CON VISTA AL ZOCALO
José Agustín Ortiz Pinchetti
DF: norte contra sur
UN AMPARO CONTRA la construcción del distribuidor vial de San Antonio fue demandado por 170 vecinos de colonias surianas del DF. Ninguno de ellos es propietario ni siquiera de un metro de terreno en el espacio donde se hará la obra vial. Alegan tener derecho a un medio ambiente limpio y consideran que las obras los afectarán, por el ruido y demás molestias que causan. Muchos consideran que se trata de una acción frívola, azuzada por los partidos de oposición. De prosperar estas resistencias, ya no habría obra posible a realizar en el DF. Sin embargo hay que ver este fenómeno como expresión creciente del grado de exigencia de los ciudadanos del sur, quizás los más combativos de la capital.
LA CAPITAL SE caracteriza por ser una ciudad de ciudades. Perdió su centro histórico vital y lo está tratando de recuperar. Pero las diferencias entre el ambiente urbano y el tipo de capitalino que vive en las distintas regiones son dramáticas. Quizás el mayor contraste está entre los capitalinos del norte y los del sur. Geológicamente el sur está marcado por las cadenas montañosas del Ajusco y de Chichinautzin. En el norte hay cerros pequeños y secos: los de Guadalupe. El norte se construyó en llanos resecos y pardos; el sur, en áreas verdes y húmedas. En el norte está la zona industrial densa; en el sur viven todavía los pueblos originarios y se levanta la universidad.
MAS AL SUR, en Xochimilco y Tláhuac, hace mil años se inventaron las chinampas. Serán rescatadas en la próxima década. Hay también un conjunto de pueblos deliciosos: San Angel, con su convento carmelita; Coyoacán, la vieja villa refundada por Cortés; Tlalpan, otrora famoso por las peleas de gallos y hoy por su abundancia de conventos. La Ciudad Universitaria es territorio de ciencia, arte y crítica, fuente de la cultura nacional. La gente del sur tiende a preocuparse más por los libros, la vida universitaria y los espectáculos de vanguardia. La atmósfera norteña es más vaga e imprecisa. Está formada en gran parte por decenas de municipios del estado de México que se integran, y a la vez se distancian, de las delegaciones capitalinas. Su población es mayor. La masa urbana es un interminable territorio hecho de casas y asfalto. Brilla el eje de la mexicanidad: la Basílica de Guadalupe. Pero su verdadera capital es Ciudad Satélite, inventada por Mario Pani a mediados del siglo XX. La clase media que la habita parece obsesionada en una imitación del american way of life.
CAPITALINOS DEL NORTE y del sur. Que yo sepa, no se han estudiado a fondo las diferencias entre ellos. Parecen engendrar subculturas distintas, quizás opuestas. Pero no hay línea divisoria entre ellas; mucha gente trabaja en el norte y vive en el sur, o al revés. Recorren penosamente esta ciudad, a veces hora y media en coche, o dos y media en camión. Es una dura vida en una ciudad fragmentada. Las obras viales son indispensables porque hay 4 millones y medio de automóviles en la ciudad. Más de 80 por ciento del presupuesto va al transporte colectivo, pero vencer la cultura del automóvil, arraigada en la capital desde hace 60 años, no será tarea fácil. No basta con la ampliación del Metro, ni con la multiplicación de microbuses o autobuses, ni el segundo piso, ni los distribuidores viales. Tiene que ver con los usos y costumbres de los capitalinos. Algo muy difícil de modificar con sólo el voluntarismo de las autoridades.
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