Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 8 de octubre de 2002
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Cultura
Con A troche y moche vuelve a romper las formas tradicionales de la narrativa

La literatura debe aportar reflexiones y responder preguntas profundas: Sainz

El autor de Gazapo recrea la historia de un narrador que es víctima de secuestro

La libertad de expresión es un imaginario; se puede escribir, pero no publicar, señala

ANASELLA ACOSTA NIETO

Para Gustavo Sainz la literatura debe aportar una reflexión que intente responder a planteamientos profundos, filosóficos, más allá de exponer una simple historia. De ahí su búsqueda incesante por encontrar estructuras narrativas que den respuesta a esta inquietud, que en A troche y moche (Alfaguara) vuelve a concretarse, como en sus anteriores novelas, con la ruptura de las formas tradicionales de la narrativa.

La reciente publicación de Sainz, uno de los escritores de la literatura de la onda, parte de la historia de un secuestro para hilar una serie de frases contundentes, ''de ésas que uno subraya cuando está leyendo un libro", sobre el tiempo, el miedo, la soledad y el silencio; pero también ''hay una reflexión sobre el arte de escribir, el arte de hacer novelas".

El autor de Gazapo explica cómo surgió la idea del secuestro para dar lugar a otra serie de planteamientos:

''Pensé que la forma más aislada de estar no es quedarte encerrado en una casa, sino hallarse como está el protagonista de esta novela: amarrado de los pies y las manos, y vendado de los ojos; no saber ni dónde estás ni cuánto tiempo vas a estar ahí, ni por qué, ni saber si vas a comer o no, ni qué hora es ni qué día de la semana. Nada. Pero tu mente está pensando, está alerta, está lúcida; no puedes ni dormir sólo puedes pensar cómo es que estás en esa situación extrema."

A partir de eso y de que todos los días se leen en los periódicos noticias de secuestros, agrega, pensé en hacer una historia de un escritor que fuera plagiado.

''Pensé en esa situación totalmente absurda de que el escritor cobra un premio literario, pero en realidad no lo cobra. Luego es secuestrado y él piensa que tal vez fue por haber ganado ese galardón, pero a lo mejor es por ir en una limusina o por ir con una mujer, pero no lo sabe; no hay respuesta. Nadie puede responder nada. La respuesta se la debe dar él solo.''

A troche y moche es una novela que recuerda al monólogo de Molly Bloom; no se encuentra un solo punto, ni siquiera al final y está redactada con lo que podría ser una especie de contrasangrías, de silencios y de cambios de ideas no naturales en la narrativa tradicional.

No se puede decir todo

Sainz explica: ''La carencia de puntos tiene la intención de representar el fluir de la conciencia. No se piensa con puntos, pensamos en un discurso libre. Si acaso con espacios. Incluso no debería haber comas, pero las tiene. Se trata de acercarme un poco a la representación de la mente. No hay puntos porque éstos limitan.

''Mis libros han sido esa lucha con la expresión, por eso los escribo, para ver si ahora sí alcanzo lo literario y me respondo las preguntas que me angustian respecto de la narrativa, porque pienso que lo que debe dar la literatura es una reflexión."

De ahí que sea tan bueno Milan Kundera, considera, porque comienzas a leer y parece que vas a leer un libro de filosofía; hay página y media de una disquisición filosófica y sabes que no te va a contar una historia donde el personaje va a conseguir una cosa determinada y hay unos antagonistas a los que vence mediante un arma secreta, sino que va a confirmar su idea filosófica; eso es una provocación más interesante.

El autor, quien radica en Estados Unidos desde hace 22 años, rechaza el calificativo de exiliado ante las ventajas que en materia de comunicación ha traído la tecnología; señala que la literatura mexicana está agotada ante las numerosas traducciones que hay en el mercado. ''Por cada escritor mexicano se publican 60 traducciones, pero eso no es lo peor; los mexicanos que se publican no son los importantes, sino los que se van a vender supuestamente, los comercializables."

La literatura mexicana está en la biblioteca o no la hay, agrega. ''Si te recomiendo ahora un libro de Sergio Galindo o de Jorge Aguilar Mora, o incluso de Sergio Pitol, ¿dónde lo encuentras?, lo más probable es que no esté en ninguna parte.''

-¿Qué ha cambiado dentro de la literatura en términos de libertad de expresión, respecto de los años sesenta?

-Ahora se pueden decir cosas que antes no, pero no se puede decir todo. Hace mucho aprendí que hay libertad de expresión mientras no toques los intereses de la empresa en la que trabajas. Eso quiere decir que la libertad de expresión es un imaginario, porque puedes escribir sobre lo que quieras, sí, pero no lo puedes publicar, y menos donde te gustaría.

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