Los recientes acontecimientos, cuestiones de la cotidianidad, dice en Ginebra
Niega Zebadúa conflictos políticos en Chiapas
El secretario de Gobierno rechaza la existencia de paramilitares en la entidad
KYRA NUÑEZ CORRESPONSAL
Ginebra, 29 de agosto. El secretario de Gobierno de Chiapas, Emilio Zebadúa, descartó que los recientes conflictos entre bases de apoyo zapatistas y paramilitares, que en poco más de una semana han dejado cuatro inconformes muertos, se deban a conflictos políticos: ''son cuestiones de la cotidianidad, resultado de accidentes, disputas por la tierra, pero no conflictos políticos''.
Además negó la existencia de grupos contrainsurgentes: "ya no hay ni operan grupos paramilitares como antes o como tales"; lo que sí hay, admitió, ''son armas ilegales, incluso en manos de ex paramilitares, pero éstos ya no existen, se han disuelto o han sido arrestados o están siendo buscados por la justicia federal''.
También rechazó que se haya aumentado la presencia de efectivos militares en el estado, como reportan los medios de información.
Zebadúa dictó la conferencia La situación de los pueblos indígenas en Chiapas, a invitación del Centro Cultural Latinoamericano Albatros, con sede en esta ciudad, ante un público que ocupó el aforo total de la sala donde se desarrolló el encuentro.
Académicos, politícos, miembros de la Comisión Civil Internacional de Observación por los Derechos Humanos, investigadores, estudiantes y simpatizantes de la causa indígena y del EZLN expresaron al funcionario chiapaneco opiniones, testimonios e impresiones que en general contrastaban con los planteamientos de Zebadúa, sobre grupos paramilitares, simpatizantes o zapatistas detenidos por su militancia, y los recientes acontecimientos en la denominada zona de conflicto.
Respecto de la operación de paramilitares, demandó que se verifique la existencia de estos grupos con mecanismos objetivos: ''en casi dos años (del actual gobierno) no ha habido hechos de violencia como los que había antes; sí hay enfrentamientos entre grupos y tienen armas, pero no son organizados ni patrocinados por el gobierno como para justificar el uso del término paramilitar''.
Acerca del cautiverio de algunos zapatistas y simpatizantes de la insurgencia, Zebadúa expresó que es difícil liberarlos cuando su mando no habla, no trasmite mensajes, no identifica o acredita a sus miembros, no da pues la lista de quiénes son zapatistas; es imposible liberar a todos los que se dicen zapatistas cuando en realidad son homicidas o han cometido otros delitos del fuero local o federal.
En relación con los recientes acontecimientos, indicó ante un escéptico auditorio que la mayoría de los roces son provocados por los insurgentes, ''que casi siempre ganan porque están mejor armados y organizados; por ejemplo han expulsado a no zapatistas de sus regiones autónomas, pero estos refugiados no tienen la misma publicidad cuando tienen un percance, como los zapatistas''.
La cobertura informativa, según Zebadúa
Zebadúa aprovechó su intervención para recomendar lineamientos a la hora de la cobertura del conflicto chiapaneco:
''La información sobre acontecimientos en Chiapas, sobre todo en Altamirano, Ocosingo, Palenque o Chilón, debe ser manejada con la mayor objetividad posible, y el gobierno estatal contribuye para esa finalidad, para que las informaciones se evalúen con su propio mérito, porque ampliar, distorsionar o sacar de contexto los hechos no es productivo.
''Hoy salió una plana entera en un diario nacional sobre el asesinato de un ranchero zapatista, que se presume fue obra de un paramilitar; la Procuraduría del estado aclaró que fue un drama intrafamiliar, como los testigos declararon a la televisión mexicana; sin embargo, un periódico mantiene su posición''.
La corresponsal luego preguntó a Zebadúa acerca del porqué de la divergencia entre la información de la prensa y la posición oficial. El funcionario respondió: ''no sé por qué lo hace La Jornada (por primera vez hizo mención a este medio por su nombre); sus motivos tendrá'', y expresó que está ''confundido por su política editorial''.
El silencio zapatista crea desconcierto
El funcionario chiapaneco indicó que aun con voluntad política el gobierno estatal no puede enfrentar solo el desafío de promover el desarrollo en medio de un conflicto armado.
Señaló que si el gobierno federal puede aguardar en esta situación hasta el final de su mandato, para el gobierno estatal es un reto cotidiano, porque es el que vive y convive con las comunidades indígenas, zapatistas y no zapatistas.
Dijo que pese a los esfuerzos de reconciliación y desarrollo de su administración, ''no hemos tenido grandes avances, pero tampoco estamos inmóviles''.
Y destacó lo que considera los logros con miras a la reconciliación en el estado: respeto al EZLN, liberación de presos zapatistas, retorno de los desplazados a sus comunidades, seguridad, apoyo a la marcha zapatista y búsqueda permanente del diálogo con la directiva insurgente.
Pero, insistió, a pesar de ello ''no hay comunicación ni mensaje de los zapatistas, no hay diálogo''.
Zebadúa se preguntó: ''Ƒlos motivos de su silencio? Son una incógnita. Ahora he registrado en Europa, como en México, que el inexplicable y prolongado silencio del EZLN crea desconcierto e incertidumbre''.
El encargado de la política interna chiapaneca admitió: ''hay una realidad compleja que no nos gusta, un deterioro en la relación con los zapatistas. En Chiapas queremos paz y reconciliación, pero para ello se necesitan las dos partes, y ahora una parte no dialoga, no habla, no dice nada. Respetamos su postura, pero dejo constancia de que esa parte ha dejado que ese impasse se extienda y sea parte del deterioro''.
Zebadúa asistió aquí para participar en la Conferencia Internacional sobre Federalismo 2002, organizada por el gobierno suizo, que se desarrolla hasta este viernes en la ciudad de San Gallen. Hizo escala en Ginebra para sostener reuniones con funcionarios del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indios y directivos del Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo, y para dictar su conferencia acerca de los indígenas chiapanecos.