NY: victoria de mexicanos

Aceptan tenderos coreanos cubrir pagos justos y no violar derechos laborales

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Nueva York, 19 de septiembre. El gobierno del estado de Nueva York, una asociación coreana de tiendas de frutas y verduras y defensores de inmigrantes llegaron a un acuerdo para establecer un nuevo código de conducta laboral. Con ello culmina una lucha de más de cuatro años para obtener salarios y beneficios más justos para trabajadores cuyos derechos básicos eran violados.

Esta semana el procurador general del estado, Eliot Spitzer, anunció que después de un año de negociaciones se logró un convenio sin precedente que permitirá elaborar un código de conducta para los dueños de las más de 2 mil misceláneas y puestos de fruta y verdura de la ciudad de Nueva York.

Alrededor de 80 por ciento de estas tiendas de abarrotes y productos frescos son propiedad de coreanos, quienes durante años han sido acusados de violar leyes de salario mínimo y de obligar a sus empleados a trabajar más de 72 horas a la semana sin pago extra.

Se calcula que 85 por ciento de los 14 mil trabajadores de esta actividad son mexicanos, y gran parte de ellos indocumentados.

Los turnos frecuentemente son de 12 horas por seis días a la semana, con un salario de 230 dólares, o sea 3.50 la hora, cuando el sueldo mínimo federal es de 5.15 más tiempo y medio para labores que rebasen 40 horas a la semana.

Más de 20 dueños de establecimientos firmaron el código y Spitzer espera que cientos lo hagan próximamente, ya que como incentivo el procurador ofreció desechar toda investigación sobre violaciones pasadas. A los dueños que no firmen el convenio antes del 31 de diciembre les advirtió que su oficina fiscalizaría toda trasgresión a las normas básicas de trabajo y que habría querellas por cientos de miles de dólares en salarios no pagados.

El procurador estatal, quien ha demandado exitosamente a varias tiendas de abarrotes por violar las leyes salariales en los últimos años, dijo que esperaba que más patrones acepten este código, ya que representantes de la Asociación Coreana Americana de Nueva York, representantes de la central obrera AFL-CIO del estado y su oficina habían negociado los términos en forman conjunta.

Para miles de trabajadores mexicanos este acuerdo implicaría un alza salarial de casi el doble, a más de 450 dólares, de lo que ganan ahora por las 72 horas de trabajo a la semana.

Jerry Domínguez, director de la Casa México y de la Asociación México Americana de Trabajadores (AMAT), y uno de los participantes en esta negociación, comentó a La Jornada: "Estamos a gusto de que esto se haya concretado... estaban entre los trabajadores más explotados en esta ciudad".

Sin embargo señaló que "aún estamos por evaluar el impacto del acuerdo y ver los resultados", aunque ello "fortalecerá a los trabajadores". Expuso que "es el preámbulo de algo más fuerte" y abre la puerta a la participación de organizaciones comunitarias y sindicatos del sector.

Las tiendas de abarrotes permitirán además que sean evaluadas dos veces al año las condiciones laborales y de salarios por parte de investigadores de una empresa independiente.

Tanto patrones como trabajadores elogiaron el acuerdo. Los dueños han tenido un doble problema durante años: las relaciones con su mano de obra, y sus clientes, que cada día estaban más conscientes de las condiciones que se imponían a los trabajadores. Ambas partes expresaron hoy su esperanza de que con este acuerdo mejoren las relaciones, y con ello los clientes también estarán complacidos. De hecho, a las tiendas que cumplan con el código se les otorgará una calcomanía que pueden exhibir, declarando su compromiso con el acuerdo.

Todo esto fue la culminación de diversos esfuerzos para defender y sindicalizar a los trabajadores mexicanos en estas tiendas. El sindicato UNITE, y ahora el de trabajadores de la industria de alimentos, UFCW, además de asociaciones comunitarias latinas y de defensa de inmigrantes como la AMAT, habían encabezado luchas en los últimos cuatro años, utilizando medios como el boicot y campañas de información para presionar a los dueños a cumplir con las normas mínimas laborales y permitir la libre asociación de sus trabajadores.

Ante estas acciones los comerciantes respondieron con una fuerte contracampaña, mencionan sindicalistas y organizadores sociales. Ahora, con este modelo, se abre un nuevo capítulo, y también se registra uno de los primeros triunfos legales y de lucha social de la aún joven comunidad mexicana en Nueva York.