EU se proclama campeón mundial del desarrollo sostenible
Creciente apoyo a la propuesta de AL sobre energía en la Cumbre de la Tierra
AFP, DPA Y REUTERS
Johannesburgo, 29 de agosto. Pese a ser blanco de las críticas de ecologistas en todo el mundo, Estados Unidos se proclamó este jueves en la cumbre de Johannesburgo campeón mundial del desarrollo sostenible, mientras América Latina luchaba por hacerse oír en asuntos como la energía y la justicia en el comercio internacional.
De su lado, Peter Piot, director del programa de Naciones Unidas contra el sida (Onusida), sostuvo que "no habrá desarrollo sostenible mientras este mal siga estando fuera de control, mientras buena parte de la gente que tiene que impulsar este planeta hacia adelante esté enferma o muerta".
En dos décadas el sida mató más de 20 millones de personas en todo el mundo y hasta 2020 podría matar otros 68 millones si no se ponen en marcha políticas eficaces y los mandatarios "cumplen sus promesas".
Según el responsable, el sida sigue considerándose asunto exclusivo de los ministerios de salud y no figura en los comunicados finales de las grandes conferencias. Por ello, Piot pidió a los líderes del mundo reunidos en Johannesburgo que reconozcan en su declaración política final la epidemia "como un desafío fundamental para llegar al desarrollo duradero y no como un pequeño apartado del capítulo de salud".
En su turno, la responsable de la delegación estadunidense en la Cumbre de la ONU para el Desarrollo Sostenible, la subsecretaria de Estado de Asuntos Globales, Paula Dobriansky, declaró que "Estados Unidos es el campeón mundial del desarrollo sostenible (...) Ningún país ha hecho más o ha contribuido tanto al desarrollo sostenible".
Esta afirmación choca frontalmente con la ausencia del presidente George W. Bush en la cumbre de la ONU, a la que enviará al secretario de Estado, Colin Powell, así como con el mediocre porcentaje que Washington destina a la Ayuda Pública al Desarrollo (APD) (0.11 por ciento de su PIB, frente al 0.7 por ciento previsto desde 1969), y su rechazo al Protocolo de Kyoto (1997) sobre control de las emisiones de gases contaminantes.
En su intervención, la delegación estadunidense reiteró lo ya sabido: que su país no es partidario de adoptar compromisos multilaterales para aliviar la pobreza, llevar el agua potable a los 1.1 millones o luchar contra la deforestación, pero que sí hay disposición para llevar a cabo iniciativas particulares de cooperación.
Dobriansky anunció cinco proyectos que aunarán inversiones privadas y públicas: canalización del agua (970 millones de dólares de fondos públicos en tres años), acceso a la energía (43 millones en 2003), lucha contra el hambre en Africa (90 millones en 2003), protección de las selvas del Congo (53 millones en cuatro años) y lucha contra el sida, tuberculosis y paludismo (mil 200 millones en 2003).
Estos proyectos no supondrán un aumento del APD anunciado en la conferencia de la ONU de Monterrey, México, ya que no fueron aprobados por el Congreso, y no se aclaró su procedencia.
Estados Unidos no sólo fue criticado por sus prioridades ambientales, sino también utilizado como ejemplo de cómo una distribución más razonable de los recursos podría mejorar el panorama mundial del desarrollo sostenible. Gorisankar Gosh, del Consejo para el Saneamiento y Aprovisionamiento de agua, declaró este jueves que los 11 mil millones de dólares que los estadunidenses gastan cada año en helados bastarían para dar agua potable e instalaciones sanitarias a todos los pobres del mundo. El funcionario destacó que se necesitan 9 mil millones de dólares para garantizar un abasto suficiente en agua potable, y otros 2 mil millones para garantizar instalaciones sanitarias básicas.
Unos mil 200 millones de personas en el mundo no tienen actualmente acceso al agua potable y 2 mil 400 millones sufren de falta de instalaciones sanitarias.
Por su parte, los negociadores latinoamericanos se felicitaban por el apoyo creciente que recibe su propuesta de energía renovable, sobre todo por parte de organizaciones ecologistas y en el Grupo de los 77 (países en desarrollo).
El objetivo brasileño, que se convirtió desde hace semanas en la propuesta del bloque latinoamericano, especifica que 10 por ciento de la energía debe proceder de nuevas fuentes renovables hasta 2010.
El autor de esta propuesta, el secretario de Medio Ambiente del estado de Sao Paulo, José Goldemberg, explicó este jueves a Afp que "Arabia Saudita, Kuwait y Qatar se oponen firmemente a esta iniciativa, debido a que son grandes productores de petróleo".
"Se avecinan duras negociaciones, que involucrarán a los ministros de Medio Ambiente y pueden extenderse hasta el último día de la negociación (4 de septiembre). No podemos garantizar cuál será la meta pero habrá una en el plan de acción (el documento que deben aprobar los jefes de Estado y gobierno)", explicaron los responsables de la delegación brasileña.
La pequeña victoria latinoamericana en el ámbito energético contrasta con la falta de resultados en lo referente a la reducción de subsidios o la apertura de los mercados de los países industrializados, sin duda las cuestiones más arduas y polémicas de esta reunión.
La UE, más vaga, considera en su propuesta también las grandes hidroeléctricas, que son importantes agentes de contaminación, según grupos ecologistas, y obvia la cuestión de la biomasa. Su propuesta tiene más posibilidades de salir adelante pues cuenta con el apoyo de Estados Unidos, Australia y Japón.
Esto ocurre al tiempo que la sociedad civil se reúne por toda la ciudad: cerca de 8 mil Sin Tierra sudafricanos y latinoamericanos celebran la semana de la Tierra y cientos de organizaciones no gubernamentales de todo el mundo preparan una manifestación para el día 31 que finalmente fue autorizada por el gobierno local este jueves.