El pueblo brasileño demostró que las posiciones de grupos financieros "eran exageradas", dice
Es la victoria más extraordinaria de un partido de izquierda, asegura Lula da Silva
Cardoso, satisfecho por la continuidad democrática; es claro que "no existe un monopolio de poder"
STELLA CALLONI ENVIADA
Sao Paulo, 7 de octubre. La victoria del Partido de los Trabajadores (PT) en los comicios del domingo, en los que quedó a las puertas de la presidencia de Brasil, es la "más extraordinaria" de un partido de izquierda en el continente y se logró gracias a los "brasileños y brasileñas" que votaron "contra la dependencia", aseguró hoy Luiz Inacio Lula da Silva, quien ya comenzó las negociaciones con miras al segundo turno del próximo 27 de octubre.
Lula habló en rueda de prensa este lunes, luego de haber logrado un triunfo histórico en los comicios de ayer, con 46.4 por ciento de los votos, seguido de lejos con 23.2 por el oficialista José Serra. Ante cientos de periodistas y acompañado por su compañero de fórmula, el empresario José Alencar, y los miembros de dirección del PT, el ex obrero metalúrgico anunció que ya comenzó contactos con el centroizquierdista Ciro Gomes, del Partido Popular Socialista (PPS), quien ocupó el cuarto lugar con 11.9 por ciento de los votos, así como con el Partido Socialista Brasileño (PSB), cuyo candidato, Antonhy Garotinho, obtuvo el tercer lugar con 17.8 por ciento de votos.
"Con el PPS no vamos a tener problemas porque hizo una oposición real al gobierno", estimó, en momentos en que el líder de ese partido, Roberto Freire, dejó entrever que pedirá los votos para Lula, mientras se espera una declaración de Gomes. El evangélico Garotinho mencionó que condiciona su apoyo a que el PT "se libre de las alianzas de derecha", en alusión a la presencia de Alencar en la fórmula.
Lula dijo que busca "conquistar" los millones de votos que obtuvieron los candidatos Gomes y Garotinho, que sumados a los suyos representan 76 por ciento del electorado que votó contra el actual modelo económico.
El día después de las elecciones que por primera vez dieron el triunfo a un candidato de izquierda se convirtió en el inicio de una nueva e intensa campaña electoral que durará 20 días, y también en una jornada de mercados volátiles, con una caída de la bolsa de valores de más de cuatro puntos.
Al hablar ante la prensa y una verdadera muralla de fotógrafos, Lula minimizó las acciones que puedan realizar los grupos financieros, al sostener que "para marcar el primer turno el pueblo brasileño demostró que esas posiciones eran exageradas y ahora nosotros apelamos al gobierno (de Fernando Henrique Cardoso) a cuidar las cuestiones económicas en este tiempo para serenar los ánimos del mercado".
Luego recordó que el "mercado se ha beneficiado de los países emergentes. No queremos acabar con el mercado, sino imponer un modelo de economía productivo contra los que quieren ganar dinero fácil (...) Queremos producir, crecer y una mejor distribución de la riqueza".
En ese sentido, agradeció a "ese pueblo que votó contra la dependencia" y "por un nuevo modelo de crecimiento para el país", y entre los factores que favorecieron el triunfo petista mencionó la habilidad y competencia de ese partido fundado hace 22 años.
También citó el "encuentro con José Alencar, un hombre de carácter emprendedor que nos ha dado una contribución inestimable", y al asesor de marketing Duda Mendonca.
El ex tornero reconoció que el PT comenzó la campaña pensando que iba a lograr la victoria en segundo turno, pero que luego, ante el avance en las encuestas, "creí que tenía condiciones para ganar" en primera vuelta. Pero con todo, ya está "preparado para jugar 90 o 120 minutos", y "convencer a todos los electores que votaron contra el modelo económico".
Ahora, destacó, viene el trabajo en la calle en forma directa con la gente, y en este sentido mencionó una recomendación de los socialistas de Lionel Jospin, quienes consideraron que la lucha por los votos no puede quedarse encerrada en los debates televisivos, como les sucedió a ellos en las pasadas elecciones francesas.
Cuando los periodistas volvieron a interrogarlo sobre el tema de posibles nuevas presiones de los sectores financieros, Lula sostuvo que los compromisos asumidos desde junio pasado se cumplirán, pero que si llega al poder, su gobierno no será puesto al servicio de la economía, que no será un dios todopoderoso, sino un ministerio más, y consideró prioritario resolver los problemas sociales.
