Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 1 de noviembre de 2002
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Política

Con palabras de poetas republicanos se honró la memoria del ex presidente

Homenaje a Lázaro Cárdenas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid


Evocan cómo acogió en México a los exiliados, luego del triunfo del franquismo

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 31 de octubre. A la gran talla humana y política del general y ex presidente mexicano Lázaro Cárdenas, el mismo que en plena guerra civil española (1936-1939) y tras su trágico desenlace decidió abrir las fronteras y el alma de México a los exiliados republicanos, se rindió hoy un emotivo homenaje en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde con poemas de Pedro Garfias, Luis Cernuda, León Felipe y Octavio Paz también se rememoró la historia de decenas de miles de españoles "desterrados y enterrados en el destierro".

Las palabras y los silencios, en ocasiones largos y espesos, de aquellos libertarios de principios de siglo que decidieron hacer frente al fascismo -que se abría brecha en Europa- con el fusil y el verso, acompañaron al general Cárdenas en el emotivo homenaje que se rindió a su postura incólume ante la hecatombe que significó la guerra civil española, "la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial".

El teatro estaba repleto de exiliados, de hijos y nietos de exiliados, de hijos y nietos de todos esos españoles que por imposición de la dictadura de Francisco Franco fueron "enterrados" en el olvido de la tierra defendida, pero también en el sutil olvido de la historia. Para restaurar la realidad histórica, aquella que la verdad oficial sepultó en los polvorientos archivos de la "desmemoria", se hizo este homenaje al ex presidente Cárdenas, el único dirigente del mundo que apoyó sin cortapisas al gobierno español legítimamente elegido de la segunda República y a su presidente, Manuel Azaña, cuyos restos todavía reposan en tierras francesas.

Voz contra la desmemoria

Madrid, la ciudad que más resistió el asedio franquista, decidió alzar la voz ante esta "desmemoria" y rendir homenaje a quien tanto hizo por los sin tierra de entonces. Por eso se recordó que "Lázaro Cárdenas, quien durante la guerra civil había apoyado al gobierno de la República española, no cambió de actitud tras la victoria de los golpistas insurrectos. Su primera preocupación fueron los refugiados republicanos de Francia (enclaustrados en siniestros campos de concentración), a los que abrió las puertas de México de par en par y sin reservas".

No es baladí que con las primeras palabras del homenaje, poético y libertario, se recordara lo que dijo el general cuando las autoridades francesas le plantearon que antes de que los exiliados salieran de sus campos tenían que ser sometidos al interrogatorio de los servicios de inteligencia: "entonces Cárdenas dijo rotundo: a los que han luchado por el gobierno legítimo de su país no se les puede ofender con interrogatorios". Por eso, "a este general se rinde homenaje hoy ante su viuda, doña Amalia Solórzano, y ante su hijo y su nieto, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Cuauhtémoc Cárdenas Batel". Perofotos cardenas 073 también porque permitió que si un día México se llevó "el poeta y la canción", hoy "nos devuelve la canción con la generosidad con que acogió aquel éxodo y lo supo conservar".

Dos imágenes del exilio

El nieto del general, Cuauhtémoc Cárdenas Batel, habló en nombre del "pueblo de México, pues un homenaje a Lázaro Cárdenas es siempre un homenaje a nuestro país". El hijo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas ofreció "dos imágenes": la primera, confeccionada por uno de los discursos de su abuelo, y la segunda mediante una carta que le envió el poeta exiliado León Felipe al general.

"Al llegar ustedes a esta tierra nuestra entregaron sus talentos y sus energías a intensificar el cultivo de los campos, a aumentar la productividad de las fábricas, a avivar la claridad de las aulas, a edificar y honrar sus hogares, y a hacer, junto con nosotros, más grande a la nación mexicana. Aunque no quedara ninguno de los veteranos de la República, su ejemplo de lealtad y su fe en la reivindicación de los derechos violados será mandato para la actual juventud y las futuras generaciones, y continuará como bandera invicta de los precursores del triunfo de la democracia", dijo entonces Lázaro Cárdenas.

