CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
El juego de Ebrard
POR FIN LA larga espera de Marcelo Ebrard terminará la semana próxima cuando llegue a México su asesor, su faro de luz, el superpolicía Giuliani.
Y NADIE, NADIE, se explica por qué aún, con las protestas y las advertencias de unos y otros hacia su asesor, él se mantiene en la misma tendencia ilógica de atender los consejos del creador de la limpieza de pobres en Nueva York.
LA UNICA EXPLICACION que puede haber es que Marcelo quiere hacer política apoyado por los señores del Consejo Coordinador Empresarial, es decir, en muchos de los que podrían haberse aprovechado del Fobaproa y que han traído a esta ciudad a Giuliani.
PARA NADIE ES un secreto el diagnóstico de seguridad en la capital y cuáles son los puntos y los criminales que han dado pie a esta situación que promete ampliar las potestades punitivas del Estado.
PERO PARA NO entrar en mayores discusiones, lo mejor es ir sobre puntos concretos respecto del quehacer policiaco en la ciudad. El doctor Bernardo Romero, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Querétaro, escribió no hace mucho un artículo titulado Las estrategias de la seguridad pública en los regímenes de excepción: el caso de la política de tolerancia cero.
EN ESE ARTICULO se dan cifras que explican, más allá de la genialidad de los neoyorquinos, algunos de los males de la policía. Dice Romero: "en comparación con otras ciudades del mundo, en México existían en 1994 más policías en esta ciudad que en otras del mundo".
MIENTRAS EN LONDRES se tenían 25 policías por cada diez mil habitantes y en Washington 37, en Río de Janeiro 40, en Madrid 44, en Roma 53, en París 56, en el Distrito Federal existían 65".
ES DECIR, EL problema no era el número de uniformados, y según se sabe las cifras no han variado en demasía, pero veamos la eficacia de su trabajo.
EN ESE MISMO año, en Washington se necesitaban 14 policías para lograr 100 arrestos, en París 15 para lograr el mismo número de detenidos, en Londres 18, en Roma 21, en Río de Janeiro 30, en Sao Paulo 31, en Madrid 35, pero en el Distrito Federal la cifra era un récord: se necesitaban mil 295 policías para ello.
SI EL ESTUDIO de este investigador es real, lo cual no ponemos en duda, las cifras muestran una incapacidad que sólo se puede explicar por la tremenda corrupción dentro de todas las corporaciones policiacas en la capital.
PARA SABER ESTO, para entender que una gran parte de los uniformados percibe salarios de hambre y prefiere recibir un balazo de cientos o de miles de pesos que un tiro en la cabeza, no se necesita la lámpara de Diógenes.
EN CUALQUIER CALLE del Distrito Federal hay alguien que sabe de nuestros males. Lo que pasa es que además de la limpieza de pobres en el centro de la ciudad que promete el ex alcalde de Nueva York, hay una urgencia del jefe de la policía por colarse a las grandes ligas de la política, apoyado por los señores del capital, a quienes pretende servir. Giuliani no llega el lunes, como se había dicho, pero llegará, insisten, la semana próxima.
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