Brasil, el gigante económico latinoamericano, tiene a más de 50 millones de personas en la pobreza, y una de las peores distribuciones del ingreso del mundo.
También rechazó a quienes lo presionan a nombrar su equipo económico, bajo el argumento de que esto calmaría los nervios financieros, al señalar que no puede nombrar un equipo hasta no ser presidente.
"Queremos hacer un cambio en Brasil", sostuvo Lula, quien ratificó su proyecto de integración de la zona y la disposición de ayudar a Argentina, la segunda economía del Mercosur, a superar su crisis.
"Si con lo que teníamos de menos llegamos adonde llegamos, debemos pensar lo que podemos hacer ahora", concluyó Lula, reiterando que ahora se iniciará una campaña en la que "iremos a la calle".
"Somos un partido democrático, discutimos cuando tomamos decisiones y cuando lo hacemos cumplimos", añadió.
Por su parte, el presidente del PT, José Dirceu, quien estará al frente de las políticas de alianza en esta segunda campaña, mencionó que su partido tuvo la "mayor victoria política" desde su fundación, y confió en que "vamos a conseguir" que en el segundo turno se unan los que votaron "por Ciro, Garotinho y Lula".
Este lunes también hablaron Cardoso y Serra. El mandatario se mostró satisfecho por la continuidad democrática y señaló que las elecciones del domingo reflejaron que no existe "un monopolio de poder político por parte de los partidos".
"La segunda vuelta va a ser un plebiscito, pero no sobre Lula, sino sobre lo que se está proponiendo para Brasil", comentó Cardoso, quien aseguró que si en el transcurso de la anterior campaña emitió opiniones, "debemos guardar la compostura institucional. Esa es mi limitación.
"Tenemos el compromiso de ayudar a José Serra, pero con conciencia de las limitaciones institucionales", insistió.
Además, encontró "extraordinario cómo poco a poco la capacidad y el poder de la oligarquía y los caciques se han ido extinguiendo. No es que no existan, pero se ven como algo del pasado", mientras defendió el hecho de que Lula no hable de sus candidatos a ministro de Economía, recordando que el actual gobierno continúa hasta el 1o. de enero de 2003.
Y señaló que los dos candidatos a la presidencia son capaces y tienen cualidades, que ambos proceden de sectores humildes y han logrado sus carreras políticas con enorme esfuerzo.
Serra dijo que ahora se inicia "un nuevo juego, la lucha sigue, pero comienza de nuevo".
Desde el exterior, Washington ya adelantaba que trabajará "con quien quiera que resulte ganador" el 27 de octubre, sin nombrar a Lula, quien fue calificado recientemente por legisladores republicanos de "peligro".
En cambio para algunos, como el ministro chileno del Interior, José Miguel Insulza, no hay dudas de que Lula será quien ocupe el Palacio de Planalto. Mientras, todas las organizaciones de izquierda hicieron llegar sus mensajes de felicitación al PT.
Sin embargo, no habrá descanso en las próximas tres semanas, en las que la tensión política "va a aumentar", según pronostican los analistas locales. Ahora, luego que los brasileños demostraran que se acabó el tiempo en que los votos eran rehenes de los candidatos bendecidos por los "mercados", se abre una nueva batalla que podría culminar en otra vía para América Latina, devastada socialmente tras más de una década de políticas ultraliberales.
Posible, que el Partido de los Trabajadores
recurra a fuerzas de derecha o centristas
Comienza en Brasil el juego de las alianzas; Garotinho,
clave en las negociaciones
Lula afirma que no se están pactando cargos en
la búsqueda de apoyos para el día 27
STELLA CALLONI ENVIADA
Sao Paulo, 7 de octubre. Tras la incertidumbre
vivida el domingo en la espera por ver si habría o no segunda ronda,
no obstante la arrolladora victoria del Partido de los Trabajadores (PT),
comenzó hoy en Brasil el juego de las alianzas para los dos contendientes,
Luiz Inacio Lula Da Silva y el oficialista José Serra.
Ambos
deberán coquetear con una de las figuras difíciles,
como es el pastor evangélico Antonhy Garotinho, cuya esposa Rosinha
acaba de ser electa gobernadora del Río de Janeiro. Garotinho, en
un tercer lugar que conquistó obstinadamente y sin aparato de propaganda,
aunque con el apoyo de millones de fieles evangélicos, dijo hoy
no estar dispuesto a votar por Serra.
