El pianista y humorista uruguayo presentará
su espectáculo hoy y mañana en El Hábito
Con una mezcla de virtuosismo musical y agudeza irónica
regresa Leo Maslíah
JAIME AVILES
Para celebrar los primeros 12 años de El Hábito
y rencontrarse con sus amigos mexicanos, vuelve el extraordinario pianista
y humorista uruguayo Leo Maslíah, con un nuevo espectáculo
que derrocha una bien combinada mezcla de virtuosismo musical y agudeza
irónica.
El público capitalino lo conoció el año
pasado en el escenario del teatro-bar de Jesusa Rodríguez y Liliana
Felipe, donde este hombre lacónico y taciturno sorprendió
a los parroquianos con la limpia sencillez de sus composiciones originales,
marcadas, sin embargo, por el veneno de su feroz inteligencia.
Enemigo
del marketing, Leo Maslíah describió en los términos
siguientes el show que ofrecerá hoy y mañana, a partir
de las 22:30, en el foro de Madrid 13, colonia del Carmen, Coyoacán:
"El espectáculo que voy a hacer es muy similar al que presenté
el año pasado, en cuanto a que voy a estar con la misma cara y la
misma voz, tocando el mismo piano, cantando y hablando en un registro y
en una gama dinámica parecida", confesó en una conversación
por correo electrónico.
"Pero el repertorio -agregó- va a ser algo diferente.
Voy a presentar algunas canciones nuevas, como una versión de La
bella durmiente cantada sobre una fuga de Bach y adaptada a la historia
reciente de Argentina", explicó el artista rioplatense sin adelantar
más detalles.
Traigo, siguió, "un tema titulado El neoliberalismo,
y una versión de El cuervo, de (Edgar Alan) Poe, que me mandó
Jesusa (Rodríguez) como tarea el año pasado y que yo, obediente,
le llevo ahora a ver qué nota me pone."
Del taller al conservatorio
A punto de cumplir 50 años de edad, Leo Maslíah
sigue descubriendo las fronteras, cada vez más amplias, del ancho
planeta latinoamericano, el cual recorre anualmente, en breves giras por
Chile -donde es ya un ídolo-, Argentina, Perú, Bolivia, Colombia,
Ecuador, Venezuela y algunos puntos de Centroamérica.
Pero este pausado recorrido -compatible con su carácter
tranquilo y meditabundo- lo llevó el año pasado, por primera
vez, a Estados Unidos, donde se presentó exitosamente en Nueva York.
Claro está que, para penetrar en el corazón de la urbe de
hierro, tuvo antes que pasar por el filtro de la televisión, gracias
a los cazadores de talentos de HBO, que le dedicaron una emisión
especial para difundir su arte entre el auditorio más grande del
mundo.
Maslíah, según reveló él mismo,
quedó sorprendido por la aceptación que recibió su
trabajo en el seno de una cultura tan opuesta a la suya, pero abierta al
mismo tiempo a las propuestas más diversas.
Originario de un barrio popular de Montevideo, donde aprendió
a ganarse la vida estudiando los mecanismos internos de las chapas y las
cerraduras, Maslíah descubrió su extraordinaria habilidad
manual cuando se ocupaba en hacer llaves para sus vecinos.
Impulsado por una recóndita afición a la
música, llevó sus manos al conservatorio de la ciudad, en
donde, siendo muy joven todavía, aprendió a relacionarse
con el piano y adquirió un vasto repertorio de concertista clásico,
que hoy le sirve como base para sus presentaciones públicas.
Quienes lo vieron el año pasado en El Hábito,
salieron admirados de su capacidad para desdoblarse en escena, tocando
de oído y memoria complicadas composiciones de los grandes maestros
de todos los tiempos, a la vez que leía en su simple cuaderno escolar
y pronunciaba con los adecuados matices sus retorcidas, ingeniosas y endiabladamente
divertidas historias.
Temeroso, en aquella ocasión, de ser mal visto
y mal comprendido por los espectadores, Leo Maslíah pasó
la prueba con notas excelentes, rodeado asimismo por no pocos de sus compatriotas
avecindados en nuestro país, algunos de los cuales le rogaron a
gritos que interpretara algunos de sus éxitos más antiguos.
Después de aquel riguroso examen, el artista uruguayo
tendrá todo a su disposición para desempeñarse a sus
anchas, con la misma cara, la misma voz y el mismo piano. Si usted no tuvo
oportunidad de conocerlo entonces, ahora es el momento de hacerlo. Comprobará
gratamente que Leo Maslíah es un caso único.