ECONOMIA MORAL
Julio Boltvinik
Necesidades humanas e izquierda y
La izquierda necesita una concepción de las necesidades humanas
Su punto de partida: la esencia humana
La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente
LEN DOYAL Y IAN GOUGH. en su Teoría de las necesidades humanas, han dicho que el rechazo de la existencia de necesidades humanas comunes a todos los seres humanos, y "la creciente consideración de las necesidades humanas como concepto subjetivo y culturalmente relativo, constituye una creencia que ha contribuido al predominio intelectual de la nueva derecha". Porque si la noción de necesidades humanas objetivas carece de fundamento, entonces Ƒqué alternativa queda sino creer que los individuos saben mejor que nadie lo que es mejor para ellos mismos y alentarlos a perseguir sus propias metas subjetivas o preferencias? ƑY qué mejor mecanismo hay para ello que el mercado? El desplazamiento de las necesidades a las preferencias permite justificar plenamente el dominio del mercado sobre la política. (Para una visión de este importante libro, véase Economía Moral, 07/6/02.)
LA IZQUIERDA NECESITA una concepción clara y consistente de las necesidades humanas. Aunque Doyal y Gough han hecho un planteamiento muy útil para la izquierda, no es un planteamiento fundado en las tradiciones marxistas de la izquierda mundial. Debe ser complementado con una visión más cercana a estas tradiciones. Hoy doy una mirada al pensamiento de Marx en la materia a través del lente magistral de Giörgy Markus (Marxismo y "antropología", Grijalbo, 1985).
PARA ENTENDER LA concepción de Marx de las necesidades y capacidades, Markus parte de comprender la esencia humana. Aunque el autor identifica cinco rasgos de dicha esencia, el más importante es el que constituye la diferencia esencial entre el ser humano y las demás especies animales: la diversidad de sus respectivas actividades vitales. La actividad de los demás animales se orienta exclusivamente a aferrar y consumir los objetos de su necesidad: coincide inmediatamente con la satisfacción activa de la necesidad dada. Es una actividad vital limitada. Los objetos de sus necesidades y los componentes simples de esa actividad, las "capacidades" elementales del animal, son en lo esencial inmutables.
EN CAMBIO, la actividad vital del hombre, el trabajo, es ante todo una actividad que se orienta a la satisfacción de las necesidades no directamente, sino sólo a través de mediaciones. Esa mediación se presenta: 1. Como actividad mediadora, esto es, como el trabajo vivo mismo que precede al uso del objeto y lo posibilita; 2. Como medio de trabajo o herramienta que el hombre sitúa entre sí mismo y el objeto de su necesidad... el hombre construye él mismo sus instrumentos de producción (sus medios de producción), cada vez más complicados, en forma de objetos independientes.
ESTABLECIDAS ASI las diferencias de las actividades vitales del hombre y de los animales, Markus analiza de la siguiente manera los resultados y las consecuencias de esa actividad humana específica:
1. COMO LA ACTIVIDAD HUMANA no se orienta sin mediaciones a la satisfacción de necesidades, se amplía constantemente el ámbito de las cosas que pueden servir de objetos de aquella actividad. Por una parte utilizando las cosas en forma alterada, el hombre puede aplicar cada vez más objetos a la satisfacción de necesidades; por otra parte, muchas cosas inadecuadas para el consumo inmediato se le van haciendo necesarias como medios de su actividad trabajadora. Esto implica.... que el hombre se apropia crecientemente de las cosas de la naturaleza, que "su cuerpo inorgánico" se hace cada vez mayor.
2. EL RESULTADO DE la actividad animal es el consumo de ciertos objetos naturales. También la producción humana se orienta a la satisfacción de necesidades, pero -a causa de que esa actividad... una vez rebasado el estadio más primitivo, presupone como medios de trabajo no objetos naturales dados, sino objetos ya trabajados- su proceso de trabajo origina constantemente objetos, con lo que altera paulatinamente el mundo circundante del hombre. El entorno natural cede su lugar al entorno cultural, a un entorno que es resultado de la anterior actividad trabajadora y en el que, consiguientemente, se han hecho objetos capacidades humanas, fuerzas esenciales humanas.
EL CONCEPTO MARXISTA de "objetivación" no es una mera alusión a la presencia de objetos artificiales, sino también y principalmente a la función específica -cualitativamente diversa de las cosas naturales- que tienen esos objetos artificiales en la actividad vital de los hombres... A diferencia de los objetos naturales, los productos del trabajo tienen, además, una aplicación normal dentro de la matriz real de la vida social (la copa de vino sirve para beber vino, el jabón para lavarse), y esa aplicación normal tiene una cuasi-corporización como norma ya en la propia forma física de los objetos producidos por el trabajo.
RESPECTO DE ESOS elementos de su entorno, los individuos tienen que desarrollar en sí mismos -en alguna medida- las cualidades humanas específicas que permiten el uso "adecuado" de los objetos producidos por el trabajo, o sea, se tienen que apropiar de esos objetos desarrollando capacidades específicas. A diferencia de la naturaleza, la esfera social aparece, ya en sus manifestaciones más elementales y básicas, como una esfera empapada de normas.
