Cerró la noche del martes en el Auditorio
Nacional su gira promocional
Erotismo, ritmo y mujeres extasiadas durante el concierto
de Chayanne
El boricua jugó, sin pudor, con el deseo de las
damas, tanto veinteañeras como maduras
ALMA E. MUÑOZ
"En cuanto lo tengas enfrente, te vienes", fue uno de
los primeros comentarios que provocó Chayanne al presentarse en
el Auditorio Nacional para dar fin a su más reciente gira promocional.
Exhultantes, las mujeres se desgañitaban para hacer
sentir su presencia al boricua, quien, maestro en el arte de provocarlas,
ejecutó sin empacho movimientos eróticos para satisfacer
a ese público femenino, que tuvo a bien abarrotar el Auditorio Nacional.
Los
aficionados a su canto y baile se mostraron satisfechos por el concierto.
Las mujeres, por la presencia de su ídolo, y los hombres por recrear
su vista, infinidad de veces, con las dos bailarinas que acompañan
al puertorriqueño: una güera y una morena, quien, sabedora
de sus encantos, contonea su cuerpo con sensualidad para deleitar al sector
masculino.
Chayanne juega con el deseo que despierta y permite a
las mujeres que consiguen acercarse lo más posible al escenario,
tocar sus manos en un rápido movimiento para impedir que pueda ser
arrastrado hacia el público. En algún momento acepta un beso
o una prenda para secarse el sudor y pasearlo, provocativamente, por su
cuerpo, para luego regresárselo a la dueña, quien con satisfacción
se deja caer en su asiento y termina la velada completamente extasiada
por el ''logro'' de la noche.
También, sin pudor, se levanta una parte de las
camisas que viste, sobre todo cuando interpreta canciones de corte romántico
o mueve las caderas sugestivamente y da a cada rato la espalda al público
para permitir que las miradas recorran su cuerpo y se escuche por allí
el "qué buenas pompas tiene".
Durante una hora 45 minutos, el artista alardeó
de su figura y su buena condición física, aunque llega un
momento en que es difícil diferenciar hasta qué punto canta
en vivo o hace play back para poder bailar al ritmo que le acompaña
y no dejar escapar los jadeos que le ocasiona el meneo constante.
El escenario idóneo para concluir su gira, como
él mismo pregonó, es la ciudad de México, por ser
el lugar que artísticamente le vio nacer a la edad de 10 años,
cuando se presentó como parte del grupo denominado Los Chicos.
No importa si habla, canta, se queda quieto, se peina,
mueve sus piernas o simplemente observa, cualquier movimiento provoca gritos.
Y qué decir de sus interpretaciones. Sin complicaciones pone a bailar
a la gente, lo mismo con Torero, Fiesta en América, Salomé,
Este ritmo se baila así o Provócame. Y también
la hace cantar cuando se pone meloso con Dejaría todo, Y tú
te vas, Hasta que el alma resista, Candela o Te necesito.
La mayoría de sus fans son veinteañeras
que portan ajustados pantalones de mezclilla y cortas playeras en un intento
por llamar la atención del cantante. Pero también hay mujeres
maduras y hasta de la tercera edad, quienes gustan de las canciones del
intérprete y por ello no tienen problema para pagar localidades
con precios de 150 a 750 pesos.
Chayanne no empezó ni terminó su penúltimo
concierto en tierras mexicanas con baladas, lo hizo de manera rápida
y cadenciosa, con Boom Boom y Torero, respectivamente, para
dar soltura al concierto. Al principio vistió de negro, de chaleco
y todo, pero poco a poco se fue despojando de la formalidad para concluir
su presentación con jeans y playera blanca, vestimentas que
dejaron un grato sabor de boca a quienes presenciaron su espectáculo.