Presentaron libro del investigador Octavio Rodríguez
Araujo sobre el tema
La nueva izquierda halla cauce de expresión
en un orden multicultural
La lucha va a ser por defender una política de
sobrevivencia humana, alerta Pablo González Casanova
La insurrección del EZLN, signo de la ''Babel
mexicana'': Luis Hernández Navarro
ANASELLA ACOSTA NIETO
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) y los movimientos globalifóbicos gestados en Seattle son
manifestaciones del surgimiento de una nueva izquierda, corriente que lejos
de desaparecer encuentra un cauce de expresión que responde a la
conformación de un orden social multicultural, coincidieron en señalar
Pablo González Casanova, Luis Hernández Navarro, Rhina Roux
y Víctor Flores Olea.
La noche del miércoles los analistas y estudiosos
de la política y los movimientos sociales se dieron cita en la sede
de Siglo XXI Editores para comentar el nuevo título del politólogo
Octavio Rodríguez Araujo, Izquierdas e izquierdismo, en el
que el autor realiza una reconstrucción de esa corriente desde la
Primera Internacional hasta Porto Alegre.
La divergencia de opiniones, como símbolo de la
diversidad actual, fue protagonista durante la presentación del
libro, pero también destacaron las coincidencias sobre la necesidad
de estudiar las ''nuevas formas de resistencia" ante los modos actuales
de ''dominación", en busca de una alternativa al ''horizonte del
capital".
Por una democracia desarmada
González
Casanova aludió a las transformaciones surgidas no sólo en
la izquierda, sino también en la estructura de dominación
en el mundo y en el nuevo orden militar que amenaza a la humanidad.
Consideró que dentro de la nueva mezcla de lenguajes
y planteamientos diversos en el mundo, México es uno de los países
que contribuye a la conformación de una alternativa vía el
EZLN, que recoge los proyectos de los campesinos indígenas y sus
modos de resistencia.
Sobre los sucesos recientes en torno de las demandas de
los indígenas, el especialista hizo un llamado a no creer que la
decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación anula
las alternativas para dar solución a esos reclamos.
Para González Casanova es difícil hacer
predicciones, porque estamos en una situación muy lejana al equilibrio,
y manifestó: ''Creo que este movimiento (el zapatista) que surgió
en la selva Lacandona y que es muy rico en sus aportaciones al discurso
político y al proyecto de nación y de humanidad -las cuales
han llegado a Porto Alegre, y antes a Génova y Seattle- ha adquirido
una profundidad muy grande. De ahí creo que surgirá una nueva
organización y un nuevo planteamiento a las alternativas en el futuro".
Hoy se tiene que pensar en una lucha tripartita -destacó-,
la que siempre se ha dado por separado, pero que responde a un solo deseo
y que incluye las demandas de ''democracia, liberación y justicia
social y socialismo".
Aunque González Casanova confía en que esta
batalla tendrá que darse tarde o temprano, destacó que en
lo inmediato ''la lucha va a ser contra la muerte y para defender una política
que permita a la humanidad sobrevivir", pues existe un problema ''grave"
derivado de un discurso muy próximo a nuevas intervenciones militares:
''Ya no sólo se trata de cambiar el sistema político, social
o cultural, sino de acabar con la vida".
Para el ex rector de la UNAM habría que ''pensar
en una democracia desarmada" que permita cambiar, tomar decisiones y que
no excluya la defensa de los derechos.
Defensa de derechos específicos
Antes, Luis Hernández Navarro describió
el mundo como una ''nueva Babel", en la que la multiculturalidad y la exigencia
de la defensa de ''derechos específicos" son el principal rasgo
en el que se gesta la nueva izquierda.
En México, mencionó el analista, ''expresiones
de nuestra Babel son la insurrección armada del EZLN en 1994 y la
expansión de la nueva lucha india, movimientos que levantaron una
nueva tormenta sobre el significado de los alcances de la izquierda y el
izquierdismo en el país".
Consideró que ante el zapatismo ''la izquierda
prescindió de su bagaje teórico e, incapaz de reconocer lo
que de novedoso había en esa fuerza, sólo atinó a
sentirse engañada o a replicar el viejo marxismo-leninismo de corte
universitario. Engolosinada en la lucha electoral, anclada en las utopías
de 1988 y sin una lectura de la revuelta de los globalizados en Seattle,
la vieja izquierda no ha podido explicar la dinámica del reciente
multiculturalismo democrático en los nuevos movimientos".
La capacidad de la izquierda en el pasado para organizar
el descontento popular ''ha estado ausente en la tarea de discernir los
movimientos emergentes, que no pueden ser documentados como parte de la
biografía del poder", agregó.
Hernández Navarro hizo patente su desacuerdo con
el autor respecto de la crítica hacia el zapatismo y la manera en
cómo deben ser calificados los movimientos opositores.
Rhina Roux, a su vez, se refirió a las carencias
teóricas e ideológicas de estos grupos rumbo a la definición
de una nueva izquierda y expresó la ausencia -en el libro de Rodríguez
Araujo- de una ''autocrítica" del discurso socialista de la vieja
izquierda.
Pese a las divergencias, los analistas coincidieron en
que por invitar a la reflexión, el debate, reconstruir los aciertos
y los fracasos de la izquierda y testificar ''una historia que para las
nuevas generaciones parece olvidada", la lectura de Izquierdas e izquierdismo
es necesaria.