APRENDER A MORIR
Hernán González G.
Pérdidas navideñas
La otra temporada dolorida
Oportuna investigación
PARADOJICAMENTE SI LAS hay, la época de Navidad, con el pretexto de la alegría, el amor y las esperanzas que supuestamente provoca en muchos la conmemoración del nacimiento de Jesucristo, se convierte sin remedio en lo que el humanista Edmundo Vidal denominaba "la otra venganza de Lucifer".
Y ABUNDABA: "NAVIDAD y Semana Santa: infernales temporadas de enajenación colectiva, consumo frenético, vacaciones y brindis, pesebres y negocios, crucifijos y bikinis. No se sabe dónde hay más ridiculez, si en el celebrado o en los celebrantes y celebradores. El comercio, en cambio, adquiere una seriedad aplastante".
QUIZA EL ORIGEN pagano de la mayoría de las costumbres navideñas que prevalecen explique en parte esta primera gran pérdida, es decir, la pérdida del sentido celebratorio de la natividad de tan tergiversado predicador del amor y el desapego. Pero muchas más pérdidas o privación de aquello que se creía poseer se suceden a lo largo de la temporada.
NO ES SOLO la pérdida física o emocional de un ser querido en estas fechas, o el recuerdo doloroso de su partida en otras, sino también las pérdidas de autoestima, de energía -incluso térmica-, de tiempo, de amistades y virginidades -posadas y comidas de fin de año como otra vertiente de la puntual venganza luciferina-, de dinero, de estatus o de ilusiones. Lo peor es que estas pérdidas, por inconscientes, no son reconocidas y menos trabajadas en términos de sus efectos emocionales y sicológicos, y en vez de elaborar un duelo o proceso de adaptación ante esa pérdida, dejamos que el tiempo atenúe la ansiedad hasta... semana santa, por ejemplo.
VIRGINIA GONZALEZ, INVESTIGADORA y escritora que en 2001 publicara el impactante reportaje novelado La mitad de la bala, el caso de una mujer que asesinó a quien pretendía violarla, prepara un nuevo trabajo llamado Permiso para morir, en el que aborda uno de los temas tabú en la sociedad mexicana: la eutanasia, aún considerada en nuestro medio, por desconocimiento o rigidez de criterio, como asesinato.
EUTANASIA PASIVA VOLUNTARIA es la abstención o interrupción de medidas artificiales en pacientes incurables y terminales, tanto para no prolongar el sufrimiento como para permitir que la muerte sobrevenga en forma natural y a petición del enfermo, verbalmente o por escrito. La eutanasia activa, en cambio, es la acción médica, también a solicitud del paciente, orientada a acelerar la muerte una vez agotados todos los recursos ante una enfermedad incurable y en fase terminal.
PARA INCURSIONAR EN tan "escabroso" tema y en general sobre la tanatología en México, Virginia González viene realizando, no sin dificultades, una serie de entrevistas con legisladores, médicos, ministros religiosos, académicos y trabajadoras sociales, por lo que en posteriores entregas abordaremos algunas de sus interesantes, necesarias preguntas.
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