Atienden sólo a 3 por ciento de la población que cursa educación superior
Limitadas posibilidades de ascenso para egresados de universidades tecnológicas
El objetivo de crear "mandos medios" para la industria, rebasado por la realidad laboral
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
Creadas con el fin de preparar "mandos medios" para la industria, las universidades tecnológicas cumplen 11 años de existencia en México, pero siguen sin convencer. Su matrícula en 48 planteles suma casi 50 mil alumnos, apenas 3 por ciento de la población universitaria de todo el país.
Aunque la SEP asegura que ocho de cada diez egresados consiguen trabajo rápidamente, alumnos, investigadores y empleadores coinciden en que estos planteles no son atractivos porque los técnicos superiores universitarios -el título que se les otorga- son vistos como mano de obra calificada, pero barata, y con limitadas oportunidades de ascenso por la falta del título de licenciatura.
En regiones donde hay mayor desarrollo industrial y las expectativas de empleo para los egresados son mejores, esas universidades están a su máxima capacidad, como ocurre en Querétaro, Nezahualcóyotl y Aguascalientes, donde hay entre 2 mil 500 y 3 mil estudiantes.
Sin embargo, en zonas indígenas como las de la Huasteca y la del Valle del Mezquital los planteles están semivacíos (con una matrícula de 600 o 700 alumnos) y por eso tienen que hacer intensas campañas de publicidad para atraer a los jóvenes ofreciendo títulos universitarios que, en ocasiones, pueden resultar engañosos porque no se trata de licenciaturas.
Los jóvenes reciben una buena preparación, pero tarde o temprano se encuentran con "techos de cristal" que les impiden crecer profesionalmente por la falta de un título, que tampoco obtienen fácilmente porque los institutos tecnológicos y las universidades públicas prácticamente los hacen repetir la carrera al considerar que tienen carencias teóricas, afirma María Ruth Vargas, investigadora del Instituto Tecnológico de Tijuana y experta en el tema.
Los costos de ser técnico
Son los costos de ser técnico en una sociedad con una pobre cultura empresarial que menosprecia este tipo de enseñanza y que por eso le ha reservado a los técnicos la opción del autoempleo, pero con las limitaciones que implica la falta de créditos y de apoyo a los microempresarios, asegura la investigadora de la UNAM Lorenza Villalever.
La ventaja para la SEP, añade la investigadora de la UNAM Estela Ruiz, es que se ha logrado instaurar en México un modelo que a mediano plazo puede resultar más barato que el de las universidades tradicionales. Las tecnológicas no tienen pesadas burocracias, pues la mayoría de sus docentes trabajan por contrato temporal, además son financiadas en partes iguales por la Federación y por los estados, y no tienen límites para dar servicio a la industria con miras a tener áreas autofinanciables.
Las primeras tres universidades tecnológicas abrieron sus puertas en 1991 en las ciudades de Aguascalientes, Nezahualcóyotl y Tula, con 600 estudiantes. Actualmente ya son 48 planteles que atienden a 46 mil 500 jóvenes y en los que se han invertido 5 mil millones de pesos.
Aunque el modelo ha crecido mucho (cada año la matrícula casi se duplica), atiende escasamente a 3 por ciento de la población escolar de educación superior del país, lo que impide que se cumpla el otro propósito que dio origen a las universidades tecnológicas: promover la tecnificación de la industria nacional por medio de estos nuevos profesionales.
Inspiradas en el modelo de los institutos universitarios de tecnología (IUT) franceses, las universidades tecnológicas fueron creadas por el gobierno de Carlos Salinas con el propósito de llenar un vacío en el mercado laboral formando "mandos medios para la industria".
Para contrarrestar la imagen negativa de la educación técnica el gobierno decidió otorgar a sus egresados el título de técnico superior universitario (TSU) y nombrar a las instituciones como universidades, "aunque en el sentido estricto de la palabra no lo son, porque no hacen investigación ni son centro de debate de todas las posiciones teóricas. Son típicas instituciones de formación para el mundo del trabajo", afirma Angel Díaz Barriga, director del Centro de Estudios sobre la Universidad de la UNAM.
En sus aulas, la mayoría ubicadas en las zonas más pobres del país, donde generalmente son las únicas instituciones de educación superior existentes, los jóvenes se preparan en carreras como mecánica, electricidad y electrónica industrial, mantenimiento industrial, procesos de producción, metálica y autopartes, administración, turismo, informática y telemática.
Sus atractivos principales son que el plan académico consiste en 70 por ciento práctica y 30 por ciento teoría, y que sus estudios son intensivos, porque en dos años se cursan 3 mil 200 horas, mientras una licenciatura se hace en cuatro años y comprende 4 mil 500 horas.
Los jóvenes efectúan sus prácticas en las industrias, para lo cual hacen un proyecto innovador con el que obtienen su título de técnico superior universitario y que puede significar su contratación.
Para la experta Villalever estos elementos hacen más atractivo el modelo, porque se pone mucho énfasis en el saber hacer, pero también puede convertirse en un problema porque los muchachos están obligados a aprender muchas cosas en poco tiempo, y como se dedican demasiado a la práctica no cuentan con suficientes bases teóricas.
