REPORTAJE /EL MOVIMIENTO
ESTUDIANTIL DE 1968
Tlatelolco, las claves de la masacre
De cómo la crítica del autoritarismo
fue acallada por bayonetas y tanques
Fruto de la investigación de Carlos Mendoza y del
equipo del canalseisdejulio, este video es un documental que reúne
todos los testimonios cinematográficos que se conocen sobre los
sucesos del 2 de octubre y que La Jornada ha decidido poner al alcance
de sus lectores a partir del 27 de septiembre en los puestos de periódicos
MIREYA CUELLAR
Quizá porque se nos advierte cuando empieza a correr
la cinta que el sonido que acompaña a las escenas no es una ambientación
a modo, sino el silbar de las balas y el bullicio angustioso que se escuchó
la tarde del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres Culturas, es
precisamente ese rumor de descargas una de las cosas que más impresionan
de Tlatelolco, las claves de la masacre.
El video es también el primer material de una serie
de tres documentales sobre episodios que han marcado la historia reciente
de México, que La Jornada, en asociación con el canalseisdejulio,
pondrán, a partir de este viernes, en sus manos. Tlatelolco es un
capítulo especialmente ominoso aún no resuelto, y la intención
es que la recopilación de escenas, acompañada de la investigación
y el análisis, sea una aportación en momentos en los que
el tema ha vuelto a la agenda nacional con la apertura de los archivos
y la creación de una fiscalía especial que investiga el lado
oscuro de los movimientos sociales y políticos de esa época.
Los testimonios e imágenes recogidos en Tlatelolco,
las claves de la masacre son evidencia clara que en éste, como
en otros capítulos no menos dolorosos, la justicia está aún
por venir. Pero este documental es también, y ante todo, una persistente
búsqueda de las claves que explican la matanza de la plaza de las
Tres Culturas; una minuciosa descripción del esquema represivo puesto
en marcha por el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz a partir
del 28 de agosto de ese año.
La búsqueda de estas claves tuvo como antecedente
los videos Batallón Olimpia y Operación Galeana,
dos trabajos que Carlos Mendoza y su equipo, apoyados por el escritor Carlos
Montemayor -quien ha dedicado varios textos al tema, sobre todo a desmenuzar
lo que al fondo de ciertas revelaciones deja ver el general Marcelino García
Barragán en sus memorias-, hicieron en 1999 y 2000.
En esos trabajos se muestra la presencia de los hombres
del "guante blanco" en distintos escenarios de la matanza: la explanada,
el tercer piso del edificio Chihuahua, la iglesia de Santiago Tlatelolco
y en varios departamentos de los distintos inmuebles del complejo habitacional.
También son un esbozo de cómo se cerró la pinza sobre
los estudiantes.
Tlatelolco, las claves de la masacre, va más
allá: identifica a jefes militares y de fuerzas especiales que participaron
en los hechos y presenta un panorama de aquel complot. Reconstruye los
movimientos del Ejército aquella tarde y la actuación del
Batallón Olimpia y de otro grupo de hombres también vestidos
de civil que usan la misma contraseña, el guante o pañuelo
blancos en la mano izquierda a lo largo de todo el movimiento estudiantil.
El Batallón Olimpia, cuya participación
en el movimiento estudiantil algunos llegaron a considerar parte del mito
por la escasa información oficial que había sobre sus actividades,
fue uno de los comandos que actuaron en el fuego cruzado. Su participación
en esos sucesos fue plenamente reconocida por la Secretaría de la
Defensa Nacional 25 años después, es decir, en 1993. Sin
dar mayores detalles, informó que sus integrantes tenían
la misión de detener a los dirigentes del Consejo Nacional de Huelga.
Operación Galeana fue el nombre que los
militares le dieron a la actuación que se preparó para la
tropa uniformada el 2 de octubre. La tesis que el escritor Carlos Montemayor
plantea en textos como Rehacer la historia, y que recoge el documental,
es que si como dice García Barragán, el Batallón Olimpia
sólo tenía la orden de detener a "los cabecillas" del movimiento,
hubo otro comando, también vestido de civil y con "guante blanco",
que actuó bajo las órdenes del Estado Mayor Presidencial
(EMP) y que tuvo como móvil provocar en el Ejército regular
una escalada de violencia, al agredir a sus miembros.
Una narración y un análisis es lo que nos
entrega Tlatelolco, las claves de la masacre, cuando describe el
recorrido que siguen los tres contingentes del Ejército que tomaron
posiciones en las inmediaciones de la zona; nos ubica en el lugar exacto
desde donde se hicieron los primeros disparos y el desconcierto de los
militares uniformados que, ante el ataque, quieren proteger a algún
niño, se colocan en posición de ataque desde pecho a tierra...
buscan ubicar el origen de las ráfagas.
Las claves de los sucesos del 2 de octubre -nos muestra
el documental- están ocultas en decenas de episodios de un conflicto
que durante más de dos meses enfrentó al gobierno mexicano
con una multitudinaria organización estudiantil que tenía
como bandera la crítica al autoritarismo del gobierno y de la sociedad.
