Los participantes se plantean preguntas sobre la existencia, similar al filósofo ateniense
El Sócrates café de Christopher Phillips
Circula en México un libro que recoge algunas experiencias de estas sesiones
RENATO RAVELO
Christopher Phillips intenta desde 1996 ''revivir el amor a las preguntas que Sócrates inspiró en Atenas''. Parte filosofía, parte respuesta a esta nueva sociedad que requiere asumir lo diferente, las sesiones iniciaron en un café de Nueva Jersey con la pregunta: Ƒqué es la vida examinada?
La referencia al principio de Sócrates marcaría desde entonces su quehacer profesional hasta convertirlo prácticamente en misión laica. Desde entonces ha llevado a cabo centenares de experiencias con todo tipo de personas, en lo que él llama ''articulación de nuestras únicas perspectivas en favor de la tolerancia''.
Dice Phillips, respecto de este enunciado: ''no asumimos automáticamente que todos tenemos la misma noción de cualquier concepto, Ƒqué clase de discusión surgiría si todos tuviéramos precisamente la misma visión?''.
Phillips llama a esta experiencia Sócrates café, y la ha repetido lo mismo en escuelas, cafeterías, universidades y prisiones, que con enfermos terminales. Son preguntas, pero no terapia. De hecho las personas que solamente quieren hablar de sus problemas llegan a ser un obstáculo para el desarrollo.
El tema es predominantemente la filosofía, aunque después de los atentados del 11 de septiembre las preguntas en muchos de los 120 grupos en casi todo Estados Unidos han sido más del tipo: Ƒqué es la inocencia perdida? ƑCómo sabemos que la hemos perdido? O bien: ƑPor qué nos odian tanto?
Sin embargo, Phillips no parece exclusivamente obsesionado con ese tema. Estuvo durante ocho meses en viajes por Corea, Japón, Grecia y el país visitó Chiapas y Oaxaca.
''Me sorprendió que no exista una palabra equivalente para los indígenas de la palabra occidental justicia''.
Veo estos cafés casi como una misión, explica; ''algo importante había pasado en mi vida, me encontraba en una situación crucial, cuando empecé una charla en la que el método de las preguntas llevaba a otras. En la actualidad estoy convencido de que entre más investigo menos sé''.
Phillips está en México para hablar del libro que recopila un fragmento muestra de esta práctica: Sócrates café, un soplo fresco de filosofía, y aun cuando no se inscribe en el ámbito académico, ya que las referencias a filósofos son simples, la editorial Planeta decidió comprar los derechos para la colección Temas de Hoy.
Christopher Phillips está casado con Cecilia Chapa, filósofa mexicana egresada de la Universidad La Salle, quien lo conoció mientras estudiaba una maestría en la Montelar State University. Desde entonces ella es su principal impulsora. Lo acompaña en la entrevista y bromean que fue un Sócrates café privado con el tema sobre la existencia del amor lo que unió sus vidas.
El esquema parece claro: un escritor estadunidense saca un libro de autoayuda y se dedica a promoverlo por el mundo. La diferencia en el caso de Phillips es que asegura que no cobra las asesorías que brina por medio de la Society for Philosophical Inquiry. De hecho, el año pasado vivieron de los 20 mil dólares anuales que les dieron como regalías sus libros. Insuficientes, reconoce, para la calidad de vida estadunidense.
Debido a la situación económica Christopher Phillips planea estar la mitad del año en Virginia, en casa de su madre, y la otra mitad en México.
Con el 11 de septiembre, dice el autor de Sócrates café, ''al principio nadie quería irse de las sesiones, que eran intensas. La gente tiene dificultades para aceptar lo diferente y el café ayuda, porque casi nunca llegamos a una respuesta, sino a entender las preguntas de los demás. Este tipo de sesiones las hago con niños, que son los más incisivos, pero también en prisiones de alta seguridad una vez al mes. Ahora tratamos de indagar con la pregunta: Ƒqué es un ciudadano excelente?".