Los techos de cristal
En Querétaro se encuentra Tremec, una de las empresas más importantes del país, que fabrica transmisiones eléctricas para automóviles de lujo y camionetas. En su directorio hay decenas de licenciados y de ingenieros, y sólo tres técnicos superiores universitarios.
Fernando González es uno de ellos. Formó parte de la primera generación de la carrera de administración de la Universidad Tecnológica de Querétaro y ahora ocupa la subcoordinación de recursos humanos, pero no lo atribuye a su título de técnico superior universitario, sino a que cursó una licenciatura en administración de empresas y dos posgrados.
"Mi percepción es que los técnicos superiores universitarios nos quedamos pequeños. Yo tuve que terminar la licenciatura porque no cubría el perfil del puesto que estoy ocupando", explica.
"Antes, cuando las empresas estaban muy jerarquizadas, era cierto que los técnicos superiores universitarios estábamos destinados a ocupar mandos medios. Pero ahora que las organizaciones son muy planas y no hay tantos puestos, los mandos medios forzosamente tienen que ser licenciados o ingenieros", afirma González.
De los 30 compañeros de su generación, señala que cinco ocupan puestos medios y el resto trabajan como recepcionistas, cajeras, secretarias, asistentes de oficina o no tienen empleo porque han tenido problemas para que su título sea reconocido.
Nicómedes Durán, encargado de la selección de personal en Tremec, también considera que los egresados de universidades tecnológicas están bien preparados, pero al principio tienen que conformarse con puestos de auxiliar u operador, porque para llegar a ser supervisores -el puesto que deben ocupar- necesitan tener mínimo cinco años de antigüedad.
El problema es que el tema de las universidades tecnológicas se ha estudiado poco y por eso no existen investigaciones independientes sobre los tipos de empleo que ocupan los técnicos superiores universitarios. Hasta ahora la única información disponible es la de la Secretaría de Educación Pública, que asegura que 80 por ciento de los jóvenes está empleado a los seis meses de haber concluido su carrera.
Pero en opinión de la investigadora Vargas el punto nodal no es que consigan empleo, sino que hay un momento en que se topan con techos de cristal. "Los egresados de las universidades tecnológicas se insertan bien en el trabajo, pero les cuesta ascender porque les falta la licenciatura", asegura.
Por eso critica el hecho de que en sus campañas publicitarias las universidades tecnológicas ofrezcan títulos universitarios, porque "los muchachos lo creen y cuando se topan con la realidad se sienten frustrados".
En la Universidad Tecnológica de Querétaro, Paola Caltzontzi asesora a microempresarios para que exporten con ayuda del Banco de Comercio Exterior. Está orgullosa de ser egresada de la universidad, pero también está convencida de que "los títulos sí importan" y por eso va a matricularse en una universidad privada. "Yo gano 4 mil pesos y un licenciado en mi lugar ganaría 6 mil pesos".
A final de cuentas, las universidades tecnológicas son una buena opción para muchachos que en el pasado se quedaban sin estudiar porque vivían muy lejos de la universidad o habían sido rechazados en los concursos de selección.
En este aspecto, Pablo Espinoza, director de la carrera de mantenimiento de la Universidad de Querétaro lamenta que en la universidad "todavía haya muchos alumnos que se quedaron aquí porque no les quedó otra opción y no porque les interese la educación tecnológica".
Norberto Serrano, estudiante de tercer cuatrimestre de la carrera de procesos de producción, explica cómo llegó a la Tecnológica de Querétaro: "quería estudiar arquitectura, pero como tuve promedio bajo en la preparatoria se me limitaron las oportunidades. Hoy veo mis errores y, pues ni modo, ahora no me queda más que buscar trabajo como supervisor en una planta".
La escuelita de la Peugeot
Ubicada en uno de los estados más industriosos del país, la Universidad Tecnológica de Querétaro tiene dos ambiciosos proyectos con las empresas trasnacionales ITR-Industria de Turboreactores, con Honeywell y con la fábrica de automóviles Peugeot. Aspira a obtener ingresos adicionales para la universidad y diversificar el tipo de industrias en la entidad.
Como parte de esos planes, este año comenzará a funcionar dentro de las instalaciones de la universidad el primer centro de capacitación de técnicos de Peugeot. La empresa solventará 80 por ciento del gasto de operación y 20 por ciento corresponderá a la universidad tecnológica, explica el rector, Jesús Tapias Armas.
ƑCuál será el beneficio para la universidad?, se le pregunta al rector.
"Que el centro de capacitación va a servir también para enseñar a los alumnos y que las ganancias se van a destinar al mantenimiento del centro", responde.
El proyecto con ITR, uno de los más importantes centros de reparación de motores de avión en América Latina, será financiado por la Secretaría de Economía y consiste en que la universidad tecnológica capacite personal para la elaboración de motores. Los planes todavía están en pañales, inclusive el rector desconoce cuántos empleos se podrían generar y el monto de las ganancias para la universidad, pero asegura que si se pone en marcha significará una revolución para la industria mexicana.
Para la investigadora Estela Ruiz este tipo de proyectos son innovadores, pero las autoridades deben tener cuidado para que la UTQ no se convierta en la "escuelita de Peugeot o de Honeywell, porque una escuela no se puede dedicar a hacer profesionales a la medida".