EL CAMPO ANTE EL TLCAN
La entrada en vigor del capítulo agropecuario
"nos dejará medio muertos", expresan
Usabiaga y Derbez, nuestros peores enemigos,
dicen grandes porcicultores
Sostienen que con 20% de lo que el gobierno federal
eroga para importar carne de cerdo de Estados Unidos los productores nacionales
podrían mejorar varios rubros
ERNESTO MARTINEZ ELORRIAGA, LUIS A. BOFFFIL GOMEZ,
MARTIN DIEGO, CRISTOBAL GARCIA CORRESPONSALES
Los porcicultores de Guanajuato, Michoacán, Sonora
y Yucatán consideran que la entrada en vigor del capítulo
agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) será "la estocada que nos dejará medio muertos";
califican a los secretarios de Agricultura, Javier Usabiaga, y de Economía,
Luis Ernesto Derbez, de "sus peores enemigos" por la falta de atención
a sus reclamos, y calculan un "crecimieno cero" en los últimos 10
años debido a que en este periodo entraron al país 40 por
ciento de productos cárnicos y algunos consideran que sus ventas
han disminuido entre 30 y 40 por ciento.
En sitios que han vivido desastres naturales recientes,
como en la península de Yucatán, el huracán Isidore
les dejó una merma de 300 mil cabezas de ganado porcino para 2003.
El Bajío, una de las zonas porcícolas más
ricas del país, está prácticamente en quiebra. En
la actualidad, ya se extinguieron las granjas familiares y sólo
quedan unas 30 empresas, entre grandes y medianas, en la zona de La Piedad,
Michoacán. En Guanajuato, la Unión de Productores Porcícolas
advierte que quienes producen más de 20 cabezas de cerdo no pasan
de los 2 mil 500 y aquellos que no están en este rango "enfrentan
el dilema de la sobrevivencia como pequeños productores".
Un
caso dramático ocurre en el municipio de Abasolo, Guanajuato, que
producía anualmente 20 mil cabezas de cerdo, pero en los dos últimos
años generó sólo unas 5 mil. "La mayoría de
las familias tiene como máximo cinco cabezas, mismas que no se pueden
vender en ningún lugar", subraya Artemio González, productor
de la región.
En Sonora, el presidente de la Asociación de Porcicultores,
Benjamín Aguilar Gutiérrez, manifestó que, pese a
que la producción local es la segunda más importante de México,
enfrenta momentos "realmente difíciles" y califica al TLCAN de "instrumento
adverso porque entramos en una competencia en situación desigual".
En Yucatán, cuarta región productora en
el ramo, de los 480 productores dedicados a la carne de cerdo, 400 son
ejidales y el resto son particulares. Isidore dejó en este
rubro, junto con la apicultura y la avicultura, a casi 25 mil personas
sin trabajo. En el primer semestre de 2003 la Confederación Nacional
de Porcicultores Mexicanos prevé un descenso de 200 a 300 mil cabezas
de ganado porcino en la entidad.
El empresario Ramayo Navarrete calcula que, "conservadoramente",
las pérdidas en la entidad ocasionadas por Isidore ascienden
a 450 millones de pesos en los sectores avícola y porcícola.
Hasta ahora, el gobierno federal sólo ha enviado 50 millones de
pesos para apoyar a esos dos rubros, 23 millones de los cuales se destinaron
a la porcicultura.
En La Piedad, Michoacán, Octavio García
Pérez, dueño de la empresa Río Lerma, va al grano:
la actividad está a punto de extinguirse debido a una mala planeación
al involucrar a México en un tratado desigual e injusto. "Pareciera
que ahora el gobierno pretende acabar con los productores nacionales, porque
los secretarios Usabiaga y Derbez, durante las más de 10 veces que
les hemos tocado las puertas nos acusan de ineficientes y tontos. Por ello
consideramos a estos funcionarios como nuestros peores enemigos."
Desventajas competitivas frente a EU
Los productores consultados expusieron las desventajas
competitivas que enfrenta México frente a Estados Unidos. Mientras
que en nuestro país no hay créditos, el alimento para la
ganadería está en 1.50 pesos el kilo y en Estados Unidos
cuesta la mitad, 75 centavos. La pasta de soya que se utiliza para preparar
los nutrientes de los cerdos cuesta 2.60 pesos el kilo, en tanto que en
el vecino país 1.70.
