Apoyada por el Papa, ninguna otra organización ha tenido un desarrollo tan vertiginoso
Culmina el ascenso del Opus Dei con la canonización de su fundador
A 74 años de conformado, el grupo tiene presencia en más de 100 países del mundo
JOSE ANTONIO ROMAN
Con un crecimiento extraordinario y único dentro de la Iglesia católica, el Opus Dei tiene hoy, a 74 años de su fundación, presencia en más de un centenar de países del mundo. Forman parte de la prelatura 85 mil personas, de ellas unas 10 mil son mexicanas. Ninguna otra organización eclesiástica ha tenido un desarrollo similar. Además, su fundador, Josemaría Escrivá de Balaguer, fue ayer declarado santo por el papa Juan Pablo II.
Este vertiginoso crecimiento se ha dado, desde el principio, con el reconocimiento, apoyo y estímulo de las jerarquías episcopales, pero de manera notable en este pontificado, el cual, en reiteradas ocasiones a lo largo de los 24 años al frente de la Iglesia, ha mostrado, tanto en las palabras como en los hechos, especial preferencia por el Opus Dei.
Su filosofía -que proclama que los laicos pueden y deben buscar la santidad en el mundo a través del ejercicio libre y responsable de su trabajo profesional, realizado en las estructuras temporales, condenando el trabajo mediocre como no digno de Dios- se ha logrado esparcir sólida y organizadamente en más de 100 países del mundo.
Fundado en España, el 2 de octubre de 1928 por el entonces joven sacerdote de 26 años Josemaría Escrivá de Balaguer y Alba, el Opus Dei (Obra de Dios) también se ha convertido en una organización sumamente criticada y exaltada. "Desde la aproximación, con el Opus Dei y su fundador no se pueden tener puntos intermedios. Se le quiere o se les odia. La gente está muy en favor o muy en contra, pero no hay punto medio", dice Bernardo Barranco, sociólogo y especialista en el tema. Al fundador de la Obra, sus seguidores lo llaman "padre" y sus enemigos "hereje de la santidad".
Sin embargo, dos cosas son ciertas: el Opus Dei sigue creciendo rápidamente a nivel mundial y su fundador está hoy en el calendario de los santos de la Iglesia católica, 27 años después de su muerte, en 1975.
Con su llegada a México, en marzo de 1949, la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei -nombre completo y oficial- comenzó su rápida expansión por todo el continente, que registra 29 mil miembros, según su estadísticas oficiales. En esos años sus miembros llevaron a cabo una revangelización de América. Al estilo de los primeros colonizadores y llevando en sus manos Camino -primer libro escrito por Escrivá de Balaguer, considerado un texto de cabecera-, crearon numerosos colegios, universidades, centros de atención y residencias para hombres y mujeres. En sólo unos años llegaron a la mayoría de las naciones latinoamericanas.
Para Barranco, el desarrollo del Opus Dei en México no debe desligarse de las condiciones socioeconómicas y políticas que se dieron a partir de la década de los 50 y de las características del gobierno del entonces presidente Miguel Alemán, cuando la clase media creció de manera importante, que es básicamente cuando se ubica a los opusdeístas.
Acusada de ser una organización elitista, secreta y ligada a las clases media y alta, ésta rechaza las afirmaciones de quienes, dice, no han entendido el significado de la Obra, que es santificarse mediante el desempeño profesional y vida diaria de sus miembros. Ignacio Ruiz Velasco, director de Información de la Obra de Dios en México, señala que la organización "no puede ser elitista, pues está en todas partes y a ella pertenece gente de distintos estratos económicos".
Sus miembros, agrega, no ac-túan clandestinamente, pero sí de manera discreta, por lo que se deben distinguir claramente ambos términos. "A nosotros no nos gusta hacernos publicidad, pero trabajamos en lo que es nuestra tarea dentro de la Obra", dice.
Misión, estructura e integrantes
La Obra de Dios es una estructura perteneciente a la organización pastoral y jerárquica de la Iglesia. Tiene, al igual que las diócesis, autonomía y jurisdicción ordinaria para la realización de su misión al servicio de la Iglesia. Por eso depende inmediata y directamente del Papa, a través de la Congregación para los Obispos.
Para comenzar su labor o abrir un centro, el Opus Dei solicita el consentimiento previo del obispo diocesano, a quien se mantiene informado de la actividad que desarrolla. Está constituido por un prelado, un presbiterio o clero, propio y laicos, tanto por mujeres como por hombres. En el gobierno del Opus Dei, el prelado cuenta con la colaboración de un consejo de mujeres, la asesoría central, y otro de hombres, el consejo general. Ambos tienen su sede en Roma.
La prelatura se distribuye en áreas o territorios llamados regiones. Al frente de cada región -cuyo ámbito puede o no coincidir con un país- hay un vicario regional con sus consejos: Asesoría Regional para las mujeres y Comisión Regional para los hombres.
La mayoría de los fieles del Opus Dei -70 por ciento- son miembros supernumerarios. Se trata, por lo general, de hombres o mujeres casados -también puede haber solteros o viudos-, para quienes la santificación de los deberes familiares forma parte primordial de su vida cristiana.
El resto de los fieles de la prelatura son hombres o mujeres que se comprometen a vivir el celibato por motivos apostólicos. Algunos viven con sus familias o donde les resulte más conveniente por razones profesionales; son los agregados de la prelatura. A otros las circunstancias les permiten permanecer plenamente disponibles para atender labores apostólicas y la formación de los demás fieles de la prelatura; son los numerarios, que ordinariamente viven en centros del Opus Dei. Las numerarias auxiliares se dedican principalmente a la atención de los trabajos domésticos en las sedes de los centros de la prelatura, como actividad profesional ordinaria.
El clero de la prelatura proviene de los fieles laicos del Opus Dei: numerarios y agregados que, libremente dispuestos a ser sacerdotes y después de años de pertenencia a la prelatura y de realizar los estudios previos al sacerdocio, son invitados a recibir las órdenes.
Forman parte de la prelatura más de 84 mil personas, de las que aproximadamente mil 800 son sacerdotes. Del total de fieles, el porcentaje de hombres y mujeres es casi el mismo. La distribución por continentes es la siguiente: Africa, mil 600; Asia y Oceanía, 4 mil 700; América, 29 mil, y Europa, 48 mil 700, según estadísticas de la propia Obra de Dios.