Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 10 de noviembre de 2002
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Economía

José Antonio Rojas Nieto

La nueva catástrofe petrolera

Valga la pena insistir. Irak no se merece la catástrofe que implica la locura del gobierno de Estados Unidos: "...que está loco, es cierto;...(además)... es cierto que es una lástima; y es una lástima que sea cierto...", dijo Polonio a la Reina en el dramático Hamlet, de Shakespeare. Tanto o más dramática es nuestra obra de hoy; entre otras cosas, porque la locura no es total. Finalmente, no hay loco que trague lumbre, dice el dicho popular. Algo sabrá, responde otro. Sí, el gobierno estadunidense sabe que su economía ya devora 20 millones de barriles de crudo al día (la mitad en gasolina), es decir, 7 mil 300 millones de barriles al año. Sabe también que con la tecnología actual de extracción y explotación de los yacimientos, y con la actual banda de precios, sólo dispone de 22 mil millones de barriles de reservas probadas. Finalmente, su locura no le impide reconocer que si tuviera que producir internamente todo el crudo que literalmente se traga todos los días -aquí parte del drama-, en no más de tres años se agotarían sus reservas probadas, si no descubriera nuevas capaces de compensar ese consumo.

Pero hay varias cosas más que también -y muy bien- sabe el gobierno de Estados Unidos. Basta hurgar un poco en los archivos de su fracasada Agencia Central de Inteligencia (CIA) o de su impresionante Departamento de Energía (DOE) para constatarlo: la antigua Mesopotamia, conquistada por los árabes en los siglos VII y VIII; por los otomanos, en el siglo XVII; la que fue ocupada por los ingleses a principios y a mediados del siglo XX; la misma que enfrentó a los iraníes durante casi 80 meses a partir de septiembre de 1987; la que lamentablemente hace 12 años se aventuró a invadir Kuwait.

Pues bien, esa controvertida pero, sin duda, hermosísima y noble nación de 22 millones de habitantes en su mayoría árabes pero también kurdos, turcos y sirios, esa misma posee una de las reservas petroleras más ricas del mundo: 112 mil 500 millones de barriles y un potencial próximo a 300 mil millones de barriles. Bueno, pues si sumamos a su reserva probada la de las otras potencias petroleras del Pérsico, es decir, Arabia Saudita (259 mil 250 millones), Kuwait ( 94 mil millones), Abu Dhabi (92 mil 200) e Irán (89 mil 700), logramos concentrar 63 por ciento de las reservas mundiales de crudo. Ahí están, alrededor del golfo Pérsico. (Por cierto que no conviene olvidar que Venezuela tiene 77 mil 685 millones de barriles de reservas probadas y que México ya sólo dispone de 22 mil 419 millones de barriles de reservas probadas, 26 mil 941, según Oil and Gas Journal).

El gobierno de Estados Unidos también sabe -vaya que lo sabe bien- que los importantes petroleros del Pérsico tienen los costos de producción más bajos del mundo, no más de un dólar por barril; y que esto les representa miles de millones de dólares anuales de renta petrolera, es decir, de dólares que logran captar por el importantísimo diferencial de su bajo costo respecto al costo más alto que el mercado soporta en cada coyuntura en la que, por decirlo así, se establece un nuevo equilibrio entre producción y consumo, entre oferta y demanda.

Hay que decir algo más que el gobierno de Estados Unidos también sabe y que, de nuevo, lo sabe muy bien: que al menos hasta hoy y, sin duda, por un buen trecho de tiempo, no hay sustitutos masivos del petróleo y que éste -y aquí otra faceta del drama- actualmente depende en 40 por ciento del crudo para resolver sus sus necesidades cotidianas de energía comercial (del gas natural en 25 por ciento y del carbón en 23 por ciento).

Sabe, asimismo, que ha resultado realmente difícil y complejo trascender esa enorme dependencia del crudo, no sólo en ese enorme país tragaenergía, sino aun en todo el mundo, en el que este codiciado hidrocarburo resuelve 38 por ciento de las necesidades de energía comercial (carbón 26 por ciento y gas natural 21 por ciento). Sí, lo dramático es que en Estados Unidos se sabe bien, pero bien muy bien -incluso se medra, se especula y se hace guerra por ello-, que sólo entre 5 y 7 por ciento de las necesidades cotidianas de energía comercial se resuelven con fuentes renovables y limpias; y que el dramático resto con recursos exhaustibles, altamente contaminantes, la mayoría de los cuales está fuera del belicoso país del norte.

Pues Irak tiene una de las porciones más importantes del mundo de esos recursos. Y acaso por ello mismo, una vez más, el gobierno de Estados Unidos está a punto de provocar una nueva catástrofe. šEs cierto que es una lástima; y es una lástima que sea cierto!

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