Obras compartidas permanece abierta en la Residencia de Estudiantes, en Madrid
Me habría gustado ser ilustrador de manuscritos románticos: Rojo
La exposición recorre el trabajo del artista junto con doce 12 poetas; Octavio Paz, José Emilio Pacheco, José-Miguel Ullán, David Huerta, Alvaro Mutis y Andrés Sánchez Robayna, entre ellos
MERRY MAC MASTERS
Cuando ve reunida por primera vez su muestra Obras compartidas, que permanecerá hasta enero en la Residencia de Estudiantes en Madrid, Vicente Rojo dice percatarse de que ''más que tratar de ser un pintor o escultor o diseñador gráfico moderno, actual, lo que de verdad me habría gustado es ser un anónimo ilustrador de manuscritos románticos, aislado en alguna montaña, o un tlacuilo dibujante y escritor (que entonces era lo mismo) de códices prehispánicos, oculto en la selva o los llanos de lo que más tarde se llamaría México''.
A la manera de Puntos suspensivos, texto de su autoría, publicado en el catálogo de la muestra, Rojo continúa desglosando: ''Salvo alguna excepción, en estos códices (me gustaría considerarlos así), después de escogido el tema, en ningún caso, los poemas describen las imágenes ni éstas ilustran los escritos. La intención compartida fue desarrollar el contenido de manera paralela, y quizá la unión pudiera encontrarse en la música de las palabras y en el ritmo de la partitura visual, o viceversa, y así dejar al lector/espectador la libertad de lanzar al vuelo estas alas de papel".
Obras compartidas es una exposición que recorre el trabajo realizado por Rojo junto a doce distintos poetas en lengua castellana de ambos lados del Atlántico. Ellos son: Octavio Paz, José Emilio Pacheco, José-Miguel Ullán, David Huerta, Alvaro Mutis, Andrés Sánchez Robayna, Alberto Blanco, Fernando del Paso, Hugo Hiriart, Juan Villoro, Rafael-José Díaz y Alfonso Alegre Heitzmann.
Las propuestas vinieron de ambas partes, subraya Rojo. De Octavio Paz se exhiben su ensayo Marcel Duchamp, "en el que no aparecen imágenes mías, mi colaboración fue como diseñador gráfico y editor", acota Rojo, y Discos visuales, que, al igual que Acorde de Ullán, "aquí se reproducen fragmentos de cartas que fueron el punto de partida de ambas obras".
Mediante el catálogo el lector/espectador se adentra en el proceso de trabajo, especialmente en lo que se refiere al premio Nobel de Literatura, ya que se incluye un par de cartas de Paz dirigidas a Rojo, la respuesta del segundo, así como ideas y sugerencias del poeta respecto al diseño de Discos visuales (1968).
Aparte de Marcel Duchamp, de Paz, también por "iniciativa propia" se hicieron Jardín de niños (José Emilio Pacheco), Lluvias de noviembre (David Huerta), Lluvias de papel (Alvaro Mutis) y Casa entre nubes (Alberto Blanco).
Rojo sigue con sus "puntos suspensivos": "Realicé dos libros para sendas colecciones infantiles. Uno, Paleta de diez colores, con poemas de Fernando del Paso, no es precisamente un libro de edición limitada: alcanzó el inusitado tiraje de 90 mil ejemplares, que fueron distribuidos por organismos oficiales en bibliotecas públicas. Para el otro libro-carpeta, Escenario múltiple, le pedí un texto de presentación al hombre de teatro Hugo Hiriart, y es el único caso en el que hay referencias a mi trabajo. (Mi interés por los recuerdos de infancia quedó registrado en Jardín de niños. Entre los puntos en común que Pacheco y yo encontramos está el de Guillermo Brown, personaje que yo leía en Barcelona pero que es desconocido en México, excepto para el niño José Emilio, que como es sabido ha leído todo.)''
La exposición Vicente Rojo. Obra compartida pretende revelar "la singularidad de un creador plural -pintor, escultor, tipógrafo y diseñador gráfico- que ha sabido equilibrar todas estas tareas con una maestría exquisita, vinculada a una constante sencillez que no puede significar otra cosa que el interés de cualquier intelectual como él: la comunicación. Ha conseguido, como dice Carlos Monsiváis, 'la conjunción perfecta del pensador y el artesano o si se prefiere, del filósofo y el artista''', reza la nota introductoria del catálogo, que también contiene textos de Jaime Moreno Villarreal y Miguel Casado.
Rojo finaliza: "Tengo enorme respecto por las palabras, más cuando forman un poema. Creo, con Luis Cardoza y Aragón, que 'la poesía es la prueba concreta de la existencia del hombre' (cito de memoria). Por una línea de un verso me atrevería a cambiar toda mi obra".