POPOCATEPETL
Popocatépetl significa cerro que exhala humo o cerro que humea; así lo bautizaron nuestros antepasados nahuas y, como su nombre lo indica, es un volcán activo. Se encuentra en el extremo sur de la Sierra Nevada, que es la cordillera más alta de las que circundan la cuenca de México.
Su cima está a 5 mil 452 metros de altura sobre el nivel del mar; se formó hace 300 mil años. Tiene un cráter profundo; de la orilla de mayor altura al fondo, hay más de 250 metros. En la actualidad el volcán Popocatépetl forma parte del territorio de los estados de México, Morelos y Puebla.
Existen datos de su actividad en la época prehispánica, como las erupciones de 1347, 1354, 1363 y 1509. Desde entonces se llevan registros cada vez más precisos de sus movimientos.
Los cerros y sobre todo los volcanes son considerados por los pueblos originarios como dadores del agua, pues en los heleros y en las serranías se generan ríos y manantiales; también en estas alturas se condensan las nubes que dan lugar a las lluvias.
El agua es básica para la subsistencia humana. Los pueblos agrícolas que generan los alimentos que todos consumimos, lo saben bien, por eso han creado estrategias que les permiten estar en íntima relación con la naturaleza. Nealtican, Ozolco, Xalicintla y San Nicolás de los Ranchos, comunidades nahuas de Puebla, que se encuentran en las estribaciones de la Sierra Nevada, han tenido desde tiempos inmemoriales, sacerdotes encargados de mantener comunicación con las deidades de esa sierra.
A estas personas se les conoce como tiemperos, quiamperos o graniceros y son respetados en las comunidades por sus conocimientos y capacidad de observación, que les permiten predecir el clima, señalar los días adecuados o propicios para el inicio de la siembra y para alejar las destructivas granizadas. En la época prehispánica tenían el nombre náhuatl de teciuhtlacazqui, que significa conjurador de granizadas. En estos climas de montaña, es importante el tiempo de inicio de las lluvias y las primeras heladas, pues tienen relación directa con los cultivos de temporal.
El antropólogo poblano Julio Glockner ha tomado parte en varias de las visitas a los lugares sagrados, desde 1989, año en que Aurelio Fernández lo invitó a hacer un reportaje para La Jornada de Oriente. Escribe que algunos de estos sitios se localizan en altitudes cercanas a los 4 mil 500 metros sobre el nivel del mar; otros se encuentran en cañadas por las que bajan pequeñas corrientes de agua cristalina.
Entre las ofrendas, como se hace desde antes de la llegada de los europeos, se presentan tamales, mole, frutas, copal, y como parte de la ceremonia se reza y se cantan alabanzas; también se efectúa una danza ritual y se depositan ropas. En ocasiones se sacrifican guajolotes y se pide la buena lluvia, necesaria para las producción agrícola.
Las esculturas de piedra prehispánicas se han sustituido por cruces. Como en otras regiones del país, se "visten" con las ofrendas de ropa. El granicero está encargado de organizar y dirigir la ceremonia y según la fecha, parte de la población lo acompaña. Al término de la ceremonia se comparte la comida y se inicia el regreso.
Dentro del calendario ceremonial, hay fechas en
las que se llevan a cabo visitas, como el 2 de febrero Día de la
Candelaria, y el 3 de mayo, que se sube al Popocatépetl para agradecer,
a depositar ofrendas propiciatorias y a realizar la ceremonia de petición
de lluvia.
Agradeceremos que nos envíen datos acerca de las celebraciones que se realizan en su comunidad, así como descripciones de sus costumbres y tradiciones. También serán bienvenidos sus comentarios y correspondencia a: La Jornada, Av. Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, Benito Juárez C.P. 03310, sección Cultura, página Tradición y Cultura. |