miércoles 4 de
septiembre de 2002 |
Visiones Neobarroco: la estética de lo ambiguo y lo irreverente n César Gordillo Aguilar |
"No cabe duda, vivimos la
historia de nueva cuenta aun con la conciencia de la
repetición. Volvemos al barroco, o sería más preciso
decir que no hemos salido de él, excepto para darnos
cuenta de cuán barrocos somos cuando nos vemos con ojos
de europeos y norteamericanos". En esta forma,
rotunda y contundente, inicia su artículo Neobarroco: un
catecismo para criollos conversos José Manuel Springer
en la revista virtual Replica21. El término "neobarroco" se convierte así, para Springer, más que en una estética nueva en un reencuentro con estéticas añejas que en sí mismas nos hablan de saturación, irreverencia, ambigüedad y sarcasmo, estrategias sintácticas que ya antes en su excelente libro La modernidad de lo barroco Bolívar Echeverría postula como una "representación liberada", propia de Latinoamérica, donde el juego de contrarios entre lo esencial y lo aparente, lo real y lo ficticio, lo cuerdo y lo ilusorio, o lo pragmático y lo onírico entablan un dialogo que no pretende una resolución dialéctica clásica, sino la ambivalencia visual y conceptual que en muchos casos la teoría del arte norteamericano, en su incapacidad de entender el sentido de lo barroco, ha catalogado superficialmente como kitsch, por no poder entrar a profundidad en ella, aceptando tácitamente su incapacidad para comprenderla. Dos exposiciones presentes en nuestra ciudad pueden ejemplificar y servir de motores para la reflexión en este tema. Exhibiéndose en el excelente espacio de exposiciones de la Casa del Caballero del çguila (4 Oriente, 1, San Pedro Cholula, Puebla), Humberto Chávez expone con el título genérico de Boxes una obra donde la imagen fotográfica en intersección semántica con el texto mantienen una estrategia de ironía donde el contenido semántico se convierte en ambiguo y donde por lo general no se puede establecer una lectura clara y lineal de la obra. El trabajo de Chávez nos recuerda constantemente que la imagen contemporánea no se puede entender con un significado concreto y estable y la manipulación lúdica del lenguaje visual y escrito es una marca de nuestra civilización posmoderna y neobarroca. Al mismo tiempo, en el espacio de Entre Estudio y Galería, Cisco Jiménez expone su obra pictórica reciente bajo el título de La temperatura de un espejo está siempre en cero. El artista funda su estrategia conceptual en el sarcasmo y la irreverencia, estrategias que en no pocas ocasiones en la historia del arte han asumido artistas de la talla de Rembrandt o Goya como propias, pero que en manos de Cisco Jiménez, recurriendo a la estética de lo orgánico y lo grotesco, realiza una lectura irónica, crítica y burlona que se convierte en golpes visuales sin ningún miramiento a nuestra forma de vida. La imagen de dos obras presentadas en esta exposición: Avance de un brazo roto y Descripción de las trompas de Falopio asesta sendos golpes de ironía e irreverencia a la interpretación del arte conceptual a la manera de Duchamp y sus ready mades en la primera obra y a las banales discusiones sobre la macroeconomía en la segunda, donde con la frase: "Como la economía está de la chingada, mejor les voy a describir las trompas de falopio" comunica su actitud de desdén y poca credibilidad ante la avalancha de información manipulada e incoherente que día a día "fabrican" los medios masivos de comunicación. Irreverencia, ambigüedad, sarcasmo, circularidad semántica, despojo del lenguaje clásico son algunos de los componentes de este lenguaje de lo "neobarroco" que más de un autor defiende como la esencia actual del arte latinoamericano, pero sólo el tiempo y la manera en que esta actitud evolucione de la denuncia a la propuesta podrán dar o no la razón a este análisis. |