Dan información sobre la Reforma, el
Imperio y el porfiriato
Resguarda la BNAH 2 mil cartes de visite de
tres épocas mexicanas
MONICA MATEOS-VEGA
En 1854 el fotógrafo francés André
Adolph Eugéne Disdéri patentó una idea que se transformaría
en una moda de las clases acomodadas: las cartes de visite, retratos
montados en tarjetas de 10.5 por 6.5 centímetros que si bien en
un principio se usaron como artículo de presentación, después
se convirtieron en símbolo de estatus y pasión de coleccionistas.
La
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) resguarda
la Colección Pérez Salazar, conformada por casi 2 mil cartes
de visite realizadas por fotógrafos tanto mexicanos como europeos.
Este acervo ahora puede ser consultado en formato digital y revela una
peculiaridad: en México, tanto prostitutas como mecapaleros, entre
otros personajes del pueblo, tuvieron oportunidad de posar para sus cartes
de visite.
Se trata de un archivo fotográfico "muy importante,
porque nos permite tener un retrato muy completo de lo que fuimos como
nación en la segunda mitad del siglo XIX. La colección cuenta
con mil 972 albúminas, y muestra imágenes de gente de la
época de la Reforma, del Imperio de Maximiliano y de la era porfirista",
explicó en entrevista con La Jornada César Moheno,
director de la BNAH.
Todos esos rostros, agregó, "cobran vida cuando
se les sabe preguntar cosas. A estas imágenes, por ejemplo, podemos
preguntarles sobre indumentaria, sobre valores morales, sobre política,
pero, en particular, sobre la vida social cotidiana en las calles".
De gran éxito en la era victoriana
Fue el fotógrafo francés Louis Dodero el
primero en producir en serie las cartes de visite cuando inventó
una cámara de cuatro lentes que podía tener ocho negativos
en una sola placa. Por medio de ese proceso se lograba reducir el costo
de las fotografías.
Durante la segunda mitad del siglo XIX las cartes de
visite de personas famosas se producían masivamente, pues se
vendían con gran éxito; por ejemplo, en Gran Bretaña,
los retratos de la reina Victoria y del príncipe Alberto vendieron
más de 100 mil copias (la misma Reina fue una apasionada coleccionista).
En México también fue una costumbre de "gente
bien" tener un álbum familiar con este tipo de reproducciones. Y
mucho más chic era repartir la foto propia entre las amistades.
En la parte baja o en el reverso de las cartes de visite se escribía
el nombre del fotógrafo y su dirección, o algunos datos acerca
del personaje retratado.
Los
accesorios utilizados en la foto seguían una moda e iban desde cortinajes,
columnas, puentes, palmeras o bicicletas, hasta perros de compañía,
sombreros con plumas y grandes pelotas para los niños (sin faltar
el trajecito de marinero).
La carte de Chucho el Roto lo describe como "notable
ladrón", la de Porfirio Díaz tiene una extensa biografía
de sus logros como presidente de México. Otras están dedicadas
"a mi preferido y más amigo...", o firmadas por doña Gracielita
Pérez Salazar, esposa del rico personaje poblano que reunió
este acervo.
En la colección mexicana, al lado de las imágenes
de elegantes damas o de respetados clérigos, se pueden apreciar
fotografías de mujeres indígenas, prostitutas humildes, ancianas
descalzas sobre finos tapetes, la mayoría de ellos anónimos;
para todos fue motivo de orgullo y distinción tener sus cartes
de visite.
La digitalización de este archivo hace posible
su conservación y facilita el manejo de las fotografías,
las cuales forman parte de las casi 51 mil imágenes que resguarda
la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, donde se pueden
consultar a partir de esta semana.