El Ballet Nacional de México comenzará
temporada en la capital de Guanajuato
La danza vive un auge, pero el Estado cada vez ayuda
menos, advierte Bravo
Los artistas deben volver a dar identidad a este país,
dice la directora de esa compañía
MERRY MAC MASTERS ENVIADA
Queretaro, Qro., 29 de noviembre. La danza contemporánea
vive un ''auge tremendo", con más de un centenar de agrupaciones
en el país. El Estado, no obstante, cada vez "ayuda menos", señala
Guillermina Bravo.
Para
la directora del Ballet Nacional de México (BNM), que tiene su sede
desde 1991 en la capital queretana, ''ahorita" es el momento de brindar
''mucho más" apoyo a los grupos por parte del Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes, el Instituto Nacional de Bellas Artes y la iniciativa
privada, para que se consoliden. Hay que ayudar a los talleres y a las
compañías jóvenes, pero ''como grupo, no con una beca
individual, para que puedan progresar", afirmó Bravo.
Cuestión de presupuesto, no de público
La creadora emérita ya ha planteado esas necesidades
ante la Legislatura local: ''Todos los artistas que estamos fuera lo plantearemos
en nuestros estados. Ahora constituimos el Colegio Coreográfico
que también lo va a proponer a escala nacional, porque con los bajos
presupuestos para la cultura, la danza es la que más sufre".
-¿El arte dancístico sigue siendo el patito
feo de las artes?
-En cuestión de presupuesto, sí, pero de
públicos, no. Los grupos viajan al extranjero con gran éxito
y también por la provincia. Podemos sobrevivir nada más,
pero no tenemos dinero para producciones, para importar maestros de otras
técnicas, todo lo que necesita un grupo de danza.
En la actualidad, el BNM se prepara para la temporada
La consagración y otras primaveras, que comenzará
el 11 de diciembre en el Auditorio del Estado de Guanajuato y continuará
el 14 y el 15 en el Palacio de Bellas Artes. Por vez primera en muchos
años, y con motivo del medio siglo de la Universidad de Guanajuato,
el agrupamiento será acompañado por la orquesta sinfónica
de esa institución, bajo la dirección de José Luis
Castillo. Así, doña Guillermina espera que ''renazca la danza
contemporánea que trabaja con música viva".
En los años 50 y 60, recuerda, ''Bellas Artes nos
proporcionaba la orquesta. Después vino un cambio de políticas
artísticas y hemos trabajado por lo menos 30 años con grabaciones".
Las obras que se interpretarán son La primavera
(Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi), con coreografía
de Luis Arreguín; Canto a la primavera (Primavera,
de Claude Debussy), de Rossana Filomarino, y La consagración
de la primavera (Igor Stravinsky), de Jaime Blanc.
Volver al nacionalismo
Con
82 años cumplidos el pasado 13 de noviembre, Guillermina Bravo está
en sus ''años sabáticos" respecto de la coreografía,
no así de la danza. Su cuerpo, dice, ya no es igual. Y, como el
coreógrafo se expresa con su cuerpo, ''creo que no es mi tiempo
ya. No soy de este siglo". Su cuerpo, no obstante, le pide a diario su
clase de ''mantenimiento", que toma en el Centro Nacional de Danza Contemporánea,
fundado en la capital de Querétaro en 1991, que comprende el BNM
y el Colegio Nacional de Danza Contemporánea.
Hubo una época en la que el movimiento nacionalista
imperó en las artes, ''luego, los nuevos coreógrafos perdieron
ese sentido de patria, de lucha popular, y se fueron por otros caminos".
Bravo pide ''volver al nacionalismo, pero a otro nivel", porque ''se desdibuja
la nación". Agrega: ''Ya no se llamaría nacionalista -no
sé cómo lo van a llamar-, pero (los artistas) tienen que
volver a dar identidad a este país".