Realizará magnas movilizaciones
en Chiapas, advierte
Presiona el PRI para lograr la liberación de
paramilitares
Fijará plazo a Pablo Salazar para firmar acuerdo
político
Es inegable la existencia de esos grupos, afirma el
PRD
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
San Cristobal de Las Casas, Chis., 19 de septiembre.
Lejos de disiparse, la polvareda levantada por la detención de un
grupo de dirigentes y miembros de Paz y Justicia este viernes 13, cada
vez son mayores las contradicciones entre los partidos políticos,
así como el enredo en que están metidos los funcionarios
estatales. No obstante, tanto el gobierno como su principal opositor, el
Partido Revolucionario Institucional (PRI), coinciden en negar la existencia
de grupos paramilitares. Mientras, dirigentes del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) local consideran "innegable" la existencia de
tales grupos.
"Sorprende que funcionarios estatales, que tienen bajo
su responsabilidad la gobernabilidad y la política interna, no reconozcan
que hay grupos que actúan como paramilitares", declaró ayer
el secretario de Movimientos Sociales del PRD, José Juan Ulloa Pérez.
Dado
que los detenidos en Tila son miembros reconocidos del tricolor,
el dirigente estatal, Aquiles Espinosa García, amenazó con
realizar "magnas movilizaciones" en todo el estado, con bloqueos de calles
y carreteras, "para demostrar que el PRI no se deja intimidar". Esto, si
el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía no acepta una propuesta
de "acuerdo político" que le será presentada el próximo
martes, y para la cual los priístas le pondrán "un plazo",
antes de iniciar sus protestas para la liberación de los paramilitares
arraigados o presos.
"El gobierno del estado no reconoce a ningún grupo
que actúe bajo la categoría de paramilitar", había
declarado un día antes Gabriel Gutiérrez Avila, subsecretario
de Gobierno. El funcionario, de origen perredista, aclaró este martes
que los detenidos en Miguel Alemán y Tzaquil la semana pasada están
acusados de portación ilegal de armas. "No es una acción
política sino penal", dijo, y agregó que no fue la Secretaría
de Gobierno, sino la Procuraduría General de Justicia del Estado
(PGJE), la que ejerció la acción penal.
En respuesta, Espinosa García acusó al gobierno
de Chiapas de realizar acciones para dividir y desprestigiar al PRI. "Ningún
grupo paramilitar está vinculado al PRI, ni solapamos grupos violentos,
pues somos el partido más responsable que ha habido en la historia.
Por eso nos da coraje que nos vinculen a hechos violentos".
Dando a entender que se trata de una estrategia prelectoral
del gobierno contra el tricolor (habrá elecciones locales
el año próximo), Espinosa volvió a reconocer, como
lo hizo en días pasados, que "si hay grupos civiles armados en la
entidad son de autodefensa, porque hay ausencia de la autoridad".
En cambio, Ulloa Pérez escribió ayer en
el diario Expreso Chiapas: "No reconocer la existencia de grupos
paramilitares que han causado dolor y tragedia en las comunidades indígenas
es asumir la posición de los gobiernos priístas". El miembro
del comité estatal perredista abundó: "Los anteriores gobiernos
no reconocían la existencia de grupos paramilitares, y argumentaban
que en Chiapas las autoridades no solapaban ni encubrían a grupos
armados ilegales".
Ser o no ser, paramilitarmente hablando
Ante este panorama, surcado por puntos de vista tan encontrados,
incluso los representantes del PAN en Tila se han sentido en la obligación
de abrir la boca. José Augusto Abarca Velázquez, del comité
municipal blanquiazul, aseguró que las aprehensiones del
pasado viernes fueron "contra personas que violentan el estado de derecho",
sin intención de afectar a ningún partido político.
Los miembros de Paz y Justicia "han realizado cosas irregulares, y pese
a quien le pese, tienen que pagar".
