lunes 2 de septiembre de
2002 |
Carpeta El gobierno de Fox, ineficiente n Sergio Cortés Sánchez |
Durante el segundo trimestre del año
en curso, el presidente Vicente Fox recuperó
popularidad; pero en la segunda quincena de agosto,
diluido el efecto Juan DiegoAtenco, perdió lo avanzado.
A mediados del pasado mes de agosto, solamente uno de
cada tres ciudadanos del país apoyaba su iniciativa de
privatizar la generación de energía eléctrica (Reforma,
página 10; 1/09/02); a fines de mes, la mayoría de
senadores ratificó su postura de no privatizar ese
sector. El segundo informe presidencial fue como su gestión:
gris. No hay avances y las promesas de campaña y de
gobierno siguen generando desilusión entre aquellos que
creían que el cambio era sinónimo de bienestar. Entre el primero y segundo informe, los ciudadanos que están inconformes con la gestión de Fox aumentaron de 39 a 56 por ciento y los que creen que ha sido un gobierno débil pasaron de 31 a 50 por ciento. Donde mayor es su incompetencia es en la resolución de conflictos políticos, en el combate contra el narcotráfico y contra la corrupción; es precisamente éste último el principal problema del país para el 26 por ciento de los ciudadanos. Un día antes del segundo informe, la calificación otorgada al presidente fue de 6.8 puntos; un mes antes, cuando el Papa nos visitó, su calificación fue de 7.4 puntos. Los reveses acumulados por el presidente, su mala relación con el Congreso, su incondicionalidad ante el gobierno de los Estados Unidos y sus permanentes mentiras lo hacen un sujeto poco creíble: al 47 por ciento de los ciudadanos del municipio de Puebla los ha desilusionado, al 65 por ciento no le inspira confianza, el 61 por ciento cree que no ha enfrentado adecuadamente los problemas de su competencia, el 48 por ciento no duda en calificar a esa administración como peor a la de Ernesto Zedillo Ponce de León y un 32 por ciento dice que la actual imagen de Vicente Fox Quesada es peor a la que tenían de ese personaje hace un año. Mientras no se precise el financiamiento de las pasadas campañas presidenciales de Vicente Fox Quesada y la de Francisco Labastida Ochoa, la honorabilidad del guanajuantense seguirá en entredicho. Su principal cualidad, la credibilidad, está erosionada. No hay avances económicos y en lo político, no logra dar una. Lo que mejor se le da, son los viajes internacionales: su mejor cartera sería la de ministro plenipontenciario. |