Armando Partida preparó Se buscan dramaturgos

Intento de teoría dramática nacional corre el riesgo de no publicarse

CARLOS PAUL

A partir de la investigación Dramaturgos mexicanos 1970-1990. Bio-bibliografía crítica, de Armando Partida Tayzan, surgieron los volúmenes primero y segundo de Se buscan dramaturgos.

El primero está integrado por 45 entrevistas que tienen como propósito ''asentar un diagnóstico sobre la escritura dramática nacional de finales del milenio", mientras el segundo ofrece ''un panorama crítico sobre la experiencia práctica de ese quehacer desde el segundo lustro de los años sesenta hasta el año 2000''.

Con esos trabajos se pretende establecer ''una posible teoría dramática nacional e, incluso, una posible poética", explica el investigador, ya que en ellos ''se reflexiona y expone la particularidad de cada uno de los creadores y lo que tienen en común, lo cual, de una u otra manera, constituyen las diversas tendencias de la escritura dramática nacional en la segunda mitad del siglo XX''.

Según Partida Tayzan, en ese periodo aparecen cuatro grupos de creadores: ''los que surgen en los años sesenta, como Vicente Leñero, Willebaldo López, José Agustín y Pilar Campesino, entre otros, con quienes comienza la ruptura de la dramaturgia aristotélica. Luego viene una generación que surge del taller de Emilio Carballido en el Politécnico, en la que están Miguel Angel Tenorio y Gerardo Velázquez, entre otros. Posteriormente se dan a conocer, fundamentalmente, Jesús González Dávila, Oscar Liera, Víctor Hugo Rascón Banda y Sabina Berman, alumnos tanto de Leñero como de Hugo Argüelles, y que se les conoce como la generación de La nueva dramaturgia, y por último están los novísimos, grupo integrado, entre otros, por Jorge Celaya, Estela Leñero, Jaime Chabaud, Luis Mario Moncada, David Olguín, Hugo Salcedo y Gonzalo Valdés Medellín.

Sin embargo los volúmenes de 548 y 345 cuartillas, respectivamente, ''corren el riesgo de no se publicados'', expresa Armando Partida.

''Desde hace varios años se encuentran en el Centro de Investigación y Documentación Teatral Rodolfo Usigli (CIDRTRU) para ser editados en colaboración con el Fonca. El problema es que el plazo para hacer uso de la beca termina en octubre próximo, y mientras no se tenga el presupuesto detallado de la imprenta, que es lo único que falta, no se puede concluir su publicación.

''Además surgió otra cuestión: el CIDTRU, como no cuenta propiamente con un departamento de publicaciones, canalizó el proyecto para la coedición al área de difusión del Instituto Nacional de Bellas Artes. Mi temor, más que nada, es que expire el plazo de la beca y se pierda, ya que este tipo de trabajos, por su perfil, no son del interés de una editorial comercial. Espero que eso no suceda: es un proyecto de investigación que llevó más de seis años; sin embargo, lo más importante es que esos trabajos puedan conocerlos los hacedores de teatro. Sería una lástima que no fuera así".