Decenas de fans femeninas lograron buena
entrada en el Metropólitan
El soul-pop de Darren Hayes despertó el culto
por el cantante galán
El ex integrante de Savage Garden mostró fuerza
interpretativa en el escenario
ARTURO CRUZ BARCENAS
La noche del pasado viernes la ciudad tuvo una amplia
oferta de espectáculos. En el área de conciertos se podía
ir al Salón 21 para ver a Charly García, a Genitallica en
el Hard Rock, y a Darren Hayes, en el Metropólitan. El primero no
metió ni a 600 personas; el segundo llenó porque había
barra libre, y el tercero tuvo una asistencia más que buena.
El de Darren parecía el menos fuerte de los tres,
pero largas filas de adolescentes esperaban entrar al foro de la calle
de Independencia para ver al ex Savage Garden. Compraban programas con
infinidad de fotos de cien pesos, discos originales y piratas de Spin,
su primero y único disco como solista, más innumerables imágenes
donde posa para ellas.
Con Darren regresa el culto al galán, al muchacho
agraciado por la naturaleza, rubio, barbado, labios carnosos, nalgoncillo,
melena alborotada, chamarra de mezclilla y lentes oscuros. Más actitudes,
por supuesto, tipo Robert Redford en sus mejores días. Grupos de
fans en el Metropólitan gritaban y silbaban exigiendo el
comienzo. A las nueve se apagaron las luces y una gritería invadió
hasta los rincones del teatro.
No salió Darren, sino un par de diyéis
llamados Specificus, desconocidos por la concurrencia. "¿Y esos
qué onda?". Como si se hallaran en un antro de Cancún o Ibiza,
el par de tecladistas y tornamesistas tocaron unos 15 minutos de dance,
"música orgánica". Más allá de los punchis-punchis,
demostraron ritmo y fuerza y lograron la reacción de los jóvenes
acostumbrados a antrear y ligar, o a andar de free (al me
gustas, presta y ahí la vemos; sin compromiso, pues).
Acabada la onda discotequera se prendieron las luces del
escenario y Darren, entre gritos de "papacito" y adláteres, interpretó
Good enough. Un rayo de luz envolvió al muchacho rubio y
los suspiros de ellas hicieron su aparición. I want you y
Crush, Miss you, What you like?, Affirmation, Cool,
hasta Spin, una tras otra y Darren demostró que el disco
de estudio titulado Spin es una cosa, pero en vivo se escucha diferente.
El soul del ex Savage Garden adquiere una fuerza interpretativa, a pesar
de que las melodías no son complicadas y se digieren fácilmente.
Ha trabajado con algunos productores exitosos, quienes han colaborado a
la fama de Ricky Martin, Madonna, Dido o Mariah Carey, así como
con creadores de música electrónica experimental.
El público coreó los temas, centrados en
contenidos románticos, el abandono, el deseo sexual y la traición.
Las letras alientan la honestidad en las relaciones personales.
Tuvo razón cuando en la rueda de prensa del pasado
jueves aseguró que el público ya no vería sólo
a un ex Savage Garden y que el periodo con su amigo Daniel Jones es ahora
una fase superada. Savage Garden quedó atrás; ahora Darren
habla y canta por sí mismo.