Ya me acostumbré a ser el pintor arrabalero,
afirma el fundador de Tepito Arte Acá
La cultura, reducida a estatus e información:
Daniel Manrique
El movimiento grafitero me desagrada; sólo manifiesta
la inconformidad de los chavos por no ser gringos, tener
tarjeta verde y estar excluidos del sistema de consumo, indica
CESAR GÜEMES
Como siempre polémico y directo, Daniel Manrique
hace dos afirmaciones que se propone demostrar: una, que Tepito ya no existe;
otra, que la política cultural en el país no sólo
es pésima, sino nula. El muralista, fundador del movimiento Tepito
Arte Acá, cuya obra se encuentra en Estados Unidos, Canadá
y Francia, acaba de regresar de una estancia en la Universidad McMaster
de Ontario, Canadá, donde pintó el mural titulado El mundo
de la naturaleza es responsabilidad de los humanos.
En
su casa-estudio, Manrique ofrece gentil café y tabaco. Y sonríe,
pese a que luego de más de tres décadas de labor artística
su trabajo se reconozca casi sólo en el extranjero. A propósito
de las administración cultural del país, dice tajante: "La
política cultural mexicana es pésima e incluso nula. Se piensa
que la cultura es o un título universitario o un espectáculo
o sólo información. La verdad es que el concepto neto de
cultura, creo, es la capacidad que tenemos de utilizar las manos a fin
de crear lo necesario. Así se ha hecho la cultura a lo largo de
la historia de la humanidad. Pero desde hace varios años, sobre
todo en México se le ha dado un giro perverso al término
y parece que la cultura es información y hasta estatus. Me parece
que ni siquiera saben qué es eso del estatus, pero se lo ponen a
la cultura y por ello sólo algunos elegidos, pertenecientes a las
elites, pueden aprovecharse de los productos artísticos".
Sin exaltarse en lo más mínimo, enciende
el segundo Delicados de la mañana y explica las consecuencias del
abandono estatal: "A mí me costó mucho trabajo hacer valer
la idea de que en nuestro país la cultura existe en todas partes.
Se dice que los mexicanos vivimos la cultura de la tortilla y pienso que
no es cierto. Estamos acostumbrados a comer tortilla, pero la mayoría
de la población no se relaciona con el proceso de la siembra y cosecha
del maíz. A los jóvenes desde hace algunas décadas
les causa horror tomar cualquier herramienta de trabajo, ya no digamos
un pincel. Así que los veo dispuestos a cualquier transa, incluso
a arriesgar la vida, pero no a tomar un instrumento de trabajo. Una cosa
es darle con los dedos a la computadora como se estila ahora que hagan
los especialistas en cibernética, y otra es la creatividad. Por
eso se pierde el sentido de cultura, porque se convierte nada más
en información y quién sabe si sirva para algo".
-Es claro que el cambio político fue una idea propagandística
y no es una realidad tangible.
-Andale, lo que está haciendo este señor
Fox es horroroso. No tenemos memoria histórica. Cada seis años
nos ven la cara y no entendemos. La política cambia nada más
de membrete. Lo cierto es que para mí nunca ha habido atención
por parte del Estado, aunque al menos nadie del gobierno ha querido hacerme
daño. Bueno, me lo han hecho en el sentido de ignorar mi trabajo.
A lo largo de todos los años que llevo de pintar, jamás un
gobierno se ha fijado en mi labor. Mis gritos y sombrerazos han sido al
aire. Por fortuna hubo una época en la cual me dieron oportunidad
de manifestar mis ideas en la prensa y al menos he tenido ese desahogo.
Pero más o menos ya me acostumbré a que yo soy el pintor
arrabalero. Y me da mucho gusto ser del arrabal. Hoy cualquiera piensa
que es del arrabal, y no es verdad.
-No basta pintar en la calle, pues.
-Claro
que no, los cha- vos banda, sobre todo hacia la frontera norte, creen que
son la contracultura y el arrabal, pero no es verdad. Lo único que
reclaman muchos es no ser reconocidos por Estados Unidos. Por ejemplo,
en las artes plásticas el movimiento grafitero no es de mi agrado.
Creo que no manifiestan más que su inconformidad de no ser gringos,
su rabia por no tener la tarjeta verde y por no entrar al sistema de consumo.
Resulta que esa manifestación pictórica que se ofrece al
público no apoya a quien lo mira sino que funciona como ventanilla
de quejas: no me dejan ser yanqui, no me dejan comprar. Esa es una tremenda
ignorancia por parte de esos jóvenes que finalmente desperdician
el espacio. Técnicamente, primero empezaron con el garabatismo,
siguieron con el grafiti y ahora están con el rotulismo, que tiene
algo de interés, pero sólo en la forma, porque carece de
contenido.
Con una afirmación tan verídica como lamentable,
concluye la conversación Daniel Manrique: "Tepito ya no existe sino
sólo en cada una de las personas que ahí se formaron hasta
hace algunos años. Hoy Tepito es nada más un concepto que
se expresa en una zona geográfica tomada por las fuerzas del
mal, que todos sabemos quiénes son y de dónde provienen.
Con el movimiento Tepito Arte Acá lo único que reconozco
es que toleraron mi locura, pero ya en serio nadie quiso tomar mis propuestas.
A cual más me decía que la tirada era la transa, el dinero
que iba por abajo del agua para conseguir algo. Y hoy Tepito está
arrebatado de quienes fueron sus pobladores originarios. No es posible
que tranquilamente llegue un grupo de coreanos e invada el lugar. ¿Un
mexicano podría hacer eso en Corea? Desde luego que no. Por eso
el proceso de 'desaparición' que sufrió Tepito es sospechoso.
Decían que la fayuca era un negocio clandestino, pero cómo,
si se realiza a pleno sol y a media calle; lo mismo la venta de droga.
Si nos preguntamos quién permite todo eso, creo que ya ni falta
hace decir nombres porque todos los que están en el poder y de los
cuales depende el orden no hacen nada por recuperar lo que alguna vez fue
un hermoso barrio, un sitio habitable con una tradición que hoy
se reconoce aunque sea ya sólo como un mito".