"Somos opositores al modelo que él representa",
sostuvo, pero al mismo tiempo mencionó que le resulta difícil
una alianza con Lula por sus coaliciones con figuras como el ex presidente
José Sarney, con el Partido Liberal.
Sin embargo, muchos analistas locales estiman que más
allá de los dichos de Garotinho, la gente de su Partido Socialista
Brasileño está dispuesta a votar por el PT, especialmente
después de destrabarse la situación en Río, cuando
se pensaba que Roshina iba a ir a un segundo turno con la actual gobernadora,
la petista Benedita da Silva.
De todos modos, el PT comenzará un trabajo de ingeniería
que estará fundamentalmente en manos de José Dirceu, el hombre
que de perseguido político y clandestino con una vida de novela,
pasó a ser el responsable de la visión que transformó
al PT en un partido que pudo tomar la opción del camino electoral,
gracias a u habilidad negociadora.
Prioritariamente, los caminos del PT llevan a Ciro Gomes,
que habría decidido anoche mismo dar su apoyo a Lula, adelantándose
a su propio partido, aunque se espera una declaración oficial para
mañana. Gomes dijo incluso que su apoyo no será sólo
formal. sino que entrará en la campaña.
Los líderes de los Partidos Popular Socialista
(PPS) y Trabalhista Brasileño -del veterano Leonel Brizola-, que
conforman la alianza en torno a Ciro, aún debaten el camino a seguir,
aunque Brizola también ya adelantó su apoyo a Lula.
El hueso duro de roer es Garotinho, por su marcado individualismo
y su fuerte personalidad, ahora crecido por el triunfo de su esposa, y
porque él mismo ha logrado una gran votación en Río
de Janeiro. Pero también es posible que el PT recurra a fuerzas
de derecha o centristas, como el poderoso PMDB (Partido del Movimiento
Democrático Brasileño-centrista), que ha tenido diferencias
con el gobierno actual.
Mientras, los avances del PT en estados como Sao Paulo,
donde José Genoino desplazó sorprendentemente al poderoso
gobernador Paulo Maluf para la segunda ronda, también ayudan con
vistas al 27 de octubre. Esto le da poder para hacer alianzas de distintos
tipos para los segundos turnos en los estados, alianzas incluso con el
oficialismo en aquellas entidades donde éste se enfrente a derechistas
o conservadores.
Lula dejó en claro esta mañana que hay negociaciones
de alianzas programáticas, más allá de personas y
figuras, y que no se están jugando cargos en estas negociaciones.
Por otra parte, la idea de que las elecciones del domingo
acabaron con los coroneles que manejaban la política parece
un poco arriesgada, cuando cifras en el empobrecido noreste indican que
hasta ahí no ha llegado la democratización. Si bien es acertado
lo que dijo el presidente Fernando Henrique Cardoso sobre el retroceso
de estos caudillos, queda aún mucho camino por andar para que salgan
de la escena política.
Hay otro factor en juego: el del fraude electrónico.
Para muchos analistas, el PT deberá cambiar su "ingenua" posición
en cuanto a negar que el fraude electrónico existe, luego que se
informó sobre el hallazgo en varias ciudades de urnas clandestinas.
Además, no sólo se discute la posibilidad
de que estas urnas electrónicas puedan ser manipuladas, sino también
que pueden dar pie a errores incorregibles, en un país en que son
millones los que en su vida han tocado una computadora.
En este panorama, el empresario textil Jose Alencar, compañero
de fórmula de Lula, se mostró hoy confiado en que existe
una "gran fuerza" para el segundo turno.
Y mientras algunos sectores radicales critican que un
empresario acompañe al ex metalúrgico y líder de las
más importantes luchas obreras contra la dictadura, Alencar explica
que hay una enorme afinidad con Lula.
"Los dos somos de origen humilde. El representa el trabajo,
yo represento la empresa. Sólo que la empresa no puede prescindir
del trabajo (...) El trabajo comenzó antes que la empresa en la
historia de la civilización. Y también en mi vida", comentó
a La Jornada.
Alencar, que destaca que existe además la coincidencia
de querer un Brasil independiente que pueda hacer frente al Area de Libre
Comercio de las Américas, habla de retomar el crecimiento productivo
y el trabajo, cuando existen más de 11 millones de desempleados
a los que se le suma un millón por año. "No podemos quedarnos
de brazos cruzados, debemos volver a crecer, y por eso la sociedad brasileña
ya demostró que quiere este cambio", concluyó el empresario.