Hay en Venezuela decenas de heridos por arma de fuego, pedradas y cohetones, reportan
Después de marchar se enfrentan chavistas y opositores; 2 muertos
Los disidentes mantienen su postura de endurecer el paro; llaman a dejar de pagar impuestos
Chávez no descarta aplicar el estado de excepción ante la convulsa situación que vive el país
ARTURO CANO ENVIADO
Caracas, 3 de enero. La "gran batalla", como la oposición venezolana bautizó a sus marchas de este día, culminó en un enfrentamiento de varias horas, con saldo de dos muertos y por lo menos seis heridos por arma de fuego, así como varias decenas de lesionados por pedradas, cohetones y gases lacrimógenos lanzados por distintos cuerpos de seguridad, unos afines al gobierno de Hugo Chávez y otros a gobernantes locales opositores.
En ese contexto, el secretario de Salud metropolitano, Pedro Aristimuño, dijo esta noche al canal Globovisión que dos personas heridas en la confrontación, a quienes identificó como Jairo Gregorio Morán y Oscar Aponte Gómez, murieron en un hospital.
Por su parte, el comandante de los Bomberos Metropolitanos, coronel Rodolfo Briceño, informó a la versión web del diario El Nacional que seis personas resultaron heridas de bala en los enfrentamientos a tiros que tuvieron lugar por la tarde en la avenida Los Próceres, suroeste de Caracas, cerca del fuerte Tiuna, principal complejo del ejército de la capital venezolana.
Briceño añadió que 12 personas fueron heridas por piedras y objetos contundentes, y otras 75 sufrieron asfixia por gases lacrimógenos lanzados por la policía militar y la Guardia Nacional cuando una multitudinaria manifestación opositora intentó llegar a un sector que la autoridad militar considera vetado para manifestaciones.
Asimismo, el presidente del canal estatal Venezolana de Televisión, Jesús Romero Anselmi, informó que la sede de la Radio Nacional fue atacada a tiros por la noche, con saldo de otros dos heridos, pero no dijo si éstos fueron alcanzados por los proyectiles.
Debate en el puente
La Coordinadora Democrática, opuesta al gobierno, convocó a marchas que partieron de distintos puntos de esta ciudad para confluir en las cercanías del fuerte Tiuna, donde se encuentra detenido uno de sus iconos, el general de la Guardia Nacional Carlos Alfonso Martínez.
Los partidarios del presidente Chávez llamaron a una manifestación a la misma hora, en un punto muy cercano. Los chavistas fueron detenidos por las fuerzas de seguridad en uno de los extremos del puente La Nacionalidad y quedaron a unos pasos del sitio donde ya se concentraban los opositores.
Poco antes del mediodía, representantes de los chavistas y de los opositores intentaron llegar a un acuerdo. Osvaldo Rivero, uno de los jóvenes líderes de los círculos bolivarianos partidarios de Chávez, se dirigió así a sus contrapartes: "Todos somos venezolanos, pero hay una diferencia entre nosotros, porque ustedes son racistas". Le replicaron: "šNo vengas a meter tu política; aquí queremos llegar a un acuerdo!"
Los chavistas se quejaban de ser ellos los "cercados" por la Guardia Nacional y la policía de Caracas. Y, en efecto, dos vallas de esos cuerpos de seguridad impedían que se acercaran más, aunque estaban a 10 pasos de la marcha opositora.
El intercambio duró escasos minutos. En el punto culminante, uno de los chavistas -boina negra con botón de Lenin- exigió garantías de que la marcha opositora no intentaría llegar hasta la puerta del fuerte Tiuna. "Nuestra presencia acá obedece a la defensa de la institucionalidad del ejército", exclamó, en medio de jaloneos y de cámaras y micrófonos. Los gritos de ambas partes terminaron cuando los chavistas regresaron a sus filas al grito de "šReaccionarios, ustedes son reaccionarios!" Pese a todo, el acuerdo fue que ambas partes se replegarían unos metros. Los opositores a uno solo de los sentidos de la avenida de Los Próceres, y los chavistas, al otro extremo del puente.
