Es uno de los problemas de salud más caros: experto
Cada año nacen en México 23 mil bebés prematuros
En nosocomios privados cada día de hospitalización cuesta $38 mil, y los niños requieren hasta 3 meses de terapia intensiva
ANGELES CRUZ
Los niños prematuros son tan pequeños que caben en la palma de la mano. Su extrema fragilidad hace que permanezcan en el hospital durante dos o tres meses, hasta que maduran lo suficiente para vivir por sí solos. La mayoría son hijos de madres adolescentes y constituyen uno de los problemas de salud más costosos en el país.
Ayer, los médicos del departamento de Neonatología del hospital Infantil de México Federico Gómez festejaron a los "pequeños gigantes", como ellos les llaman, que se han graduado en ese nosocomio. De por sí los bebés prematuros son susceptibles de sufrir diversas complicaciones, pero a cada paso que dan hacia adelante en su lucha por sobrevivir se encuentran nuevos obstáculos, explicó Teresa Murguía, jefa del área. Por eso, la Unidad de Cuidados Intensivos (Ucin) es la más difícil de todas las universidades del mundo, dijo.
En México, cada año más de 23 mil mujeres embarazadas (1 por ciento del total) dan a luz bebés con un peso de entre 400 gramos a 1.5 kilogramos, situación que tiene entre sus principales causas la pobreza, la falta de atención prenatal y la presencia de infecciones intrauterinas. Lo más grave, aseguró Mónica Villa, jefa de terapia intermedia, es que la infraestructura sanitaria para atenderlos es escasa, apenas cuatro nosocomios en el Distrito Federal y algunos en los estados de la República.
Explicó que el Hospital Infantil de México recibe entre 80 y 90 solicitudes de ingreso al mes, pero debido a la falta de espacio tiene que rechazar la mitad de éstas, ya que, dijo, el cuidado clínico de los bebés es totalmente personalizado y de alta especialización, por lo que es imposible sobrepasar la capacidad de atención, y al año egresan de esta institución sólo 44 menores.
Desde que llegan, los bebés son "conectados" a todos los aparatos que les garantizarán la sobrevivencia. Lo más importante -que los médicos aprendieron hace 100 años- es evitar que se enfríen. Después hay que alimentarlos bien y mantenerlos alejados de cualquier riesgo de infección, destacó Murguía.
Con esto y los avances de la ciencia médica, actualmente es posible salvar a 85 por ciento de los niños prematuros, la mayoría con una buena calidad de vida, indicó. Sin embargo, el éxito tiene varios costos: el desgaste emocional de los padres y la separación de la familia mientras el bebé está hospitalizado, lo cual perjudica principalmente a los otros hijos, si los hay.
El otro costo es el económico. A decir de los expertos, la atención médica de los niños prematuros es de las más caras en el campo de la salud. Para dar idea de lo anterior, Murguía dijo que una estancia promedio de 54 días en un hospital privado cuesta alrededor de 38 mil pesos diarios. En las instituciones públicas, los padres pagan de acuerdo con su capacidad económica, puntualizó.
Al referir los primeros resultados de una investigación que se realiza en el hospital Infantil de México, la doctora Murguía mencionó que al comparar la frecuencia de los nacimientos prematuros entre las instituciones públicas y los privadas, resulta que mientras en las primeras alcanza hasta 2.5 por ciento, en las segundas no llega a 1 por ciento.
De las mujeres que llegan a las unidades médicas del sector público, 90 por ciento no tiene ni educación primaria, y, en su mayoría, son adolescentes, abundó. En tanto, Erasmo Castellanos, residente de cuarto año de Neonatología, comentó que 60 por ciento de los bebés que ingresan a la Ucin son desnutridos in utero, es decir, no tienen un peso adecuado a su edad.
Los especialistas señalaron que para abatir la problemática se requiere aumentar la atención profesional durante el embarazo y el parto. Actualmente, 26 por ciento de los nacimientos en México son atendidos por parteras; únicamente 30 por ciento del total cuenta con la presencia de un neonatólogo y, lo peor, una vez que ha nacido el niño prematuro, los papás tienen que trasladarlo a la unidad médica especializada por sus propios medios, con lo que se complica aún más la de por sí delicada situación de los infantes. De hecho, un número no cuantificado de casos ni siquiera se conoce, apuntaron.
El cuidado médico de los niños que nacen antes de tiempo requiere la participación de los especialistas de todas las áreas clínicas. Cada uno, relató ayer el papá de Fernando, un bebé de ahora ocho meses de edad, pone todo su talento y corazón para salvar la vida de los pequeños.
Aunque algunos de los menores (15 por ciento) no resisten, para la mayoría los primeros logros se obtienen después de varias semanas de trabajo, cuando los niños y las niñas pueden alimentarse normalmente, ya no requieren de ayuda para respirar y la palabra "grave" desaparece de los reportes clínicos diarios. Pero el mejor indicativo de que el peligro se ha superado y que se convierte en el regalo más preciado que reciben médicos, enfermeras y papás es sólo uno: la sonrisa del bebé.