Sigue el rastro de dos automóviles que fueron sustraídos del domicilio
Pide apoyo la PGJDF para ubicar a los asesinos de la familia Narezo Loyola
La hipótesis de robo o secuestro no ha sido desechada en el caso del multihomicidio
SUSANA GONZALEZ G
En la búsqueda de los asesinos de la familia Narezo Loyola, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) solicitó auxilio a las corporaciones policiacas de los estados vecinos, así como la colaboración de la Policía Federal Preventiva (PFP), para rastrear los dos automóviles que, al parecer, fueron sustraídos del domicilio de las víctimas.
Incluso, "si fuera necesario", las autoridades capitalinas pedirán el apoyo de la Procuraduría General de la República (PGR), informó en conferencia de prensa el procurador capitalino Bernardo Bátiz.
El funcionario hizo un llamado "a las personas que sepan algo a que no tengan ningún temor, que se comuniquen a la Procuraduría para que nos informen lo que tengan, cualquier dato", y aseveró que personalmente está dando seguimiento al caso.
Tal exhorto, argumentó Bátiz, no obedece a que la PGJDF carezca de indicios firmes para esclarecer el homicidio múltiple de Tlalpan, pues ningún dato "sale sobrando" y las autoridades deben buscar por todos lados.
Las hipótesis de robo o secuestro no han sido desechadas como móvil del multihomicidio, a pesar de que las evidencias pudieran indicar que "problemas de otra índole, como probablemente familiares o venganzas", sean la causa del asesinato del matrimonio Ricardo Narezo Benavides y Diana Loyola Bautista -de 51 y 48 años-, así como de sus hijos Ricardo, Andrea y Diana -de 20, 14 y 8 años, respectivamente-, y la trabajadora doméstica Cecilia de los Angeles Machado y su prima.
"El hecho de que hayan muerto todos los de la casa y el único sobreviviente no fuera de ahí, aunque también se intentó asesinarlo, nos indica -señaló Bátiz- que pudiera ser que la familia conociera a quienes los mataron."
Manifestó que para someter a las siete víctimas probablemente tres o cuatro personas participaron en el crimen.
El único sobreviviente de la masacre, Juan Pablo Quintana, de 20 años y amigo del hijo primogénito, se encuentra internado en un hospital del sur de la ciudad, donde fue operado del cuello y tiene proteción de la Policía Judicial. Mientras se recupera y puede rendir su declaración de lo ocurrido, así sea por escrito, la familia Narezo Loyola fue velada ayer, cerca de la casa donde fueron ejecutados, luego de que a los cuerpos se les realizó la necropsia de ley en el Servicio Médico Forense.
En cuanto a los dos automóviles desaparecidos, un Jetta negro y una vagoneta Pointer, Bátiz acotó que tampoco se tiene la certeza de que estuvieran en el domicilio antes del crimen. Además, en la casa no se registraron huellas de saqueos y desorden, tampoco las cerraduras fueron forzadas y la puerta principal estaba cerrada con llave, por lo que los asesinos entraron con la anuencia de la familia o utilizaron una escalera de servicio de la parte posterior de la casa.
Sobre la posibilidad de que se tratara de un intento de secuestro, el procurador dijo que no se tendría porque asesinar a tantas personas.
Por su parte, personal de Servicios Periciales de la PGJDF extendió la búsqueda de pistas al taller mecánico, en la colonia Extremadura, luego de examinar la casa de la familia y los cuerpos de las víctimas en busca de algún residuo de sus asesinos en las uñas, como cabellos o sangre. "El compromiso es trabajar duro para desentrañar este crimen que indigna muchísimo a todos y consterna a la sociedad por su gravedad y saña", puntualizó.
