El escritor comenzó a compartir sus experiencias
a sugerencia de Adolfo López Mateos
Las giras cantineras de Armando Jiménez, tradición
de más de 25 años
Físicamente, yo conozco mejor a la ciudad de
México, porque dejé el automóvil para recorrerla a
pie, expresa Organiza dos tipos de viaje, uno para pránganas y
otro para ricos
GABRIEL LEON ZARAGOZA
Armando Jiménez, autor del libro Picardía
mexicana (ahora reditado en disco compacto) empezó a compartir
sus crónicas citadinas de antros, cantinas, pulquerías y
salones de baile por sugerencia, y casi mandato, del ex presidente Adolfo
López Mateos.
Lo que empezó como una plática de amigos
entre el ex presidente y Armando Jiménez sobre lugares de gozo,
tiempo después dio origen a dos recorridos anuales: uno para gente
con dinero y otro para pránganas.
"El presidente me tenía una envidia feroz porque
me decía que tenía más de 20 años de no poder
concurrir a esos sitios, por su alta investidura. Pero me prometió,
y cumplió, que al cabo de una semana de que dejara el poder se dejaría
crecer la barba y el bigote, usaría anteojos oscuros y ropa vieja
y luego me acompañaría a todos estos sitios."
En aquel encuentro de 1976 visitaron la pulquería
La Hija de los Apaches, en la que Adolfo López Mateos tomó
"y repitió de todos los curados, y quería seguir"; luego
fueron a la cantina El Nivel, donde "preguntó por las bebidas y
sus combinaciones típicas".
Después,
el ex mandatario quiso mostrar sus dotes de bailarín y acudieron
al Salón México, donde "fracasó rotundamente al intentar
acercarse a una muchacha, a quien dijo: 'Hermosa sílfide, lucero
de la mañana, descendiente directa de las diosa Psícore'.
Aquélla no sabía de qué chingados le estaban hablando
y lo mandó al carajo. Le dije, mira cógelas del brazo y sácalas.
Lo hizo y tuvo mucho éxito al grado de que salió sólo
cuando cerraron el salón".
Luego fueron al Bombay, donde Adolfo López Mateos
cambió un billete de 10 pesos por monedas de 10 centavos -que era
lo que cobraban las ficheras por pieza de baile- "y el cabrón se
las acabó".
Los relatos e historias que ofrece el descubridor del
"Gallito Inglés" en torno al Distrito Federal, fueron avalados por
el cronista Salvador Novo quien publicó muchas veces que "Armando
Jiménez es la persona que más conoce físicamente a
la ciudad de México".
Jiménez agrega al respecto: "Hay quienes conocen
la ciudad muy bien por documentos, como Miguel León-Portilla, Guillermo
Tovar y de Teresa, pero físicamente yo la conozco mejor que nadie,
porque hace 25 años abandoné el automóvil para recorrer
a pie la ciudad".
Seguramente pocos lo saben, pero los clanes Fox y Zedillo
además de contar con un miembro de la familia que es o ha sido presidente,
han compartido un placer: frecuentar de incógnito sitios de rompe
y rasga de la ciudad de México acompañados del escritor Armando
Jiménez. Asimismo ha guiado por los mismos lugares a mandatarios
extranjeros, reyes, políticos, artistas, productores y guionistas
de Hollywood y del cine nacional, embajadores, periodistas e importantes
deportistas de talla.
Itinerario
Autor prolífico de crónicas citadinas de
lo que ha sido la vida nocturna, Armando Jiménez realiza sus tours
sólo para 25 personas, que le envían casas editoriales o
recomendados por amistades o conocidos.
Los farras culturales duran 14 horas, empiezan en sábado
y suelen incluir cárceles, cabarets, cantinas, pulquerías
y centros nocturnos.
El costo del viaje, sin contar el del consumo, se adecua
al bolsillo del "prángana" o del rico. A todos, sin excepción,
el cronista les indica qué deben hacer y cómo deben vestir.
Entre los puntos a visitar destaca la pulquería
La Hija de los Apaches, punto de reunión de campeones de box. Ahí
les sirven siete curados diferentes, tan ricos que hasta a los asqueados
"les gusta el pulque y lo repiten".
A la hora de la botana acuden a la cantina El Nivel, donde
el libamiento -como en todo el recorrido- es acompañado de historias
narradas por Armando Jiménez, quien conserva una excelente memoria.
La comida procuran hacerla en La Ciudad de los Espejos.
La siguiente etapa consiste en visitar sitios de prostitución
y luego el California Dancing Club. Tras unos bailongos se dirigen a la
Plaza de Garibaldi, donde recorren el mercado y el tenebroso callejón
de San Camilito; entran a "echarse" unos curados en la pulquería
La Hermosa Hortensia; visitan El Tenampa y después van al Bombay.
Al filo de las 4 de la mañana, el encuentro finaliza en el restaurante
El Taquito.
De políticos y cosas peores
Del prolífico anecdotario de Armando Jiménez
se rescata el recorrido con los regentes capitalinos que comprenden dos
o tres cantinas cercanas a la oficina de gobierno, nunca pasan de dos horas
y media y regularmente se realiza en el horario de la comida.
En un recorrido que hizo con Jacobo Zabludovski, quien
también "es un entusiasta y gran conocedor de la ciudad de México",
apostaron una botella de vino para ver quién de los dos sabía
exactamente la dirección de La Ciudad de los Espejos. Ganó
el cronista Jiménez y como trofeo tiene una carta, en la que el
comunicador le reconoce sus "méritos nemísticos".
A la pulquería La Hermosa Hortensia acudió
con el compositor Chava Flores, porque "él tenía una canción
que se llama La hermosa Hortensia". Por cierto, cuenta que ayudó
al maestro a escribir, en 1969, cinco canciones "jaloneras y albureras,
como El hijo temido de la vecindad y La tienda de mi barrio".
En la cantina La Puerta del Sol (5 de Mayo y Palma), el
maestro Renato Leduc compuso Prometeo sifilítico y en la
cantina La Villa de Madrid se promulgó la Autonomía
de la Universidad.
Los ex y presidentes
En enero de 2000, miembros y amigos de la familia Fox
pagaron su tour por los sitios de ahogo y desahogo del tradicional
recorrido.
Poco antes de dejar el poder, la familia Zedillo también
contrató el recorrido.
Las dos visitas guiadas se realizaron de manera normal,
sin contratiempo y con absoluta discreción. Los clientes jamás
se enteraron de las personas con las que compartieron los humos etílicos.