Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 10 de enero de 2003
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Cultura

Fernando Gálvez de Aguinaga

Intervenciones/ territorios

Dos de los pintores abstractos más importantes de la actualidad en nuestro país, Francisco Castro Leñero y Mauricio Cervantes, exponen por primera vez una retrospectiva de su trabajo en el campo del grabado. A lo largo de sus trayectorias, ambos artistas han realizado frecuentemente estampas en diversas técnicas; sin embargo, siendo la pintura su quehacer primordial, nunca habían colgado una exposición que recorriera las diversas etapas de su trabajo gráfico. Es más, nunca habían tenido una exposición significativa de grabados, lo que también habla de la ceguera del mundo del arte contemporáneo actual, que privilegia a las pinturas por ser únicas, sin comprender que los originales múltiples de la estampa tienen cualidades intransferibles al mundo de las telas y que estos artistas han realizado una obra también importante en este campo. Si bien los trabajos muestran posiciones estéticas e intereses culturales distintos por parte de cada uno, hay también sutiles conexiones a través de elementos formales que dan a la muestra un carácter de diálogo, o mejor, de partida de ajedrez en que los impresos interactúan y posibilitaron la alternancia de las obras de ambos artistas en los muros del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.

Decimos que la exposición es como una partida de ajedrez, porque los cuadrados y retículas son constantes que aparecen en diversas obras de estos creadores, aunque Castro Leñero emplea más las formas puras y juega con combinatorias cromáticas, mientras que Cervantes utiliza el cuadrado y las cuadrículas como forma de intervención sobre manuscritos medievales españoles, o como cenefas para las imágenes. Castro es un generador de mundos de pureza abstracta, perfectamente limpios en su realización técnica, mientras que Cervantes apela al transfer para apropiarse de imágenes que bajo sus instrumentos de trabajo se transfiguran y resignifican. A pesar de los referentes figurativos, los grabados de Cervantes se vuelven un conjunto abstracto, mientras que las piezas de Castro Leñero, siendo tan geometristas y aparentemente estrictas, tienen arrebatos de pasión desatada, como esos tableros cuadriculados realizados en impresión digital cuya policromía es asaltada por explosiones de tinta oscura que escurren y estallan en el papel.

Pareciera que ambos creadores han resuelto en sus trabajos gráficos problemas formales y expresivos que también están planteados en sus más representativas series pictóricas, pero es que al abordar la gráfica descubrieron que podían enriquecer las investigaciones que hacían sobre el lienzo, con una gama de posibilidades visuales y estéticas que la pintura no podía regalarles. La exposición, al abarcar varios años de quehacer artístico, nos permite también ver evoluciones importantes y coherentes en sus autores, como el caso de la carpeta Las hojas (1985), de Francisco Castro Leñero, acompañada por un escrito de Juan García Ponce, en la cual encontramos todavía una serie de hojas, arboles y frutos, pero asediados por la geometría que terminará quedando limpia y autónoma en las obras posteriores.

En este duelo ajedrezado de creadores ha ganado el espectador, quien podrá observar una obra de primer nivel, reunida por primera vez, que permanecerá expuesta hasta el 5 de febrero.

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