Por lo pronto, Carlos Torres López, ex alcalde
priísta de Tila, fue arraigado ayer por las autoridades judiciales.
Se presume que habría formado parte "de la red de funcionarios que
con recursos públicos financiaron y fomentaron al presunto grupo
paramilitar", según fuentes oficiales. La PGJE investiga.
Torrres López entregó a Desarrollo, Paz
y Justicia "una amplia red de radios de telecomunicación, vehículos,
gasolina y dinero". La Contraloría General del estado encontró
una desviación de recursos de 3 millones 155 mil pesos por obras
no realizadas (puentes, escuelas, etcétera) durante su periodo.
El gobierno zedillista, pertinaz apoyador de la organización
productiva y contrainsurgente, en 1997 le entregó, por conducto
de la Sedeso, 4 millones 600 mil pesos, teniendo como testigo de honor
al entonces comandante de la séptima Región Militar, Mario
Renán Castillo Fernández. Esto ocurría al calor de
la "guerra chol" que, sin tregua, sembró el terror y la violencia
en la zona norte durante todo el sexenio anterior.
Ante la sostenida negativa oficial de las autoridades
anteriores respecto de la existencia de "grupos civiles armados" (aquel
eufemismo de la PGR para referirse a los "probables" paramilitares de Tila,
Sabanilla, Altamirano, Chenalhó, Ocosingo, Chilón, Yajalón
y El Bosque cuya existencia jamás se "demostró"), el perredista
Ulloa Pérez acusa a los priístas de haber compartido con
ellos "vínculos de control y poder, además de emplear las
instalaciones de las fuerzas armadas y de seguridad pública para
entrenarlos y dotarlos de pertrechos". Ante la evidencia de estos grupos
violentos, reclama al actual gobierno, "que se ha comprometido a combatirlos",
su insistencia, ahora, en que no existen.
"Compartiendo la demanda de la sociedad civil y las comunidades
indígenas, los grupos paramilitares deben ser desarticulados, de
igual manera que deben romperse las ligas que éstos tienen con los
grupos de poder económico de la región", concluye Ulloa Pérez.
"Es decir, debe combatirse por igual a los caciques que los financian y
a los sectores policiacos que los promueven".
Juan González Esponda, comisionado para la Atención
de Comunidades en Conflicto del gobierno estatal, de alguna manera rebasado
por la reciente acción de la PGJE en Tila, recalcó que la
comisión a su cargo ha logrado la firma de al menos 16 acuerdos
en comunidades confrontadas. Acepta que "grupos de intereses políticos
particulares obstaculizan dicho proceso", y subraya que sólo en
la zona norte se han firmado ocho acuerdos, con quienes, "entre 1995 y
1997, participaron en la muerte de al menos un centenar de personas". (El
lector reconocerá lo dispares que son las distintas cuentas respecto
del número de víctimas de la violencia contrainsurgente.
Esto revela a qué grado el asunto es una asignatura pendiente de
las autoridades judiciales).
Como sea, a todos los actores institucionales se les ha
complicado el panorama después de estas frágiles aprehensiones
(que se mantienen a nivel de "arraigo" en casi todos los casos). Esta situación
alcanza también a los actuales ediles priístas de Tila y
Yajalón. A éste último, Fernando Méndez Argüello,
sus propios correligionarios lo acusan de deslindarse ahora de Paz y Justicia,
"olvidando que fue precisamente él quien fungió como primer
coordinador municipal" de dicha agrupación, "misma que utilizó
para acceder al poder que ahora ostenta". Los priístas señalan,
para mayor claridad, que el cuarto regidor de Yajalón, Abraham López
Ruiz, es miembro activo de Paz y Justicia.
En medio de todo esto, los delegados de Paz y Justicia
del municipio de Palenque se deslindaron firmemente de cualquier relación
con los actos violentos en que hayan incurrido Sabelino Torres y los demás
detenidos por, hamletianamente, ser pero no ser los paramilitares que (todo
indica) son.