abren en las noches, para no encender sus anuncios luminosos) y que eso los haga objeto de cacerolazo de sus clientes habituales.

A la cada vez mayor cantidad de de negocios que están abriendo sus puertas en el este de Caracas, suelen llegar todas las noches grupos de opositores que lanzan consignas, suenan silbatos y golpean sus cacerolas.

Abrir o sucumbir

Claro, las debilidades del paro no significan que el gobierno haya logrado quebrar su principal obstáculo, la huelga petrolera (con sus 4 mil millones de dólares en pérdidas), sino que sencillamente muchos empresarios se ven en la disyuntiva de abrir o sucumbir.

De ahí que la alianza empresarios-trabajadores muestre ya fisuras. Para mantenerse en el paro, algunas empresas han aplicado, unilateralmente, despidos y reducciones de los salarios.

En el sector hotelero, por ejemplo, el sindicato del ramo informa que sólo 600 de sus 6 mil afiliados continúan trabajando. En el hotel Marriot, uno de los cuarteles ge-nerales de la oposición al este de Caracas, ya sólo trabajan cinco de las 30 recamareras que habitualmente brindan el servicio.

Y la pretendida unanimidad del discurso opositor se desdibuja cuando la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) advierte que no permitirá que los patrones tomen medidas unilaterales para compensar las pérdidas provocadas por el paro.

Los sacrificios, dice a los me-dios Manuel Cova, secretario ge-neral de la CTV, "deben provenir del acuerdo concertado entre empleadores y trabajadores".

Rodrigo Penso, del Movimiento al Socialismo y también dirigente de la CTV, admite que en muchos sectores los patrones ya no pueden pagar los salarios, como venían haciendo desde el arranque del paro: "Muchos pequeños empresarios ya ni siquiera van a poder reabrir sus negocios".

Con todo, afirma que se están tomando acuerdos bilaterales para sortear la situación. Cita el caso de una gran empresa del estado de Carabobo, a donde viajó por estos días, en la que el dueño y los trabajadores pactaron "compartir los costos". Es decir, los salarios se reducirán a la mitad.

Aunque las grandes empresas podrían resistir "hasta marzo o abril", las "pequeñas y medianas ya no aguantan más", dice Penso.

Las anteriores declaraciones y las evidencias chocan con el empeño de otro sector de las oposición de hacer ver que el paro no sólo se sostiene sino se profundiza. El "paro cívico se mantiene con más fuerza, con más participación", dice Manuel Cova.

Donde la resistencia mengua también es en las escuelas. En los planteles privados se multiplican las confrontaciones en las asambleas de padres de familia, divididos entre reanudar las clases o mantener cerradas las aulas, aunque en otras, la unanimidad sigue con "Ni un paso atrás", pese a que el gobierno ha advertido que no reconocerá actividades extramuros ni reprogramaciones del calendario escolar.

En las escuelas públicas las clases se han reiniciado paulatinamente, pese a que mu-chos maestros no se han reincorporado a sus labores.

En la Escuela Experimental Venezuela, a unos pasos de la parista y poderosa CTV, el trajín a la hora del cambio de turno es el de cualquier escuela común. Los niños llegan con sus mochilas, un numeroso grupo de madres espera, un alumno de primer grado llora porque no han llegado por él.

Sólo los muchos carteles pegados en la entrada dan cuenta de la situación: ahí se informa de un "plan de contingencia" que tiene a nueve "representantes (padres o tu-tores de los alumnos) idóneos" impartiendo clases. Un cartel más clama: "Sí hay clases. No dejemos que la política entre en la educación de nuestros hijos".

Pero no en todas partes las cosas son tan suaves. La respuesta del gobierno, y del mismo presidente Hugo Chávez, ha sido llamar a los padres a tomar las escuelas, y así ha ocurrido en varios lugares.

Este día el Ministerio de Educación convocó a los padres de familia a una nutrida concentración frente al Tribunal Superior de Justicia, para exigir un pronunciamiento de ese órgano sobre el "amparo por el derecho a la educación".

Como respuesta, los sindicatos de maestros convocan a una marcha para este miércoles "por el derecho a mantener las escuelas cerradas". El 15 de enero es, por cierto, Día del Maestro en Venezuela.

Reunión en Fuerte Tiuna

Las marchas opositoras del día tampoco pueden llegar a su destino. Grupos de simpatizantes de Chávez hacen guardia desde temprano en la Redoma (glorieta) de India, el lugar elegido para el arribo de las caminatas. Los opositores cambian su destino.

Pero eso no impide que algunos grupos de oposición se acerquen al lugar y otros afectos al gobierno se repartan aquí y allá. El desenlace es ya la arepa de todos los días: gases lacrimógenos, pedradas, perdigones. Violencia de ambas partes.

Los seguidores del gobierno la emprenden también contra los vecinos que, desde los balcones de los edificios, sacan sus banderas y cacerolas en apoyo a la oposición.

En dos ocasiones anteriores los opositores tampoco han podido acercarse al Fuerte Tiuna. El sábado pasado sí pudieron, aunque no en marcha.

En la víspera de su viaje al extranjero, el presidente Hugo Chávez convocó a algunos de sus opositores para hablar sobre las salidas a la crisis.

En el diario El Nacional, Eduardo Fernández, dirigente del partido demócrata cristiano Copei, confirma que la reunión se realizó en la residencia del ministro de la Defensa, en el Fuerte Tiuna, y que testigos fueron los obispos Baltazar Porras y Ovidio Pédrez Morales. Participaron Chávez, el vicepresidente José Vicente Rangel, Fernández y Teodoro Petkoff, editor del diario Talcual.

Eduardo Fernández dice a la radio venezolana que entre los temas abordados con el presidente estuvo la posible enmienda constitucional, para acortar el periodo presidencial y convocar a elecciones.

"Lo encontré como muy atento de oír alternativas que estuvieran claramente enmarcadas en la Constitución", señaló.

Atento o no el presidente a las "alternativas", el chavismo quiere probar su fuerza. Desde ayer la televisora estatal muestra imágenes de grandísimas manifestaciones chavistas y convoca a todo el país a una gran concentración nacional el 23 de enero.

Ese día, dice el anuncio, "nadie olvidará que somos la inmensa mayoría" del pueblo. El anuncio remata con una imagen de masas y el grito de guerra del chavismo: "Ua, ua, Chávez no se va".

Los opositores tampoco dejarán las calles. Hoy se anuncia que la temporada de beisbol está definitivamente suspendida. El alcalde de Caracas, Alfredo Peña, declara que debido al decomiso de las armas largas de la Policía Metropolitana por la Guardia Nacional, deja sin vigilancia a bancos, embajadas y zonas de "alta peligrosidad".

Y los diarios destacan una declaración del director del banco municipal de sangre: "Aquí se puede presentar una gran demanda de sangre y necesitamos estar capacitados para la emergencia".