Publica un libro de ensayo sobre una de las
vetas más desconocidas del escritor
Ignacio Solares indaga en el apego de Julio Cortázar
a la divinidad
Muestra que en los libros del escritor argentino hay
algo más que la mera profesión de narrar El autor de Casa
tomada fue un magnífico contagio sobre la vida misma, señala
CESAR GÜEMES
''Quise encontrar al otro Cortázar que de alguna
manera sabía que estaba en sus libros", dice a La Jornada
el escritor Ignacio Solares a propósito de su más reciente
libro de ensayo, Imagen de Julio Cortázar, publicado por
la cátedra del mismo nombre y la UNAM con el apoyo del Fondo de
Cultura Económica.
En él aborda uno de los aspectos más desconocidos
del escritor, que en terminos de uso cotidiano es su apego a la divinidad.
De diversas maneras es un descubrimiento, luego de que Cortázar
aduciera su inveterado ateísmo. A lo largo del volumen, Solares
demuestra cómo, mediante los propios textos del prosista argentino,
había ''algo más" que la sola profesión de narrar
una historia.
Apunta
Solares en entrevista: ''Creo que hay nuchos Cortázar. Da para una
infindad de tratamientos y de estudios. Pero, curiosamente, esta veta era
la que menos se veía. Y creo que es la fundamental para entenderlo.
Ese Cortázar tendiente a la magia, el que se interesó por
la parasicología, el que creía en otra cosa, está
relacionado con el Cortázar literario. Es muy revelador que en sus
cartas hable tan explícitamente en su creencia en Dios, un dato
que muy poca gente sabía. Y nos enteramos de él hasta que
por fin salieron las cartas editadas por su ex esposa. In-tuíamos
que ese Cortázar estaba ahí, porque en sus libros nos daba
esa información, desde luego no al grado de que nos informan sus
cartas. No tengo duda de que es uno de mis autores fundamentales, que me
formó en más de un sentido".
Preferencia por el eclecticismo
-¿Determinas a qué grado llegó en
ti la influencia de él?
-No, es imposible decir cuánto nos formó
Cortázar. Es un personaje inseparable de unos de mis gustos más
apreciados, como el jazz o el ron cubano o París. Ese descubrimiento
del Cortázar secreto me fortalece. Siempre he tenido miedo de algunas
palabras como, lo digo entre comillas, ''ocultismo", porque te refiere
a la charlatanería, pero en realidad ese término viene de
''escondido", así que mi acercamiento fue sobre algo oculto. Sentí
una especie de deuda hacia Cortázar para mostrar que él es
más que los Cortázar que conocíamos.
-¿No bastaba con ese Cortázar que conocíamos?
¿Por qué buscarle a su obra significados que él evidentemente
no intentó?
-No, porque finalmente también éste es Cortázar.
Verlo así lo enriquece y lo abre a otras posibilidades. Por ejemplo,
en mi caso, que tengo una fe que no tiene nada que ver con la Iglesia católica,
pero es una fe en algo que está más allá de nosotros,
me lleva a sentir la necesidad de trascendencia por cualquier medio. Una
de las aspiraciones más válidas del ser humano es ser más
de lo que es. En ese sentido, encontrar esa veta en Cortázar me
ha ayudado mucho. Por eso hallé en algún momento claves profundamente
religiosas en textos como El perseguidor o En el anillo de Moebius,
en el cual se atreve a llevar a su personaje a una vida distinta. Así
que me gustó mucho la posibilidad de coincidir mi inquietud con
la de un autor a quien he admirado tanto como Julio Cortázar.
-¿Por qué hacer un libro sobre las creencias
de Cortázar y no sobre un autor que dominas, Leon Bloy?
-Habría varios autores sobre los que sería
pertinente buscar esa veta. Lo que sucede es que no me gusta tanto un autor
cuando es directamente católico. Por eso me atrae más la
forma en que Cortázar se abre a todas las posibilidades. Aquella
frase de Jung, quien afirma que ninguna religión basta, cada vez
es más cierta. El problema es encerrarse dento de una sola creencia.
Por eso me gusta más el eclecticismo y pienso que viviremos sorpresas
estupendas en ese sentido. Descubriremos cosas insospechadas en la literatura
y en la vida misma.
Leerlo fue una revelación
-¿Es posible que Cortázar, ya que de varias
formas eres un especialista en él, influya en tu manera de escribir?
-Desde luego. Quizá no tanto en el estilo mismo,
porque brincos diera yo por tener el mínimo parecido con su trabajo
que es de una riqueza maravillosa. Pero indudablemente diría que
me metió de cabeza en la literatura. Luego de leerlo por primera
vez fue para mí una revelación, sobre todo con Casa tomada.
A partir de ahí fue el modelo que, creo yo, marcó mi forma
de pensar por escrito. Además, fue un magnífico contagio
sobre la vida misma. Sus gustos en la música, la pintura, la bebida
y el tabaco, fueron transmitidos a nuestra generación como un compendio
de cómo existir. Así que desde luego impregnó todo
aquello que se me dio escribir en un principio. Y también afirmo
que me dio muchas luces en el sentido religioso del término.