Miradas convergentes se abrirá en Bellas Artes
Alvarez Bravo, Evans y Cartier-Bresson, juntos
La exposición incluye 100 imágenes de los tres artistas
Rememoran muestra que montaron hace 67 años en NY
MERRY MAC MASTERS
Hace 67 años los fotógrafos Manuel Alvarez Bravo, Henri Cartier-Bresson y Walker Evans expusieron juntos con el título Documentary and Anti-graphic (Documental y antigráfico), en la galería neoyorquina de Julien Levy. Apenas tres semanas antes, los primeros dos habían presentado el mismo material fotográfico en el Palacio de Bellas Artes. Se imprimió un folleto con textos de Langston Hughes y Luis Cardoza y Aragón, que reprodujo algunas de las fotos expuestas.
Aparte de rememorar la muestra de Nueva York, Miradas convergentes, con un centenar de imágenes -40 de Alvarez Bravo, 30 de Cartier-Bresson y 30 de Evans-, que será inaugurada el miércoles 13 en el Museo del Palacio de Bellas Artes, ''también resalta cómo esos tres artistas se encuentran en un camino, y en una época, que comparten, y con intereses semejantes deciden consagrarse a la fotografía", afirma Mercedes Iturbe, directora del recinto.
Miradas convergentes es la última exhibición del año, organizada dentro del Homenaje Nacional a Manuel Alvarez Bravo por el centenario de su nacimiento. Más allá de ser un simple galerista, apunta Iturbe, Julien Levy era muy cultivado y con ideas concretas sobre lo que le interesaba promover en el aspecto cultural, que eran el surrealismo y la fotografía moderna, algo ''notable" porque en aquel entonces no había muchas personas que hicieran ese trabajo en relación con el arte fotográfico.
Y como no existen documentos que permitan reproducir con exactitud las imágenes presentadas en la galería de Nueva York, se ha hecho una remembranza de aquel encuentro. En el caso de los tres, dice Iturbe, hemos utilizado fotos tomadas entre 1928 y 1935. De Cartier-Bresson, 25 son de su primer viaje a México en 1934, y sólo cinco parisinas. Durante el año que el francés permaneció aquí, se vinculó con los artistas de la época. Fue Alvarez Bravo quien llevó a Cartier-Bresson al Istmo de Tehuantepec, ''un viaje obligado en aquel momento para los artistas e intelectuales", anota Iturbe.
Visión compartida
El título Miradas convergentes evoca que los tres ''eran amigos, intercambiaban ideas y, en última instancia, tenían una visión del mundo muy parecida, ya que se trata de fotógrafos muy cultos e interesados en el arte".
La ''pasión" de Alvarez Bravo por el arte lo llevó a formar una relevante colección de grabados. Por su parte, Cartier-Bresson primero estudió pintura con André Lhote y después de un periplo de un año en Costa de Marfil decidió dedicarse a la fotografía. En 1975 dejó la cámara para consagrarse al dibujo.
Algo parecido le sucedió al estadunidense Evans, cuya obra es poco conocida en México. Viajó a la ciudad luz, estudió en La Sorbona y se convirtió en admirador de Flaubert y Baudelaire, a quienes consideraba sus maestros. Incluso, Evans quería ser escritor, pero de regreso a su país compró una cámara Leica.