ELECCIONES EN EU
Los comicios en Connecticut, bajo vigilancia de la FBI ante presunto fraude
Acusaciones recíprocas de republicanos y demócratas de ensuciar el proceso electoral
Intimidaciones conservadoras a negros para impedirles votar en favor de candidatos liberales
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 5 de noviembre. Mientras la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) vigila el proceso electoral en Connecticut, el Partido Republicano ha acusado a los demócratas de organizar un fraude en los padrones de varios estados claves, en tanto que que los demócratas han contracusado que sus opositores intimidan a los votantes liberales para suprimir su sufragio, y se han desplegado cientos de observadores electorales federales en 14 estados del país para tratar de prevenir que se repitan las "irregularidades" que mancharon al último proceso electoral en el año 2000, en el que resultó electo el presidente George W. Bush.
La debacle electoral en Florida hace dos años aparentemente no ha resultado en re-formas y medidas para impedir las prácticas de fraude y otras maniobras ilegales en las elecciones estadunidenses.
Por ejemplo, en Bridgeport, Connecticut, un equipo de fiscales federales y agentes de la FBI anunciaron que estarán vigilando las elecciones después de que un candidato local para un puesto judicial perdió en las primarias contra un hermano del alcalde.
"El fraude electoral corrompe la esencia de nuestra forma representativa de gobierno", afirmó el fiscal federal John Danaher, en entrevista con un medio local.
El Departamento de Justicia ha enviado observadores electorales no sólo a Bridgeport, sino también a entidades en 13 estados más, informó Ap.
Muchas de las acusaciones de fraude en torno a estas elecciones no tienen que ver con sobornos o boletas electorales alteradas, sino con antiguas tácticas empleadas por ambos partidos durante décadas para manipular el margen de los resultados, particularmente en contiendas muy cerradas.
Entre estas tácticas, una muy común en las colonias pobres es instalar a oficiales de casillas que agresivamente cuestionan a personas que buscan emitir su voto sobre si tienen identificación apropiada o algún problema con su empadronamiento.
El ejemplo de Jesse Helms
En Maryland, el Partido Demócrata presentó una demanda legal la semana pasada para prevenir el uso por parte de los republicanos de agentes de policía armados y con uniforme durante sus horas de descanso, así como sus representantes destacados en las casillas.
Esa maniobra, acusaron los demócratas, podría tener "el efecto de intimidar y amenazar a ciudadanos afroestadunidenses de ejercer su derecho al voto".
De hecho, el senador Jesse Helms empleó una táctica muy parecida en su campaña de relección en 1992, cuando se enviaron tarjetas postales a votantes en distritos negros advirtiéndoles sobre posibles condenas de cárcel para cualquiera que hubiese sido culpado de votar ilegalmente.
Un tribunal falló poco después que esta táctica tenía la intención de suprimir el voto negro en la elección, y la campaña de Helms fue obligada a pagar una multa de 100 mil dólares aunque no tuvo que reconocer su culpabilidad.
Ante la demanda legal de los demócratas, los republicanos acordaron que los agentes
de la policía no se presentarían con armas o uniformes a trabajar en las casillas, y los demócratas retiraron la demanda presentada en Maryland.
Pero en un contrataque, los republicanos ahora acusan a sus contrincantes de comprar votos, ya que están ofreciendo pagarles a unas mil personas más de cien dólares a cada una para promover el voto durante los comicios de hoy.
Los republicanos han presentado demandas legales parecidas en otros estados, incluyendo Texas, donde el candidato del Partido Demócrata para gobernador, Tony Sánchez, está acusado de pagar a algunas personas por cada voto que logran promover a su favor.
Pero los problemas y acusaciones más graves de fraude probablemente se presentarán en Arkansas, Missouri, Georgia y Dakota del Sur, estados donde se determinará en gran medida el control del Senado.
El columnista político E. J. Dionne, del Washington Post, reveló que en todos estos estados el Partido Republicano ha lanzado esfuerzos para intimidar a votantes y suprimir el ejercicio del voto a grupos claves que favorecen a los demócratas.
Por ejemplo, en Arkansas el Partido Re-publicano ha establecido un grupo de "observadores de casillas" que llegaron a los lugares de votación con cámaras fotográficas y se dedicaron a interrogar a los que llegaban para votar.
"Es raro, no se detienen a hablar con blancos, sólo con afroestadunidenses", acusó Trey Ashcraft, presidente del Partido De-mócrata en el condado de Jefferson.
En Dakota del Sur los demócratas han instado a los votantes en las reservaciones indígenas a participar por primera vez en las urnas para apoyar a Tim Johnson, el candidato de ese partido al Senado.
Pero cuando los republicanos afirmaron haber descubierto registros para votar cuestionables, acusaron en un envío masivo de propaganda que "Tim Johnson y los demócratas están ocultando la verdad sobre el fraude electoral".
Más tarde, el partido nacional ofreció disculpas por este mensaje, pero advirtió que continuará observando muy de cerca este voto indígena.
Prácticas como éstas, que incluyen la difusión de rumores y propaganda que busca disuadir o suprimir el voto de ciertos sectores, son ahora muy comunes en varias partes de Estados Unidos, en donde contiendas muy cerradas -como fue el caso de Florida en 2000- se deciden más por abogados que por votantes.
El espectáculo electoral -con ambos partidos intercambiando acusaciones de fraude y amenazando con demandas legales- continuará con estas acusaciones y contracusaciones mas allá de este día.
El líder del Partido Demócrata, Terry Mc-Auliffe, declaró que los esfuerzos republicanos son "reprensibles".
Su contraparte republicana, Marc Racicot, dijo que este tipo de comentarios sólo son un intento para distraer la atención de "las acusaciones de fraude electoral realizadas por los demócratas en Dakota del Sur, Arkansas y otros lugares".
Tal ve, en lugar de pronunciamientos de inocencia por cada lado, vale la pena recordar uno de los grandes dichos del histórico ex alcalde de Chicago William Daley: "vo-ta temprano y frecuentemente".