Leonardo García Tsao
El gran farsante
Después de Sentencia previa, uno albergaba
ciertas expectativas sobre el actual momento de la carrera de Steven Spielberg.
Atrápame si puedes nos ha regresado a la triste realidad.
Aunque fue un proyecto en el cual sólo planeaba
participar como productor, -se vio forzado a entrarle al bomberazo cuando
el complicado calendario de la estrella, Leonardo DiCaprio, cambió
las fechas previstas del rodaje- la película reitera el tema central
de la obra de Spielberg. Atrápame si puedes puede ser vista
como otro síntoma de la nostalgia por los años 60, ya ejercida
en productos tan diferentes como La gran estafa (Steven Soderbergh,
2001), o la trilogía de Austin Powers (Jay Roach), y compartida
por una mayoría de los nacidos entre los años 40 y 50. Una
secuencia de créditos en imitación de los diseños
de Saul Bass y la música ad hoc de John Williams establecen
una inconfundible atmósfera sesentera. Sin embargo, en el realizador
opera con mucha mayor intensidad la nostalgia por la felicidad doméstica.
Demasiado
sosa para funcionar como thriller o comedia, la cinta se toma libertades
con la historia real en que está basada, para narrar la improbable
carrera delincuente de Frank Abganale Jr. (Leonardo DiCaprio, claro), un
adolescente que descubre la facilidad de engañar a los demás
cuando se va de casa tras el divorcio de sus padres. Antes de cumplir la
mayoría de edad, Abagnale ha estafado dos y medio millones de dólares
con cheques falsos, fingiendo ser piloto de aerolíneas, médico
pediatra y abogado.
La postura moralista de Spielberg no desarrolla un relato
lúdico sobre un adolescente que logra poner en jaque al sistema
adulto, sino la enésima búsqueda de la aprobación
patriarcal. El realizador se toma media hora para establecer la motivación
de su protagonista: si ha elegido el camino del fraude y el engaño,
ha sido como respuesta al trauma representado por la ruina económica
a la que ha sido orillado su padre (Christopher Walken), un vival frustrado,
y la destrucción de la familia provocada por la infiel madre francesa
(Natalie Baye).
Abagnale se une a esa creciente galería de niños
de padre ausente o separados de su familia que ha poblado la filmografía
del autor. (Hasta la trilogía de Indiana Jones cerraba con
la reconciliación entre el aventurero héroe y su padre).
No debe extrañar que la película tarde tanto
en llegar a su conformista resolución (¡casi dos horas y media
de metraje! Spielberg ya no sabe hacer una película pequeña).
Si el agente de la FBI Carl Hanratty (Tom Hanks usurpando la personalidad
de Dan Aykroyd) se plantea de entrada como una figura pomposa y ridícula,
empeñada en atrapar al joven forajido, hacia el final asumirá
el rol paterno capaz de devolver las cosas a su orden. A diferencia de
muchos jóvenes que en los 60 manifestaron su inconformismo "consumiendo
droga y apedreando a la policía", según señala la
señora Abagnale, Frank sólo buscaba otro seno familiar que
conseguirá trabajando de burócrata delator para la FBI.
Aunque dueño de un oficio privilegiado, Steven
Spielberg sigue siendo de ligas menores comparado con el otro cineasta
que dirigió a DiCaprio recientemente.
Para Martín Scorsese, ceder a las imposiciones
sociales siempre ha sido una tragedia (véase la conclusión
de Buenos muchachos, o La edad de la inocencia). En cambio
para Spielberg, la edificante reintegración de Frank Abagnale Jr.
a la sociedad ("ahora vive en el Midwest con su esposa y tres hijos", nos
informa un triunfal letrero final) es la expresión pura del final
feliz.
ATRAPAME SI PUEDES
(Catch Me If You Can)
D: Steven Spielberg/ G: Jeff Nathanson, inspirado por
el libro de Frank Abagnale Jr. y Stan Redding/ F. en C: Janusz Kaminski/
M: John Williams/ Ed: Michael Kahn/ I: Leonardo DiCaprio, Tom Hanks, Christopher
Walken, Martín Sheen, Natalie Baye/ P: Amblin Entertainment, DreamWorks,
Parkes/MacDonald, Splendid Pictures. EU, 2002.