Temen que el sustento y la vida cotidiana de campesinos sufra graves modificaciones
Demandan evaluar el impacto de la contaminación por maíz transgénico
Desconocidas, las consecuencias de la cruza del grano modificado con la variedad criolla
ANGELICA ENCISO L.
Aunque todavía no se conoce en detalle el grado de contaminación del maíz genéticamente modificado en los sembradíos del grano criollo en México, es importante evaluar el impacto que esta situación tendrá en los planos económico, social y ambiental, con el objetivo de proveer de bases sólidas la definición de políticas y la regulación, sostienen especialistas de la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte (CCAAN).
Esta instancia constituida en el seno del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) comenzó a hacer el análisis sobre el maíz transgénico en México a petición de ciudadanos mexicanos entre los que están residentes de la sierra norte de Oaxaca, donde en 2001 se detectó la presencia del grano modificado en las siembras. Entre los objetivos del estudio están aclarar lo relativo al flujo de transgenes hacia las variedades mexicanas de maíz criollo y sus parientes silvestres, así como la forma en que ello afecta "el sustento y la vida cotidiana de tales comunidades".
Los transgénicos son productos a los que se les insertó un gen de otra especie o variedad para lograr un objetivo específico. En el caso del maíz el más común es el BT, que es para combatir una plaga de insectos que existe en el suelo de Estados Unidos.
En el documento Maíz y biodiversidad: efectos del maíz transgénico en México, elaborado por Chantal Line Carpentier, jefa interina del plan Medio Ambiente, Economía y Comercio, y Hans Hermann, jefe del programa Conservación de la Biodiversidad de la CCAAN, se sostiene que si bien durante décadas se han introducido nuevos híbridos de esta gramínea en México y en algunos casos han contribuido con sus genes a la constitución genética de ciertas variedades locales, "la idea de introducir transgenes de grupos filogenéticos no relacionados en las variedades criollas y parientes silvestres del maíz se han tornado un asunto de preocupación tanto en México como en el ámbito internacional".
Precisa que alrededor de 94 por ciento de las exportaciones de maíz de Estados Unidos se destina a América Latina y a México llegan alrededor de 5.6 millones toneladas -11 por ciento-, lo cual significa que cubre 24 por ciento del consumo nacional.
Las exportaciones del grano a México aumentaron a partir de 1996 y al mismo tiempo se redujeron las destinadas a Europa, con lo que se convirtió en el segundo mercado para maíz estadunidense, únicamente superado por Japón.
Simultáneamente creció la producción de maíz transgénico en la nación oriental, con un grano que es resistente a herbicidas y virus.
El análisis puntualiza que el maíz es un cultivo de polinización abierta, lo que hace que el polen se mueva con facilidad entre las plantas y esto ha sido aprovechado por los campesinos, pero ahora dadas las preocupaciones asociadas con los transgenes, esta característica se vuelve un caso especial. "Por tal motivo resulta importante evaluar el probable papel agronómico y ecológico que tendrán los nuevos transgenes -cuyo número es aún reducido, pero que se espera irá en aumento- en las economías y culturas rurales, así como en el medio ambiente".
Indica que si los campesinos tienen acceso a variedades transgénicas (a las que consideran valiosas) procederán a entrecruzarlas con las variedades tradicionales, de la misma manera en que han entrecruzado diferentes maíces durante siglos. "Ello propagaría entre sus milpas los transgenes. En caso de que así ocurriera, no sólo los maíces criollos sino sus parientes silvestres, y por tanto, el ecosistema en su conjunto podrían verse afectados", sostiene.
El análisis sobre la presencia de maíz transgénico en las siembras del grano en suelo mexicano apenas empieza y se considera que los resultados tarden en conocerse todavía algunos meses.