En Estados Unidos el precio de granos es 60 dólares
más barato que en México, señalan los productores
de Guanajuato. La carne importada de manera legal cuesta nueve pesos el
kilogramo, mientras que la producida en el país es de 23 pesos.
"Ese precio se logra por las políticas en el campo de Estados Unidos
que representan un apoyo fundamental en el acompañamiento de la
producción", argumentó la Unión de Productores Porcícolas
de Guanajuato.
En Valle de Santiago (Guanajuato), considerado uno de
los municipios más importantes en producción de carne de
cerdo, "van tres años que llega al mercado carne importada de Estados
Unidos. Tuvimos que reducir las cabezas y comercializarlas entre nosotros,
pero, aun así, el precio del mercado es más barato y deja
buenas ganancias por el bajo costo", argumenta el empresario Fernando Arredondo.
Ante esta perspectiva, los productores de las tres regiones
coinciden en demandar apoyos, políticas federales "reales y no hipóteticas".
El yucateco Ramayo Navarrete ejemplifica: el gobierno
federal eroga 400 millones de dólares anuales por la importación
de carne de cerdo estadunidense, cuando todos los productores nacionales
-incluyendo las cuatro mejores regiones-, sólo requieren 80 millones
de dólares para mejorar infraestructura, instalaciones y elevar
la calidad del producto.
"Con recursos y subsidios podremos, al menos, mantener
y hasta incrementar el consumo per cápita anual de 12 a 14 kilos
de carne", indicó Navarrete.
Esta es la gran desventaja frente a Estados Unidos. "Mientras
que Washington apoya a cada empresario del ramo con 22 mil dólares
anuales, la parte mexicana apenas proporciona 700 dólares para los
inversionistas, sin contar que los campesinos dedicados a esta rama productiva
reciben mucho menos", aclaró Navarrete.
Otro factor contrario es la corrupción en las aduanas,
según el empresario michoacano Ocatvio García Pérez.
Este hecho permite que un tráiler que ingresa al país, que
supuestamente paga aranceles por 200 toneladas de un producto, en realidad
mete mil "y no hay revisión. Es más, ni siquiera abren los
compartimentos".
García Pérez enfatizó que México
produce 42 por ciento de la carne de cerdo que requiere el país,
mientras que de manera ilícita ingresa 625 por ciento más
de lo que se produce aquí.
Los productores nacionales estarán en franca desventaja
ante la invasión de carne de "dudosa calidad", que incluso tendría
de dos a cinco años congelada, subrayó Ramayo Navarrete.
La industria porcícola sonorense paulatinamente
fue decayendo con la entrada en vigor del TLCAN, pero no fue sino después
de ocho años que el sector registró una producción
récord de 2 millones 220 mil cerdos con el que cerró 2002.
El sonorense Benjamín Aguilar explicó que
los productores mexicanos exportan a Japón 90 por ciento de la producción,
el resto se comercializa en el mercado nacional. De ese total, Sonora contribuye
con 10 por ciento.
Condescendiente, espera que se cumplan las promesas de
ayuda anunciadas por el secretario de Agricultura. De no cristalizarse
estas promesas, la industria porcícola "desaparecerá en corto
plazo".
Riesgo de mayor emigración y presiones sociales
David Vázquez Chávez, diputado por el distrito
de La Piedad, dijo que hay "consternación" porque lo que se forjó
y se hizo con el esfuerzo de años de trabajo se está yendo
por la borda, ya que no se han podido aterrizar políticas que frenen
esa situación. "Creemos que ellos pretenden acabar con la ganadería
mexicana para después imponer el precio que quieran."
Los gobiernos de México y Estados Unidos "deben
entender que si se acaban los productores nacionales habrá presiones
sociales muy serias, incluso la emigración se incrementará
a gran escala, porque sería la única salida".
En la región del Bajío se registran secuestros,
robos y emigraciones masivas a Estados Unidos. El gobierno de Lázaro
Cárdenas Batel se ha pronunciado por la revisión del TLCAN
en esta materia. El próximo año se canalizarán 5 millones
de pesos para apoyar la comercialización de los porcicultores, además
de otros programas que les permitan mejorar la calidad del ganado.