POR VIVIR EL HOMBRE en un mundo en el cual los resultados de toda la precedente evolución social están ya a su disposición en forma material, le es posible empezar su desarrollo en el punto en que las generaciones anteriores lo han dejado. El trabajo, la objetivación de la naturaleza humana, es lo que constituye la posibilidad de una historia como tal.
3. LA APROPIACION HISTORICA de la cosa como medio de producción o como objeto de consumo implica también -por el lado del sujeto- que el hombre se apropia de nuevas potencialidades esenciales humanas, de nuevas propiedades y capacidades humanas. Del modo más general es posible decir que el hombre desarrolla sus capacidades de producción al objetivarlas.
ES MUY CARACTERISTICO de la concepción marxista del hombre el que no separe tajantemente las necesidades de las capacidades, sino que las considere determinaciones recíprocamente condicionadas del individuo concreto activo. En los Manuscritos económico-filosóficos designa a menudo unas y otras conjuntamente mediante el término "fuerzas esenciales". El hombre es un ente activo, esto es, capaz de satisfacer sus necesidades exclusivamente mediante el desarrollo de determinadas capacidades, y por eso la transformación de sus facultades o capacidades ya desarrolladas en actividad real le resulta necesidad específica. El abismo o la escisión entre capacidades y necesidades es una consecuencia de la división del trabajo y de la alienación. Esta escisión aparece en las concepciones no marxistas, incluso en muchas de las más destacadas, como la de Amartya Sen sobre las capacidades y las realizaciones, y la de Doyal y Gough.
DE LO PRECEDENTE se derivan dos tesis fundamentales de Marx sobre las necesidades humanas: a) Su carácter histórico, en el que se expresa la tendencia a la universalización de los objetos de las necesidades y de la actividad del ser humano. b) En su devenir histórico, se pueden distinguir tres procesos: la humanización de las necesidades de raíz biológica; la creación de necesidades nuevas de carácter estrictamente social, y la creación de nuevas necesidades individuales sin raíz biológica.
SI EL TRABAJO CONSTITUYE el ser del hombre, entonces el hombre es esencialmente un ser natural universal, tanto en el sentido de que es potencialmente capaz de transformar en objeto de sus necesidades o de su actividad todos los fenómenos de la naturaleza, cuanto en el sentido de que llega a serlo también de asumir en sí e irradiar de sí todas las "fuerzas esenciales" de la naturaleza, esto es, capaz de adaptar crecientemente su actividad a la totalidad de las leyes naturales y, consiguientemente, de alterar con penetración cada vez mayor su propio entorno. La universalidad del trabajo es una tendencia intrínseca que se sigue de las determinaciones básicas específicas de esa actividad. Esta universalidad del hombre sólo se presenta, al nivel de los individuos concretos, con contradicciones. Sin embargo, es un rasgo que deberá estar presente en cualquier evaluación del desarrollo o de los niveles de vida.
SI BIEN "EL PUNTO histórico de partida de la producción es el conjunto de las necesidades biológicas del hombre, a partir de ahí son las necesidades generadas por la producción las que van orientando el proceso de producción ulterior. Las necesidades son tan producidas... como los productos y como las varias habilidades de trabajo". Este carácter histórico y cada vez más multilateral, más universal de las necesidades humanas, que contrasta con las necesidades permanentes, biológicamente determinadas del animal, se manifiesta, por un lado, en la humanización de las necesidades biológicas: "El objeto no es un objeto en general, sino un objeto determinado que se tiene que consumir de un modo determinado. Hambre es hambre, pero un hambre que se aplaca con carne cocida y comida con tenedor y cuchillo es un hambre diferente de la que engulle carne cruda sin más ayuda que la mano, las uñas y los dientes. Por lo tanto, la producción produce no sólo el objeto del consumo, sino también el modo del consumo, y no sólo objetivamente, sino también subjetivamente". (Marx, Introducción a la Crítica de la Economía Política, 1857.)
EN EL CURSO DE la producción aparecen necesidades completamente nuevas, sociales por su origen y por su contenido. El ser-mediado de la actividad humana, el hecho de que la relación del hombre con el objeto de sus necesidades está mediada por otros objetos (por eso mismo llamados medios), produce una necesidad social de objetos en modo alguno adecuados a la satisfacción inmediata de una necesidad individual. Aquí aparece una "nueva" acepción del concepto de necesidades que no se refiere a necesidades individuales o de consumo.
SOBRE LA BASE DE la actividad vital humana -por el hecho, ante todo, de ser ésta una actividad social y consciente- se producen también nuevas necesidades individuales de carácter histórico-social, las cuales no se pueden considerar como simples humanizaciones de la necesidad biológica. Algunas se presentan en todas las formaciones sociales; por ejemplo, la necesidad de trabajo o de tráfico con los semejantes. Otras -como la necesidad estética- no nacen hasta un determinado estadio de la evolución histórica, pero a partir de él se estabilizan. Por último hay necesidades (como la religiosa) que caracterizan sólo determinadas formaciones históricas. (Markus, 25-27.)
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