José Antonio Rojas Nieto
El ladrón de Bagdad
Desde luego que tiene absoluta razón Alfredo Jalife Rahme al notar el delicado error de confundir turcos con turcomanos y sirios con asirios, cuando la semana pasada mencioné las minorías de Irak.
Vale disculparse y ratificar que de 75 a 80 por ciento de los moradores de ese país son árabes; de 15 a 20 por ciento kurdos; y que en el aproximadamente 5 por ciento restante se incluyen diversas minorías, entre las que sobresalen los turcomanos y los asirios. Los primeros se concentran en el norte y el centro de Irak (Mosul, Erbil, Kirku y Deyalah), y con una población cercana a 2 y medio millones de descendientes de las tribus Oguz, provenientes del Asia central, forman la tercera minoría étnica más importante, después de los kurdos y los árabes. Los segundos, a su vez, forman una minoría notablemente distinguida por su fuerte unidad y que desciende de los habitantes del norte de la antigua Mesopotamia, en la parte superior del Eufrates, zona actualmente administrada por kurdos.
Pues bien, hoy ambas minorías forman parte de la gran nación que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, amenaza invadir uno de estos días, como parte de una acción que parece buscar la realización del trabajo pendiente de su padre. ƑLa coartada? šEliminar un peligro para la estabilidad internacional! šAcabar con los terroristas del famoso eje del mal!
Las renovadas acciones belicosas estadunidenses posteriores al 11 de septiembre comenzaron con el ataque a Afganistán y, pese a los tímidos esfuerzos de la Organización de Naciones Unidas, muy probablemente seguirán en Irak.
Casualmente Afganistán e Irak son estratégicos en el terreno energético. Por Afganistán deberá pasar el crudo ruso que abastecerá en parte el Lejano Oriente y la gran zona Asia-Pacífico. En Irak están las segundas reservas de crudo más importantes del mundo; podrían ser las primeras. Deben estar disponibles para circular en el mercado libre de petróleo.
La reciente gran difusión de las características de Irak han hecho de dominio público ese enorme potencial: 112 mil 500 millones de barriles probados y 300 mil millones probables. Acaso por ello, y pese a toda la conflictividad del caso, se anuncian planes de compañías de China, Francia y Rusia por 38 mil millones de dólares para explotar nuevos campos petroleros que podrían garantizar una producción diaria cercana a 5 millones de barriles.
La dificultad mayor para Estados Unidos en la zona que tiene dos terceras partes del crudo mundial es Irak. No la única, por cierto. La Organización de Naciones Unidas no ha logrado allanarla. No ha sido eficiente la búsqueda de equilibrio entre lo que dicen es el respeto al derecho internacional y las burdas presiones de Bush con el argumento de la continuada posesión de armas de destrucción masiva por parte del régimen de Hussein.
La reciente resolución 1441 del Consejo de Seguridad obliga a Irak a abrir cualquier instalación, edificio u oficina que se estime conveniente a los inspectores de la Comisión de la ONU para la Inspección, la Verificación y el Desarme en Irak y del Organismo Internacional de Energía Atómica. Hans Blix -jefe de esos inspectores- advierte que Hussein debe facilitar el trabajo que empezará el 27 de este mes. Pide inspeccionar los sitios más sensibles: los militares, los de la guardia republicana y ministerial, y el palacio presidencial, lugares en los que se presume está el arsenal de armas químicas y biológicas que, paradójicamente, fue desarrollado al amparo de Estados Unidos durante el conflicto con Irán, cuando Hussein era aliado firme de nuestros vecinos del norte.
ƑQué tipo de guerra impulsará Bush? Se pregunta 63 por ciento de los estadunidenses que la consideran inevitable pero también el 27 restante que se opone. ƑCorta duración? ƑProlongada?
Y en ese marco, los analistas petroleros plantean dos escenarios: un primero, de muy alto precio durante las semanas de guerra, y de posterior caída luego de una intervención corta que no obstaculice el flujo de los casi 40 millones de barriles de petróleo que día a día salen del Pérsico a todo el mundo; el segundo, de varios meses de precios muy altos y desplome posterior si la guerra se prolonga y, todavía más, se afecta no sólo el flujo del crudo sino la producción de los miles de pozos árabes.
Ambos escenarios pueden ser desastrosos, lo asegura Mohamed Jatami, presidente de Irán, para el que un ataque a Irak tendría consecuencias terribles para la región que guarda la mayor parte de los recursos energéticos del mundo. Pero también para el resto del mundo, tan severamente dependiente del crudo de Medio Oriente.
No sabemos realmente qué suceda. Hussein se prepara a salir airoso de esta terrible coyuntura y, luego de seis años de limitaciones en su producción petrolera, se dispone a recuperar un nivel de 6 millones de barriles diarios, sólo atrás de Arabia Saudita y Rusia. Bien sabe que el Bush de hoy -convertido en un verdadero ladrón- no tiene el apoyo que tuvo su padre en 1990; y que hoy -como acaso nunca antes- sus historias emulan Las mil y una noches: están llenas de fantasías e inventos, pero también de impotencia transformada en violencia, una violencia aparentemente inevitable sobre la hermosa Bagdad, sobre sus nobles pobladores. šLamentablemente!
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