Algo no olía bien, sin embargo. Nadie cumplió. Los reporteros y los opositores más prevenidos comenzaron a colocarse sus máscaras antigás.
Los manifestantes chavistas arreciaron sus gritos: "šU a, u a, Chávez no se va!" Las señas e insultos iban de un frente a otro. "šCubanos, cubanos, ustedes son cubanos!", gritaban los opositores a los chavistas. "šTraidores, traidores!", replicaban los seguidores del presidente.
De los insultos, los chavistas pasaron a la acción: lanzaron piedras, botellas y cohetes. Pese a los llamados de los mayores, muchos jóvenes opositores respondieron el fuego.
Poco después los chavistas trataron de romper la valla de la Guardia Nacional. Las fuerzas de seguridad lanzaron las primeras bombas lacrimógenas y los chavistas se replegaron. El puente quedó sembrado de fotos rotas del presidente Chávez, restos de mantas y botellas de agua.
El repliegue de los chavistas animó a los opositores, que unieron sus silbidos y gritos en su consigna favorita: "šNi un paso atrás!" La euforia duró poco.
El lugar del enfrentamiento es la amplia avenida de Los Próceres, dividida por un camellón en dos secciones. A un costado está el puente donde los chavistas resistieron. Bajo éste corren un canal y más allá la autopista Valle Coche. Entre ella y la avenida hay varias porciones de terreno vacío, donde crece la hierba. A uno de esos terrenos comenzaron a desplazarse grupos de jóvenes chavistas. El lugar les permitía tener a tiro a los opositores. Siguió la lluvia de piedras, botellas y cohetes.
Las marchas opositoras, en tanto, seguían arribando al lugar y llenaban las calles cercanas.
Alrededor de la una de la tarde, un grupo de opositores trató de romper los cordones formados por la Guardia Nacional y la Policía Militar, en un intento de llegar hasta la entrada del fuerte Tiuna. Entonces los gases lacrimógenos se volvieron contra ellos. El caos.
Todos contra todos
La policía metropolitana, dependiente de la alcaldía mayor -de Alfredo Peña, opositor a Chávez- se sumó a la batalla y lanzó gases contra los chavistas. La Guardia Nacional arremetía contra ambos bandos. Los chavistas seguían con su andanada de piedras y cohetes y los opositores respondían. Parecía una batalla de todos contra todos.
La zona de los opositores se convirtió en una nube blanca, por los gases. Todo mundo trataba de huir, muchos caían, otros se tiraban al suelo tratando de jalar aire. Los cantos y gritos de los opositores ("No tenemos miedo") se tornaron desbandada; ojos llorosos, gritos por doquier.
A partir de ese momento, y hasta entrada la tarde, los enfrentamientos con gases, pedradas y cohetones se repitieron cada tanto, aunque por momentos parecía que la calma había llegado.
Cada tanto también los chavistas se reagrupaban. Y los opositores no se quedaban atrás.
En uno de los momentos de batalla, un camarógrafo cayó al suelo con una herida en la cabeza. Pronto se formó un pequeño tumulto a su alrededor.
-ƑEs periodista? -preguntó alguien.
-Es de CNN -respondió otra voz (aunque era, en realidad, de Univisión).
-Ah, mira, para que vea -terminó el feliz opositor, que como muchos otros considera "chavista" a la prensa extranjera.
Poco antes de las dos de la tarde los enfrentamientos cesaron por un momento. De un lado y otro siguieron las ofensas a distancia.
Reagrupados, los chavistas quedaron de nuevo ante una valla de la Guardia Nacional, su manta roja por delante: "La revolución bolivariana no se negocia. Mano dura".
Muy cerca, Julio César Márquez, trabajador del aeropuerto y opositor, clamaba en vano: "No tiren piedras, vale". Nadie le hacía caso. ƑLas elecciones son la salida, Julio?, se le preguntó. "La solución es la salida de este loco, nada más."