Una semana después del pleito entre preparatorianos
que tuvo como respuesta la violenta intervención de la policía
-y que dio origen al conflicto el 22 de julio de 1968-, Luis Echeverría
Alvarez, en ese momento secretario de Gobernación, solicitó
la intervención de las fuerzas armadas para enfrentar a los inconformes.
El 27 de agosto se rompería la línea que
seguía el conflicto. Una enorme manifestación que desemboca
en el Zócalo tiene como corolario el toque de las campanas de la
Catedral y el izamiento de una bandera rojinegra en el asta central de
la plaza, todo a manos de los estudiantes, quienes intentan quedarse ahí
hasta que el gobierno esté dispuesto al diálogo público
con ellos, pero son desalojados por el Ejército en la madrugada.
El estandarte rojinegro es el pretexto para un acto de
desagravio al día siguiente, en el que participaron los burócratas
y que se volvió una batalla campal cuando un contingente de estudiantes
se agrupó también en la Plaza de la Constitución.
Volvió a intervenir la tropa con tanquetas, para dispersar a estos
últimos. Durante la persecución, francotiradores hicieron
fuego desde el tercer piso del hotel Majestic, los edificios ubicados en
Madero 77, en Madero y Palma, y desde algunos inmuebles de la avenida Pino
Suárez.
El video documenta los disparos que se hacen desde la
sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es imposible
que en este lugar se hubieran apostado francotiradores sin la autorización
de funcionarios del más alto nivel. Dos sospechosos fueron detenidos
en la zona, sin embargo nunca fueron entregados a las autoridades.
El 28 de agosto, el embajador de Estados Unidos en México,
Fulton Freeman, envió un telegrama al Departamento de Estado de
su país en el que informó: "El presidente Gustavo Díaz
Ordaz decidió que ha llegado el momento de poner punto final a los
desórdenes estudiantiles. El se mostró profundamente ofendido
por la toma de la catedral y por el izamiento de un estandarte rojinegro
en el asta bandera del Zócalo".
Freeman informó también que el "conocido
comunista" Heberto Castillo sería arrestado tan pronto saliera del
campus de la universidad. Esa misma noche, Castillo, integrante de la coalición
de maestros, logró escapar de una violenta tentativa de detención
ilegal a las puertas de su casa.
El 29 y el 31 de agosto, estudiantes de la Vocacional
7, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), fueron atacados por
individuos vestidos de civil. Se trató del primero de 10 asaltos
armados que se realizaron contra vocacionales y preparatorias. Después
el Ejército entró a Ciudad Universitaria (CU) y soldados
y granaderos tomaron el Casco de Santo Tomás, del IPN. Los
informes militares que dan cuenta de la ocupación de CU y del casco
consignaban la participación de un agrupamiento llamado Batallón
Olimpia. En las filmaciones y fotografías de los distintos ataques
a vocacionales y la ocupación del casco aparecen los hombres con
la contraseña blanca en la mano izquierda.
Cinco días antes de los sucesos, ocho sujetos fueron
detenidos cuando transportaban armas y municiones dentro de la unidad habitacional
de Tlatelolco; luego de identificarse como empleados de distintas dependencias
oficiales, los sospechosos fueron liberados.
Hay sustento suficiente para afirmar -se establece en
el documental- que en 1968, desde el EMP y las altas esferas del gobierno
se auspició la operación de grupos clandestinos que ejercieron
la violencia y perpetraron actos de provocación contra el movimiento
estudiantil.
Son varios los nombres de miembros del Ejército
y del EMP que brincan en el recuento: capitán Héctor Careaga
Estrambasaguas; mayor Carlos Humberto Bermúdez Dávila; dos
de los mandos del Batallón Olimpia; general Luis Gutiérrez
Oropeza, jefe del EMP de Gustavo Díaz Ordaz, y el del entonces jefe
del Estado Mayor de la Defensa, general Mario Ballesteros Prieto, entre
otros.
El general Marcelino García Barragán, entonces
secretario de la Defensa Nacional, dejó unas memorias en las que
deslinda al Ejército y a sí mismo de lo ocurrido en Tlatelolco
y responsabiliza al presidente Díaz Ordaz y al general Luis Gutiérrez
Oropeza.
Treinta y cuatro años después, es decir,
este año, Luis Echeverría fue el primer servidor público
citado a declarar en relación con la matanza. En Tlatelolco,
las claves de la masacre, el equipo del canalseisdejulio incluyó
la filmación de los momentos en que el ex presidente sale de la
fiscalía especial que investiga esos hechos, sobre avenida Juárez.
Envuelto por un enjambre de reporteros, fue obligado a escuchar la ráfaga
de preguntas que se convirtieron en gritos. Un Echeverría con rostro
crispado, descompuesto, suplicó con la mirada a su equipo de seguridad
que lo rescatara y de su boca salió una única frase: "¡diles
que se callen!, ¡diles que se callen!, ¡cállenlos!"
Imágenes tomadas de diversos archivos fílmicos
que registraron el nacimiento del movimiento estudiantil de 1968, su crecimiento
e intento de expansión hacia otros sectores de la sociedad, hasta
la represión militar que culminó con la matanza en la Plaza
de las Tres Culturas