ENTREVISTA /ANDREA SANCHEZ QUINTANAR, PREMIO UNIVERSIDAD NACIONAL 2002
La historia, "altamente peligrosa" para el poder
"EL CONOCIMIENTO LLEVA A TOMAR CONCIENCIA DE SITUACIONES INJUSTAS"
Para la académica, hay un grupo de especialistas, "enquistados dentro de las estructuras del poder", que impulsan una tendencia para borrar los procesos revolucionarios y que intentan, al mismo tiempo, construir una especie de historia aséptica en la que todo transcurre tranquilamente
KARINA AVILES
La historiadora Andrea Sánchez Quintanar, Premio Universidad Nacional 2002 en el área de docencia en ciencias sociales, advierte que la historia resulta "altamente peligrosa" para el gobierno, la iniciativa privada, la Iglesia y los grandes capitales, porque temen que la población tome conciencia de las situaciones de injusticia que se viven actualmente y se arrastran desde largo tiempo en el país.
La académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) manifiesta que "hay ciertos sectores" que se han dedicado a juzgar y a destruir a los personajes históricos porque "ellos mismos están enquistados dentro de las estructuras de poder". En ese sentido, alerta sobre "una tendencia a borrar los procesos revolucionarios, de lucha por la libertad, de combate contra las posiciones dominantes de la Iglesia, para construir una especie de historia aséptica, en la que no haya la lucha de clases".
Sánchez Quintanar platica sobre las intenciones de manipular a la historia, de los propósitos de algunos sectores que buscan legitimar un régimen establecido y demostrar la "inviabilidad" de posiciones revolucionarias de grupos que luchan por la justicia y la preservación de los derechos colectivos. Establece que en todas las épocas la historia puede ser objeto de manipulación, porque siempre ha habido sectores de la clase política en el poder a quienes les interesa una visión de la historia que convenga a sus intereses.
Sánchez Quintanar considera que en estos momentos, más que una idea de querer manipular el sentido de la historia, hay una tendencia a "ignorarla", a no mencionarla. Sin embargo, hay detalles, sobre todo en la conducción de la política exterior, "que le están dando la vuelta a todo lo que antes había sido". Otra situación a la que se refiere es la que se dio cuando el presidente Vicente Fox quitó "el retrato de Benito Juárez de Los Pinos, porque es evidente que no quiere tener nada que le recuerde el anticlericalismo de los liberales decimonónicos". El Ejecutivo tiene una actitud a la que sólo le interesa el presente y el futuro: para él, el pasado "se acabó".
Autora de distintos textos en libros de la materia como Los gobiernos de Carranza y Obregón en la historia de México, destaca que la historia es una ciencia social que resulta "altamente peligrosa para el gobierno, los líderes charros, la iniciativa privada, los grandes capitales y la Iglesia, porque el conocimiento lleva a tomar conciencia a los seres humanos de las situaciones injustas". Y si esta conciencia se hace colectiva, pues sería aún más peligrosa.
-ƑQué opina de los trabajos de los historiadores que se han dedicado a modificar las ideas que tenemos de nuestros próceres?
-Es cierto que a lo largo del desarrollo de la historiografía se han creado muchos mitos, que en buena medida son necesarios, por ejemplo, para consolidar el concepto de nación. Pero que al mismo tiempo dejan de lado un poco la objetividad y convierten a los grandes personajes en figuras estereotipadas que dejan de ser humanas. En aras de una visión mucho más humanizada de la historia vale la pena no derrocar ídolos, no se trata de ser iconoclasta, pero sí de humanizar a los personajes y dejar ver aciertos y errores.
Destrucción de personajes
-Pero estos historiadores hacen énfasis en los "errores", dejando ver una clara intención detrás. Por ejemplo, tachar de negativos a los rebeldes.
-Claro, el problema es que se les juzga y entonces se les atribuyen errores o aciertos, según el caso, y entonces el historiador no está cumpliendo su función. El historiador no debe juzgar a los personajes que hicieron la historia, sino explicarlos. Es equivocado juzgar a los personajes y, en aras de desestereotiparlos, de destruir el mito, destruyen por completo al personaje.
-ƑQué intenciones descubre en el hecho de que se intente destruir a ciertos personajes históricos?
-Hay ciertos sectores de historiadores que de alguna manera favorecen determinadas posiciones porque ellos mismos están enquistados dentro de las estructuras de poder. Hay una tendencia a borrar los procesos revolucionarios, de lucha por la libertad, de combate a las posiciones dominantes de la Iglesia, y se intenta construir una especie de historia aséptica en la que no haya la lucha de clases que se da y se muestra a lo largo del tiempo. Así, todo transcurre tranquilamente y los personajes que han sido los más combativos pues resulta que eran 'resentidos o acomplejados'"
-ƑLa historia al servicio del poder?
-Sí, la historia como sierva del poder. Esto es gravísimo, porque la historia tiene que estar al servicio de la población en su conjunto.
-ƑQuién gana con la destrucción de la historia?
-No pensaría quién gana, sino quién pierde. Pierde la conciencia nacional, pierde el pueblo... En lo que se desarrolla todo este proceso de la historia va a pasar un larguísimo tiempo en el que la conciencia histórica no llegue a las grandes masas.
-ƑPodríamos estar ya en una especie de letargo?
-Hay un enorme letargo que se empezó a dar desde los años setenta, en la reforma educativa de 1974 se estableció la enseñanza de la historia envuelta en lo que se llamó el área de ciencias sociales, que era impartir un pedazo de historia, de geografía, etcétera, pero se perdió enormemente el conocimiento especializado durante 20 años. En 1992 se retoma la enseñanza por materias y vuelve a enseñarse la historia.
"Las generaciones que hicieron sus estudios en el periodo de los setenta a los noventa dejan ver clarísimamente que tienen una desinformación y una carencia de conciencia histórica muy im-presionante. Eso no quiere decir que ya se ha superado.
-ƑNuestra conciencia histórica ha estado dormida en los últimos 20 años?
-Se ha abatido el nivel de conciencia histórica. No es que esté definitivamente dormida, porque sigue existiendo en la mentalidad nacional, aun cuando no se tenga una clara idea, pero finalmente se sabe qué es la independencia, quiénes son los próceres. Sin embargo, no hay un conocimiento secuencial de la historia como proceso.
Sánchez Quintanar habla del papel de los historiadores como constructores de la conducción del destino colectivo, social. Lamenta que no todos los profesionales estén conscientes de la importancia de llevar la histo-ria a las grandes masas: "producimos muchos trabajos para especialistas, pero no necesariamente nos preocupamos por cómo esos conocimientos pueden popularizarse".
Otros de los focos rojos que vislumbra en relación con la historia tienen que ver con las generaciones de jóvenes, muchos de ellos "avasallados por las formas de la ideología dominante, que es enormemente 'presentista' y por ello impide reflexionar sobre el pasado y sobre el futuro".
A muchos de los jóvenes, dice la historiadora, lo que les importa es el futuro inmediato, el éxito sin el mejor esfuerzo posible, el reventón, etcétera. Lo demás no importa, no importa si la gente muere de hambre, no importa lo que pasa en Rusia o si Estados Unidos va a atacar a Irak, es decir, "la falta de preocupación por los demás es consecuencia de la falta de preocupación por los demás que han sido en el pasado". Por otro lado, subraya, es necesario insistir en la necesidad de una mayor difusión de la historia en todos los sentidos.