Bandera venezolana en mano, el médico Luis Sánchez Vegas también pedía a los jóvenes no devolver las pedradas. "Eso es lo que quiere Chávez, que nos violentemos nosotros para sacar al Ejército."
En un momento de calma, Gerardo Perricchi, un joven de la oposición, explicaba que Chávez ha resistido una huelga que hoy cumplió 33 días gracias a que tiene "mucho, mucho dinero, del petróleo venezolano".
Su perorata terminó con un cohetón al que siguió una nueva carga de la policía metropolitana: bombas lacrimógenas contra los chavistas que arrojaban piedras desde debajo del puente y la vía rápida. Los antichavistas tampoco la libraron. A las 2:15 de la tarde los opositores fueron dispersados de nuevo. Las mismas escenas de gente huyendo, tirándose al piso, cayendo, que serían repetidas cada hora por las televisoras venezolanas, sin contar la transmisión en vivo de los sucesos.
El director del Hospital Universitario informaría más tarde que las ambulancias de la alcaldía mayor atendieron a 40 personas con lesiones menores y que 12 fueron internadas con diversas heridas, incluida una alcanzada por bala en el abdomen.
Las bombas lacrimógenas seguían volando. En un extremo los manifestantes opositores trataban de mantener el espíritu en alto: "Y ya cayó, y ya cayó, este gobierno ya cayó", gritaban.
La llegada de algunos dirigentes de la Coordinadora Democrática los animó aún más. Carlos Fernández, líder de los profesionistas de Petróleos de Venezuela, fue recibido como héroe. Igual el gobernador del estado de Miranda, Enrique Mendoza.
Pero apenas se habían marchado cuando, cerca de las 3:30 de la tarde, comenzaron los tiros. El gobierno y los opositores entrarían una vez más en la disputa mediática sobre la identidad de los autores de los disparos. Y también correrían versiones encontradas sobre el número de heridos de bala. La policía metropolitana, dijeron por ejemplo los chavistas, "empezó a lanzarnos tiros. Los asesinos de Peña (alcalde mayor de Caracas) nos estaban disparando".
Hacia las cuatro de la tarde los opositores se habían retirado prácticamente de la zona, pero se mantenían choques esporádicos entre las fuerzas de seguridad y los chavistas.
Cárcel a evasores
Tras condenar los sucesos de esta tarde, que calificaron de "emboscada" organizada desde el gobierno, los líderes de la oposición mantuvieron su postura de endurecimiento del paro, ahora con el llamado a la población a no pagar impuestos.
En su primera intervención del año ante la prensa venezolana, el presidente Chávez aseguró que quienes no paguen impuestos irán a la cárcel. Además, a pregunta expresa, no descartó aplicar el estado de excepción ante la convulsa situación del país. "Mis estudios en el arte de la guerra, en el arte militar, que es muy parecido a la política, me indican que un comandante no debe desesperarse; hay un momento para todo y no se pueden quemar cartuchos antes de tiempo".
Este sábado, los chavistas realizarán una manifestación en la que medirán fuerzas con los opositores y verán cuántos cartuchos les quedan.
Los opositores, por lo pronto, aseguraron que el paro y las movilizaciones continuarán, incluyendo una a Miraflores, donde está la sede del gobierno, lugar "vedado" desde abril del año pasado, cuando fueron asesinadas ahí 19 personas.
"A Miraflores iremos de una u otra forma, porque Miraflores es de todos los venezolanos y no de un pequeño grupo", dijo Carlos Fernández, dirigente de la patronal Fedecámaras.
En tanto, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, dijo este viernes que no se logró un acuerdo electoral entre el gobierno venezolano y la oposición en la mesa negociadora que él preside porque las partes tienen criterios encontrados que podría aclarar un fallo del Tribunal Supremo.
Gaviria dijo que se discutió en torno al referéndum consultivo que el gobierno rechaza por considerarlo "inconstitucional" y que "cada parte alega razones contrapuestas". Agregó que la próxima reunión se celebrará el lunes 6.
El secretario general de la OEA envió sus condolencias a los heridos en los enfrentamientos de hoy.