La segunda "imagen" era la carta que le envió el poeta León Felipe, quien le dijo desde la intimidad de la misiva cuando finalizó el gobierno cardenista: "Creo, mi general, que ha gobernado usted seis años el gran caserón de México con el aire de los grandes mayordomos que tienen como lema: no importa errar en lo menos si se acierta en lo esencial. Probablemente se va usted sin enderezar el cuadro que estaba torcido al entrar, sin componer la pata desconchada de la mesa y sin quitarle el polvo a los grandes armarios de la biblioteca, pero encendió usted una luz que estaba apagada en el mundo y abrió usted el libro por la página del amor y la justicia. Esto le llevó a hacer una política no de buen vecino, sino de buen samaritano, y a poder decir, como dijo: señores, la justicia hay que defenderla más allá del huerto de mi compadre".

Después de las palabras del nieto del general se intercalalaron poesía y música, pero esas palabras, silencios y notas, confluían en dos verdades implacables: el dolor de un país que sufrió una guerra civil y el feliz hallazgo de otra nación, México, que acogió, con su presidente como anfitrión excepcional, a una generación de españoles que lucharon contra la severidad y el ultraje del régimen franquista.

Se recordó a Cernuda, a Garfias, a Altolaguirre, a Alberti, a García Lorca y a tantos otros poetas que tuvieron por morada la muerte o el destierro: "ƑQué éramos ante el signo del mañana?/ ƑQué éramos?/ De pronto se hizo añicos de luces el silencio y una gran muchedumbre de voces respondieron/ šViva la España libre!/ Las mujeres se irguieron y mostraron sus niños como racimos tiernos/ Los hombres restallaron como trigales secos/ Los ancianos lloraron/ Y todos comprendieron: éramos mexicanos/ Campesinos y obreros abrían sus costados y sus brazos enérgicos/ Y un hombre avisaba gravemente a lo lejos:/ Cárdenas, que tu nombre arda en todos los pechos, como en todas las frentes en nombre de tu pueblo", según reza un poema de Garfias leído por Ana Belén, que compartió lectura con Nuria Espert, Tomás Segovia, Alejandro Aura, Pepe Martín, Víctor Manuel, Fanny Rubio, Aitana Sánchez Gijón y Juan Diego, entre otros.

Agradecimiento por el apoyo

José Luis Gómez, exiliado que no pudo asistir al homenaje, envió unas palabras que decían: "Lázaro Cárdenas: como español apenas puedo contener en mí una oleada de agradecimiento ante su talla humana y política, ante sus gestos y sus años. Difícilmente podremos reconocer los españoles, en su medida, el servicio a la libertad y a su memoria que con su ayuda a la República española y a sus hijos desterrados hizo el presidente Cárdenas."

Por último, Eduardo Vázquez, representante del Instituto de México, pero también afectado por la barbarie franquista, señaló: "a más de 60 años de aquellos hechos uno se pregunta cómo fue posible mantener viva la memoria, heredar de padres a hijos, generación tras generación, los valores libertarios y humanistas que defendió la República española. Puedo escuchar algunas respuestas, pero estoy seguro de que una entre todas fue determinante: los poetas españoles de aquellos años, los que partieron al exilio y los que asesinó el fascismo en un camino o en una cárcel, tejieron con sus versos, aun sin proponérselo, una España continua, un territorio de palabras en el que sus hermanos del destierro y la resistencia levantaron su casa, encontraron el cobijo y el pan imprescindible para volver a la vida y empezar de nuevo. A los hijos y a los nietos de aquel exilio nos enseñaron que México era nuestra patria, pero en el aire doméstico, en cierta intimidad de familia, aprendimos a habitar una España de provincias que se llaman García Lorca, Hernández, Guillén, Alberti, Rejano, Garfias, Alexandre, Altolaguirre, Cernuda, Aub, León Felipe, Agustí Bartra, Moreno Villa, Emilio Prados, Gerardo Diego, Bergamín... Más tarde, cuando los exiliados y sus nietos echaron definitivamente raíces en México, descubrimos que aquellas provincias de versos eran territorio común de muchos mexicanos, pero la reconciliación verdadera llegará el día en que se diga, con toda claridad, de qué lado estuvo la razón, la libertad y el valor, y dónde la barbarie y el crimen".

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