La globalización agravó la exclusión
social y la desigualdad económica, dice un estudio
OIT: en América Latina se sacrificó el
empleo por la apertura comercial
En la región existen más de 177 millones
de pobres y 54 millones de hambrientos
El promedio del desempleo al primer semestre fue de
9.4%, su nivel más alto desde 1980
DAVID ZUÑIGA
La globalización económica ha generado en
América Latina una ola de frustración e incertidumbre que
puede poner en riesgo los regímenes democráticos, advirtió
la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En la región, detalló, hay más de
177 millones de pobres y 54 millones de personas hambrientas; asimismo,
el desempleo promedio al primer semestre llegó a 9.4 por ciento,
su nivel más alto desde 1980, en tanto que la informalidad ha aumentado
de 40 a 60 por ciento.
Estas
cifras aparecen en el estudio La globalización en perspectiva,
que Virgilio Levaggi, especialista regional de Integración Socioeconómica
y Trabajo Decente de la OIT para América Latina y el Caribe, presentó
ante miembros de la Confederación Patronal de la República
Mexicana (Coparmex).
En el documento, Levaggi explica que la globalización,
un proceso que comenzó hace 130 años, ha agravado asimetrías
''preocupantes'', ha alentado la exclusión social y las desigualdades
económicas entre países, pues con el paso del tiempo ha dejado
de lado la promoción del empleo para concentrarse exclusivamente
en la apertura comercial.
Las promesas de prosperidad económica que se hicieron
a los latinoamericanos al comenzar la década de los noventa, señala
el especialista, ''se han derrumbado'': hoy dos de cada tres habitantes
de la región no creen que su situación mejore a mediano plazo.
El desempleo y el subempleo se han convertido en una constante
que fomenta una creciente marginación social en América Latina.
Esta situación perjudica principalmente a los jóvenes: la
tasa de desocupación en este sector es dos veces mayor que la del
resto de la población económicamente activa.
El análisis señala que recientemente se
llevó a cabo una encuesta en 17 países. Los resultados revelaron
que 56 por ciento de los entrevistados aún prefiere la democracia
a las dictaduras militares; sin embargo, sólo 32 por ciento dijo
estar satisfecho con los gobiernos surgidos de las urnas.
Adicionalmente, cada vez más latinoamericanos cobran
conciencia de que la soberanía de sus respectivos países
está severamente restringida por las decisiones de países
más poderosos y de organismos internacionales.
Esta frustración generalizada, advierte el funcionario
de la OIT, crea un caldo de cultivo para una revuelta violenta o para el
surgimiento de un líder populista que puede ganar apoyo rápidamente
con promesas de bienestar, aunque no sean económicamente viables.
Según Levaggi, el empleo no sólo ha sido
marginado de las estrategias de globalización, sino que ocupa un
lugar secundario en las políticas de gobierno. ''Al tomar decisiones
en este campo, por lo general no se evalúa si ellas crean o destruyen
empleos'', señaló.
El especialista de la OIT destaca que la creación
de empleos de calidad y el fortalecimiento del mercado interno son medidas
decisivas para que los países latinoamericanos puedan salir de la
actual crisis; ''eso sí: sin descuidar la disciplina macroeconómica
y evitando medidas populistas''.
Levaggi también propuso que los gobiernos integren
un fondo global para el desarrollo de los recursos humanos y que el Banco
Mundial evalúe el bienestar social y laboral en el análisis
macroeconómico de los países.