La Casa Alianza organizó la celebración
para adolescentes con hijos
Para muchos niños en situación de calle
no hubo Reyes
JOSEFINA QUINTERO
Los niños/padres acompañaron a sus hijos
para celebrar el Día de Reyes. Adolescentes de 16 años con
sus pequeños en los brazos llegaron a Casa Alianza. Los juguetes,
¿para quién?: hijos o padres, ambos eran menores.
En
la cabeza de cada uno de ellos ya estaba la responsabilidad; su vestir
lo reflejaba: zapatos de tacón, faldas abiertas a medio muslo, ojos
pintados y enrimelados los hacía diferentes.
Para los padres hubo carritos de plástico y camiones
de volteo. Para las madres muñecas de trapo con manitas de vinil.
Y para sus hijos, cobertores de acrílico para cobijarse, más
que del frío de la calle, del frío de su abandono. Porque
enfría más la indiferencia que la propia madrugada.
Eran más de 40 niños de la calle que celebraban
el Día de Reyes en Casa Alianza con tamales, atole, rosca y juguetes.
Sin embargo, nada se comparaba con aquella atención que los educadores
y visitantes les ofrecían. Un gesto, un guiño de ojo o una
sonrisa tenían mucho más valor para los pequeños que
cualquier otra cosa.
A la hora de abrir los regalos todos los niños
(padres e hijos) se divertían con el mismo entusiasmo. Olvidaron
por un instante su situación de calle.
Pero la fiesta no fue para todos. El Chiquilín,
niño de 13 años, desde muy temprano se levantó porque
tenía que trabajar. Rompió un par de botellas de refresco,
las envolvió en un pañuelo y en el primer crucero que encontró
empezó sus malabares; se recostaba sobre los vidrios de frente y
de espalda, a pesar de que algunos se le incrustaron en la piel. No se
quejó de ningún dolor.
Magdalena, jovencita de apenas 15 años, llegó
tarde a la iglesia de la colonia Morelos y no alcanzó regalos, pero
su verdadera preocupación es más fuerte: está enferma
y le crece una bola de carne en la pierna.
La menor vive con Alfredo, su pareja, debajo del túnel
del tren elevado de la estación del Metro Candelaria, es su única
compañía y aunque a veces tienen fuertes peleas siempre se
protegen. El Día de Reyes pla-nearon ir juntos al hospital de La
Villa.