Gustavo Leal F.
šAguas, gobers!
A pesar del voto masivo por el "cambio", el "federalismo" que sueña el secretario de Gober-nación, Santiago Creel, depara a los estados el mismo esquema de políticas públicas priístas donde todo se diseña desde arriba. Hoy se trata de calzarles el malhadado Seguro Popular.
Mientras, como testigo mudo, Julio Frenk -al lado del ubicuo gobernador Pablo Salazar Mendiguchía- flanqueaba al presidente Fox en aquella triste cena a la que los gobernadores no llegaron nunca, Marta Sahagún hizo mutis frente a las 12 canciones que interpretó un coro integrado por 36 indígenas tzotziles en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, todas alusivas a la indiferencia, la violencia y la inestabilidad en Chiapas.
Como en los tiempos priístas, la pomposa iniciativa de "nueva arquitectura financiera del sector salud" que Frenk y el empresario y senador panista Fauzi Hamdan pretenden imponer a las entidades federativas constituye otra evidencia de la falta de cambio en el gobierno de la "alternancia".
La iniciativa Frenk-Hamdan plantea un seguro familiar al que los gobiernos estatales tendrán que aportar una cuota diaria de 17.8 por ciento de un salario mínimo, para hacerlos "corresponsables", mientras que el gobierno federal sólo aportará 14.72 por ciento y, por supuesto, sujeto a la "disponibilidad presupuestal".
Además, las entidades federativas deberán destinar un porcentaje de sus aportaciones -que les fijará el Consejo de Salubridad General- para el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos. Concebido como una "reserva", ese fondo tendrá como objetivo "apoyar" a los estados cuando deban sufragar "aquellos tratamientos y medicamentos asociados que impliquen un alto costo" y que no incluye el limitado "catálogo esencial" que mercadea el Seguro Popular.
Siguiendo las recomendaciones del Banco Mundial y de la Organización Mundial de la Salud de la doctora Gro Harlem Brundtland respecto a la separación entre financiamiento y prestación, el gobierno federal reserva a los estados toda la responsabilidad de la prestación de los servicios aunque, eventualmente, sólo šcinco secretarios estatales de Salud! serán "invitados por el secretario de Salud" al nuevo, costoso y flamante Consejo Nacional del Seguro Popular.
Con la "generosa" iniciativa Frenk-Hamdan -que propone el establecimiento del "copago" para "garantizar el uso responsable de los servicios de salud"- arriba a México el "nuevo universalismo", promovido por la OMS-Brundtland, en que todos deberemos pagar más por el "derecho" a los mismos ruinosos servicios. Pero, toda vez que el "humanismo" foxista carece de políticas clínicas alternativas, es claro que, aun contando con más recursos, nada podrá hacer por la mejora efectiva de los procesos de atención. No en balde, hasta los autores de la plataforma legislativa del PAN para 2003 reconocen "que nos hace falta un capítulo sobre salud".
Vía Frenk y Hamdan, esta política "social" refrenda a los gobernadores la sentencia de Kennedy en su discurso de investidura: "prometemos ayudarlos a ayudarse a sí mismos". Pero Ƒqué "ganan" los estados con esta iniciativa? ƑPor qué "deberían" asumirla? Y destacadamente: Ƒqué "ganan" los pacientes, médicos, enfermeras y profesiones afines?
Como dice el gobernador Ricardo Monreal: ese federalismo del que "no es culpable Fox, pero lo aplica como los priístas", hoy por hoy postula que, finalmente, se acabó lo que se daba. Y hasta lo declaró Zedillo: lo "que los gobernadores piden es más dinero sin responsabilidad", justamente aquello que, según el Banco Mundial, debe "reformarse urgentemente" en México.
Frente a este escenario no resulta casual que el octavo Congreso Nacional de Comisiones Legislativas de Salud resuelva exigir a la Federación incrementos presupuestales e impulsar un punto de acuerdo para descentralizar el IMSS y el ISSSTE. Hay que agregar que, finalmente, los alcaldes solicitaron ser escuchados en la reunión que la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) celebró en Chihuahua.
En ella, la Conago reiteró su petición de que los "programas y recursos federales que se ejercen en los estados sean transferidos a los gobiernos estatales". Por su parte, los alcaldes fueron muy precisos: "queremos más y queremos mejor, 50 por ciento de los recursos vienen etiquetados".
šAguas, gobers!: el asombroso tinte centralista de una iniciativa que, como la que impulsan Julio Frenk y Fauzi Hamdan, aspira a imponer autoritariamente la "corresponsabilidad" entre los diferentes niveles de gobierno, no podrá sino traducirse, en el muy corto plazo, en una auténtica bomba de tiempo sobre los estados. Su explosión potenciará la de por sí generalizada insatisfacción de los ciudadanos, médicos y pacientes, con el estado actual de la oferta de los servicios de nuestro lastimado Sistema Nacional de Salud y, por supuesto, con la mercadotécnica "democratización" con que pretendió barnizarlo el foxismo abusando de la bandera del "cambio".
Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco