En clave tojolabal
¿Te doy mi regalo?
¿O tu regalo?
Carlos Lenkersdorf
Lenguas no sólo sirven para comunicarnos y decir lo que pensamos, sino que, a la vez, enuncian realidades en las cuales no pensamos y de las cuales ni somos conscientes. De este modo, manifiestan maneras de pensar, de apreciar el mundo y, también, de filosofar. Muchos no aceptan estas afirmaciones tajantes, sobre todo si se piensa que filosofar tiene su raíz única en la Grecia antigua. Hace poco publicamos un libro sobre la temática, Filosofar en clave tojolabal (Miguel Ángel Porrúa, 2002) y no vamos a repetir las razones que expusimos y que no convencen a todos o algunos.
En su lugar presentamos otro texto que, a nosotros nos
parece fascinante. Estamos revisando y ampliando el Diccionario tojolabal
de dos volúmenes que publicamos hace más de veinte años.
Nuestro propósito en la revisión es que expliquemos las idiosincrasias
del pensar y filosofar del tojolabal. El tojolabal como tantas otras lenguas
de pueblos originarios no sólo manifiestan otra apreciación
del mundo, sino otro modo de enfocar la realidad, de filosofar a partir
de ésta y de organizarla de manera distinta, porque sus principios
organizativos son diferentes. En lugar de teorizar sobre el tema presentamos
una entrada del diccionario mencionado. Empezamos con el vocablo del cual
ofrecemos las traducciones correspondientes. A esto le sigue un ejemplo
que da un giro lingüístico representativo y sorprendente. Su
traducción y una aclaración algo extensa explican las palabras
introductoras a este artículo. No agregamos más y dejamos
el juicio a los lectores y lectoras.
majtan, majtanal. Regalo, ofrenda.
'oj ka' yi' jun smajtan. Le voy a dar un su
regalo.
Observemos que el regalo no es de la persona que lo da sino de la otra que lo recibe. En este sentido hicimos la traducción, aunque la frase correspondiente en español es, "le voy a dar mi regalo". Cada una de estas versiones reflejan otra concepción y cosmovisión pero también otra cosmovivencia, es decir otro pensar y otro actuar que, en última instancia, desembocan todos en otro filosofar.
En el contexto español somos poseedores de bienes que podemos regalar si así nos parece. Se presupone lo intocable de la propiedad privada de la cual cada uno dispone y que tiene una historia milenaria en Occidente. Desde esta perspectiva, los tojolabales somos despojados de nuestros bienes, porque no tenemos nada por regalar, no disponemos de propiedades, incuestionablemente nuestras. Es decir, en el ámbito tojolabal, el dador no da lo suyo ni tampoco de lo suyo, sino que da lo que es de la persona que lo recibe.
Dentro del contexto tojolabal, pues, no regalamos lo nuestro sino que regalamos lo que ya es del otro. Mejor dicho, hacemos pasar de mano en mano lo que ya es de otros. Por eso, no merecemos que se nos den las gracias. Éstas las debemos a la persona que lo recibe porque nos da la oportunidad de darle lo suyo. Enfaticemos que no regalamos nada nuestro y que no tenemos nada para regalar. Lo que consideramos lo nuestro no es de nosotros y, en última instancia, tampoco de la persona que lo recibe. Todos, pues, somos los que no tenemos nada y hacemos regalos de lo ajeno para alegrar a los otros. La propiedad privada brilla por su ausencia. Pero lo que damos y pasamos de mano en mano es de Nuestra Madre Tierra que nos hace trabajarla, nos alimenta y nos da regalos que podemos pasar a otros. Conforme a esta concepción de regalos y ofrendas, los tojolabales, cuando tradujeron un texto griego, lo cambiaron, mejor dicho lo metamorfosearon.
El texto dice, "si le ofreces TU regalo en el altar de Dios", los tojolabales tradujeron, "si le ofreces SU regalo en el altar de Dios". De este modo tojolabalizaron el texto al insertarlo en un mundo en el cual pasamos lo recibido de mano en mano. Todos somos recibidores y lo que pensamos tener y poseer son regalos apreciados para que los pasemos a otros. Formamos, pues, una comunidad "nosótrica" que incluye a Nuestra Madre Tierra que nos presenta regalos para que podamos darlos a otros de la misma comunidad y para resembrar la alegría que sembró Nuestra Madre Tierra. Así es que nos encontramos en un mundo cuya raíz organizativa es una sociedad despojada de bienes y, a la vez, receptora de regalos que pasamos de unos a otros. De este modo estamos proveídos y a la vez somos proveedores de bienes que pasamos entre nosotros. Dicho de otro modo, la concepción tojolabal de un giro lingüístico nos conduce a una filosofía de la praxis, crítica del filosofar correspondiente en Occidente y formadora de otra organización socio-política.
Nuevo Jardín, Chiapas