Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 4 de enero de 2003
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Cultura
Un clásico: Nabuyoshi Araki

MONICA MATEOS-VEGA

Esta semana salió a la venta en Francia el esperado y polémico catálogo del fotógrafo japonés Nobuyoshi Araki, criticado en su país por sus imágenes de mujeres desnudas, atadas y sometidas, pero admirado en el mundo del arte por el peculiar giro estético con el cual ha plasmado diversas escenas eróticas.

Editado por Taschen, el lujoso y voluminoso libro presenta más de un millar de fotografías y tiene un costo de mil 750 dólares. Muestra la diversidad del trabajo del artista obsesionado por los cuerpos menudos en poses perversas, pero también por las orquídeas, los cielos teñidos de dorado, la vida cotidiana en las calles de Tokio, los rostros apacibles de las jóvenes japonesas y los niños que juegan y cantan, entre otros temas.

A sus 61 años, el prolífico Araki ha dicho que para él la fotografía es "como tener un diario íntimo" en el cual plasma tanto secretos impúdicos como verdades sublimes. Por eso, su obra va de lo pornográfico a lo artístico, con escalas tanto en el nacionalismo, como en la ira o la voluptuosidad.

Araki fue censurado en Japón durante las décadas de los setenta y ochenta. La policía le prohibió la exhibición pública de sus fotografías, pero el creador se defendió argumentando que el arte no daña a nadie y que la censura lo forzaba a tener más imaginación.

El fotógrafo está convencido de que al elevar la tortura al rango de estética sólo continua el trabajo de los maestros de la estampa japonesa, como Yoshitoshi (1839-1892), así como de muchos artistas clásicos (Goya, por ejemplo) y contemporáneos "cuya línea de trabajo depende del sufrimiento, lo atroz o lo grotesco".

Araki aclara que no utiliza a las mujeres como un simple objeto de placer, "entre las modelos y yo hay una complicidad: las cuerdas son como una caricia, ellas se dejan atar como si mis brazos las estrujaran. Para mí hacer ese tipo de fotografías es un acto lúdico".

No obstante, muchas de las imágenes de Araki estremecen al espectador. Su "apetito inmoderado" por la violencia explícita, el sexo expuesto sin límites, el sadomasoquismo japonés en todo su esplendor, han hecho que los críticos más conservadores abominen su trabajo. Pero ante las críticas, refuta: "Mis modelos son la metáfora de una posesión vana, pues cuando yo ato un cuerpo, el corazón se escapa para siempre".

Durante la presentación a la prensa francesa del volumen, Araki afirmó que "este libro es un poco el epitafio de mis 60 años". El lujoso catálogo contiene también una amplia entrevista que le hizo Jérome Sans.

El próximo trabajo de Nobuyoshi Araki será la publicación del libro Rostros de Japoneses, para lo cual recorrerá el archipiélago nipón, de norte a sur, para fotografiar a gente común, "porque un rostro es el reflejo de una vida, y son esos reflejos los que me interesa conservar".
 


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